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Mirco Cuello no perdonó

“Segundos afuera, ¡Ultimo round!”

El alerta dio también la voz de alarma para los rincones. En uno de ellos, el mexicano Christian Olivo: “Tienes que hacer un round perfecto. Estás ganando la pelea”, le dijeron. En el otro, Mirco Cuello: “Hay que soltarse, apretarlo, hay que noquear porque se nos va la pelea”, le ordenó Mariano Carrera.

Mirco Cuello, que aparecía como leve favorito, había comenzado mal cuando Olivo lo sorprendió con una derecha larga y cruzada que lo tuvo por el suelo en el segundo round. A partir de ahí, el mexicano supo filtrar muchas veces esa mano, ante un Cuello recuperado físicamente, peo que no lograba soltarse del todo, frente a un rival incómodo e inteligente.

Esa caída había modificado el ritmo de pelea de ambos. Y mientras Olivo iba arriba en las tarjetas, para Cuello, al comienzo del último round, llegaba la instancia del todo o nada.

Y asi sucedió…

Sonó la campana, estalló la guerra psicológica -a ver quién puede más- y la lucha contra el reloj, porque solamente quedaban tres minutos para enfrentar al triunfo o al desastre, esos dos impostores.

El T-Mobile se iba completando de gente, la voz de Alejo Rivera registraba la tensión de la pelea, la tarjeta de Cecilia Comunales registraba lo que ocurría en el ring, con dos puntos para el mexicano y este periodista apuntaba que se lo veía con la boca abierta ya al “Kiki” Olivo.

Y, flotando en el ambiente, la gran pregunta: ¿Lo iba a lograr el argentino? Para los tres jueces el mexicano estaba arriba: Max De Luca, 88-82 (demasiado), David Sutherland tenia 86-84 y Zachary Young, 87-83. Solamente un nocaut podía salvar a Cuello de una derrota en su carrera invicta de 14 peleas.

Y, finalmente, en un agónico e inolvidable final, Mirco Cuello lo logró, tras derribar dos veces a su rival con su argumento preferido: el gancho al cuerpo, mano que Olivo había logrado neutralizar bastante bien a lo largo de los diez rounds. Pero el “bastante bien” se terminó cuando Mirco, con un cazador implacable, presintió el hueco y lanzó su gancho.

Dos caídas, el referí Chris Flores que, antes de concluir la cuenta, decidió detener el combate y el triunfo para Cuello, a los 2m01s del último round. Explosión en el T-Mobile de Las Vegas.

Explosión, si, porque Mirco lo logró a su manera.

Apenas unos minutos después, entrevistado por el equipo de ESPN KNOCK OUT -Renato Bermúdez, Chava Rodríguez, Mariale Espinoza-, al borde del ring, Mirco aceptó que sabían que iba perdiendo y que quedaba un round. Y que lo aprovechó de una forma contundente. Las órdenes de Mariano Carrera y el padre de Mirco, Darío Cuello, con el profesor Matías Erbin acompañando en la esquina, le dieron la fuerza suficiente.

De esta forma, Cuello queda con una marca de 15 peleas, todas ganadas, con 12 por nocaut. El mexicano Olivo, de gran labor, suma ahora 22 triunfos (9 nocauts), 2 derrotas y una sin decisión.

La pelea fue eliminatoria para la WBA en peso pluma, en donde reina Nick Ball. O sea, un triunfo más que valioso para el boxeador de Arroyo Seco, Santa Fe.

La noche continuó con grandes peleas, en las que Stephen Fulton venció por puntos a Brandon Figueroa, en donde Isaac “Pitbull” Cruz derrotó por decisión a Angel Fierro en un encuentro de extraordinarios intercambios, una verdadera guerra entre dos mexicanos.

Y, en la de fondo, el esperado duelo entre David Benavidez y David Morrell terminó con la victoria, justa y muy trabajada, de Benavídez, hombre que trabaja con Sampson Lewkowicz, promotor también de Mirco Cuello.

En una noche de gala, transmitida íntegramente por ESPN KNOCK OUT, brilló con luz propia este santafecino que la pasó mal, que logró recuperarse y que, aunque le costó meterse en el foco del combate, no perdonó cuando tuvo la ocasión. Como lo hacen los grandes. Para seguir soñando.