Saúl “Canelo” Álvarez cumplió con las expectativas y venció a Liam Smith para arrebatarle el cinturón súper welter de la OMB.
La victoria fue más fácil de lo esperada, el tapatío fue demasiado fuerte para el británico y ganó con contundencia. Fue una noche de fiesta mexicana, que “Canelo” cerró de manera inoportuna. Afirmando lo que no es y prometiendo lo que no se sabe si cumplirá.
Pero vayamos por partes. La victoria sobre Smith mostró dos facetas diferentes a las esperadas. El mexicano hizo un buen trabajo táctico, se mostró sólido en su golpeo y trabajó de manera insistente en la zona hepática de Smith, lo que a la postre le facilitó la victoria por KO.
“Canelo” se permitió, incluso, esperar al rival contra las cuerdas, facilitarle su golpeo y mostrar su reconocida asimilación a los golpes de poder. Fue muy eficiente en la esquiva, caminó con acierto el ring y supo cuando golpear y como a un rival de inferior calidad, pero que llegó a la pelea invicto, sin nunca haber caído a la lona y como monarca de las 154 libras.
De Smith esperábamos mucho más de lo mostrado. En primer lugar no tuvo poder en la pegada. Pudo conmover a “Canelo”, pero no lo hizo. La razón puede estar en la asimilación del mexicano o simplemente porque como ha sucedido en las ultimas peleas de Álvarez.
A la hora de la pelea, nuevamente se enfrentaron un súper mediano (Canelo) y un mediano junior (Smith). “Canelo” no se pesó antes de subir al ring y se desconoce su tonelaje, pero a la vista del público se veía más fuerte que su rival. El propio Smith lo reconoció al final, “Canelo estaba demasiado fuerte”.
La pelea transcurrió dentro de lo vaticinado. Smith avanzando, sin arriesgar y buscando colocar golpes seguros. Canelo esperando y contragolpeando o soltando ganchos al cuerpo o por el centro de la guardia. Ambos utilizaron el jab, aunque fue el mexicano quien mejor aplicó castigo con esa herramienta.
La poca acción ofensiva de Smith, que se mostró nervioso en su primera salida de Gran Bretaña, le facilitó las cosas al mexicano que pudo lucirse ante su fanaticada. “Canelo” varió su golpeo con combinaciones de dos y tres golpes, al tiempo de ir minando al rival con el castigo a la zona media.
En el séptimo asalto una doble derecha sobre la oreja, mandó a la lona a Smith por primera vez en su carrera, mientras que los impactos a la zona media en el octavo y noveno round pusieron punto final a la batalla.
Con un rival de desempeño tan limitado, es difícil evaluar el crecimiento del mexicano. La pelea por momentos fue una suerte de sparreo de “Canelo” ante un oponente que jamás logró conmoverlo, un rival que le tuvo demasiado respeto a su pegada, que se vio atribulado ante la multitud que alentó a su rival y que llegó a la cita como “carne de cañón” ante un oponente claramente superior.
Basados en sus peleas anteriores, esperábamos una actuación más sólida de Smith, pero nada de ello ocurrió. La falta de rivales de renombre, la falta de peleas fuera de su país y sus escasos recursos unidos a la falta de pegada, ratificaron que siempre habrá factores inamovibles a la hora de condicionar una actuación boxística.
Hay campeones y campeones. Smith usufructuaba una condición demasiado grande para sus condiciones. Por ello le ocurrió lo que le ocurrió.
Saúl “Canelo” Álvarez ganó de manera sólida y cumplió con lo esperado. Merece el crédito más allá de lo limitado de su rival. Sin embargo, lo que pudo ser el inicio de su reconciliación con la fanaticada más exigente, nuevamente se perdió en la insensatez de sus declaraciones al final de la pelea.
Lo bueno que mostró en el cuadrilátero, lo perdió al hablar con HBO luego de la batalla. Preguntado Canelo sobre la reclamada pelea contra Gennady Golovkin, repitió una vez más “que no le tenía miedo” y en un acto de inexplicable soberbia, afirmó que “aunque no les guste a muchos, él es el mejor boxeador del momento”. Y basados en esa parte del show fue que destacamos al comienzo que “afirmó lo que no es y prometió lo que no se sabe si cumplirá”.
Álvarez está muy lejos de ser el mejor boxeador del momento. Ni siquiera es posible incluirlo entre los diez mejores. No es posible permitirle el privilegio de liderar un ranking a quien evita enfrentar a los mejores, a quien no habla de enfrentar a los mejores, a quien enfrenta a los peores y a quien invita a pelear a quien (GGG) lastimosamente evitó enfrentar de la manera más deshonrosa: renunciando a su cinturón.
Golovkin es la piedra en el zapato de Canelo y ese karma lo seguirá como una sombra tal como sucedió en la noche de Dallas, cuando no pudo ocultar su fastidio ante la insistencia de Max Kellerman sobre esa pelea contra el kazajo. No hay dudas de que mientras el mexicano huya de esa batalla y en la lista de sus posibles rivales se mantenga a púgiles de segunda línea como Gabriel Rosado o Willie Monroe, Canelo Alvarez seguirá lejos de la elite pese a su éxito comercial y pese a su gran victoria ante un oponente tan limitado como Liam Smith.