A lo largo de las décadas, el descriptivo “escuela mexicana” en el boxeo se ha convertido en sinónimo de explosividad en el ring – un motivo de orgullo para el peleador al que se le adscribe, ya que suele atacar sin piedad ni miedo a ser golpeado.
Este sábado, cuando Canelo Álvarez busque unificar los títulos de peso supermediano ante Billy Joe Saunders en Arlington, Texas, el oriundo de Guadalajara lo hará con una fórmula que le ha ayudado a escalar a la cima de los rankings libra por libra y codearse con los históricos campeones mexicanos: su particular versión de la escuela mexicana, una quizás más defensiva y conservadora, pero que lo ha mantenido vigorizado y exitoso tras 16 años de carrera.
Después de su única derrota como profesional ante Floyd Mayweather Jr. en septiembre del 2013, el porcentaje de nocauts de Canelo ha bajado a menos de la mitad, o seis en 13 victorias. De todas formas, con la posible excepción de las peleas ante Gennady Golovkin, es difícil argumentar que Canelo se ha visto en aprietos en ese lapso.
“Para mí, no es el estilo mexicano ir y recibir golpes, y dar y que te tumben y levantarte. Yo creo que ese no es”, dijo Canelo en entrevista con ESPN en abril. “El boxeador mexicano también sabe moverse, pegar y que no le peguen, ese es el boxeo en sí”.
Aunque el estilo mexicano ha evolucionado al grado de incluir boxeadores de diferentes categorías y nacionalidades, los términos comunes para describir a sus exponente siguen siendo los mismos: corazón, valor y resistencia. Estas palabras ayudan a entender qué es exactamente el estilo mexicano, y para definir si alguien como Álvarez lo evoca.
Al menos una cosa es incuestionable: gracias a su éxito y popularidad en la última década, Álvarez (55-1-2, 37 nocauts) se ha posicionado como la máxima estrella del boxeo actual. Sus dos peleas ante Golovkin generaron un total de 2.4 millones de compras en pay-per-view, y la segunda pelea generó al menos $94 millones en ventas televisivas en los Estados Unidos.
Curiosamente, la pugna sobre cómo definir la escuela mexicana de boxeo dio un giro precisamente en esas dos peleas entre Canelo y el campeón kazajo. El entrenador Abel Sánchez dirigió a Golovkin a emular el estilo agresivo de peleadores mexicanos como Julio César Chávez. Sanchez argumentó en ese entonces que Golovkin, no Canelo, era el ejemplo moderno de la escuela. En su apogeo, Chávez, quien es reconocido como la leyenda más grande del boxeo mexicano, apabullaba a sus rivales con combinaciones rápidas al cuerpo, y muchas veces recibía su buena cuota de golpes de contraataque.
En 2018, un año después de que su primera pelea terminara en empate, Álvarez venció a Golovkin con una controvertida decisión en la revancha. Golovkin consiguió que Canelo peleara de forma menos defensiva aquella noche (el duelo fue elegido como Pelea del Año de acuerdo a la revista The Ring), pero fue Álvarez quien salió mejor librado aquella noche. Hoy en día, es la estrella más brillante del boxeo.
“Fijate, el estilo mexicano es el contragolpeador, el que hace sus combinaciones siempre rematando con sus ganchos”, dijo Eddy Reynoso, el entrenador de Canelo, en entrevista con ESPN. “Es el peleador técnico. Creo que la escuela mexicana es de las más completas porque se basa en su técnica para defender y su técnica para atacar”.
“Esos que dicen que la escuela mexicana es de choques, de ir hacia adelante, eso no es la escuela mexicana. Esa es la raza mexicana, que siempre muere en la raya”.
Lecciones aprendidas
Al analizar a su pupilo, Reynoso describe a Canelo como un peleador de clase mundial, un buen contragolpeador que es inteligente en el ring. Un peleador que usa su jab para establecerse, que sabe esquivar golpes y usar las cuerdas. Sabe cuándo avanzar y cuándo retroceder.
Todas estas características, dijo Reynoso, vienen de años de práctica y evolución. Canelo ha aprendido de los mejores campeones mexicanos, estudiando videos de peleadores como José Medel, Gilberto Roman, José “Mantequilla” Nápoles, y el mismísimo Chávez.
“Como mexicanos, siempre vamos a tener tela de dónde cortar porque tenemos una historia de más de 150 campeones que podemos estudiar, y cada uno tiene sus cualidades”, dijo Reynoso. “Hay boxeadores como Saúl que aprenden rápido, y los resultados lo muestran. Por eso es muy completo”.
Aun así, el aprendizaje fue largo. Al inicio de su carrera, las peleas de calibre ofensivo eran la costumbre al ver a Canelo. Álvarez llego a su pelea contra Mayweather con 30 nocauts en 43 peleas. Todo lo contrario de su rival, quien acumulaba cinco nocauts en la última década.
Aquella noche, Canelo fungió como el agresor, pero Mayweather le impidió una y otra vez el contacto. El estadounidense dominó a Canelo, en ese entonces un peleador joven de 23 años, golpeándolo 115 veces más, pese a soltar 21 intentos menos que el mexicano.
Los jueces otorgaron a Mayweather una decisión favorable, y los números oficiales mostraron al final que Canelo había conectado en apenas el 22% de sus intentos.
La derrota fue, sin duda, un punto de inflexión en la carrera de Álvarez. Desde entonces, en todos menos uno de sus 13 combates (Erislandy Lara) Canelo ha superado ampliamente a sus oponentes en porcentaje de golpes conectados, según las estadísticas recopiladas por el grupo de Stats and Info de ESPN.
“He madurado mucho desde ese momento”, dijo Canelo en Hotboxin’, el podcast del excampeón de peso completo, Mike Tyson. “Necesitaba más experiencia, más madurez. No veo esa pelea como una derrota, sino como una lección. Aprendí mucho de esa pelea”.
Previo a esa lección, al decir de Canelo, se puede argumentar que el estilo mexicano de Alvarez era idéntico al de muchos otros exponentes, una identidad que se puede definir con una sola palabra, común en el léxico mexicano para denotar coraje y valentía.
“Huevos”, dijo Roberto Andrade Franco, un escritor que ha cubierto el boxeo mexicano para varias publicaciones. “Es el corazón del campeón, el que se levanta en sentido figurado y literal cuando las cosas se ponen difíciles”.
El auge de Chávez en la década de los ochenta es el mejor ejemplo de eso, y logró que el sinaloense se ganara adeptos más allá de la frontera mexicana. Su tendencia era conseguir nocauts emocionantes y dominar a la crema y nata del boxeo mundial con una combinación de golpes al cuerpo y a la cabeza. Chávez puntualizó su estilo como el representativo de su país, y al hacerlo parecía combinar todos los elementos separados de sus antecedentes.
Tácticamente hablando, el estilo mexicano de boxeo quizás se puede describir como una mezcla del estilo agresivo que muestra un boxeador de enjambre (tal y como lo era Chávez), y la velocidad, técnica y poder que requiere un boxeador de estilo mixto.
“Yo creo que hay muchos estilos en el boxeo mexicano”, dijo Canelo. “No necesariamente de ir a golpear y que te golpeen. Que te tumben y te levantes”.
La descripción que ofrece Reynoso sobre el estilo mexicano de boxeo, ese de contragolpear, combinar golpes y tirar ganchos, evoca a un peleador que puede conseguir resultados explosivos, pero también a uno que es quirúrgico y disciplinado, el que desmantela a sus oponentes de forma metódica y a la vez, evita el peligro.
“Cada rival es diferente”, dijo Andy Ruiz, el excampeón de peso completo que también es entrenado por Reynoso, en entrevista para ESPN previo a su victoria ante Chris Arreola el pasado sábado. “Cada rival tienes que pelearlo diferente, a veces tienes que cambiar lo que tú tienes [de estilo] y perfeccionar tus habilidades”.
Preocupaciones de durabilidad
Sí, la escuela mexicana de boxeo es entretenida y efectiva, pero su durabilidad a largo plazo es cuestionable, más que nada por el castigo físico que se llevan sus practicantes. Chávez es el máximo ejemplo tanto de las bondades de este estilo, al igual que de sus consecuencias negativas.
A sus 31 años, Álvarez sigue en gran momento pese a haber disputado casi 60 peleas en una década y media de carrera profesional. Chávez sufrió de su primer escollo a la misma edad, cuando empató contra Pernell Whittaker en 1993. Apenas cuatro meses después, Chávez perdió su invicto ante Frankie Randall y se veía bastante más lento. Previo a la pelea, se había quejado de dolores en sus brazos y sus rodillas, consecuencia de las guerras libradas ante peleadores como Meldrick Taylor y Edwin Rosario – peleas que Andrade Franco considera elementales para entender al estilo mexicano.
Cuando enfrentó a Oscar De La Hoya en 1996, Chávez admitió que aquella pelea ante el peleador de ascendencia mexicana fue motivada por el dinero. De La Hoya, quien tras su retiro se convirtió en el promotor de Canelo en Golden Boy, venció a Chávez en el cuarto round cuando el médico detuvo la pelea por una cortada. De La Hoya había golpeado a Chávez 94 veces, mientras que “El César” había intentado apenas 85 golpes en toda la pelea.
La carrera de Chávez se extendió casi por otra década tras su primera pelea ante De La Hoya, y perdió cuatro veces más para terminar con una marca de 107 victorias, seis derrotas y dos empates. Aquel final sin decoro fue como un uppercut al legado del gran campeón mexicano, y este también admitió anos después que sufría de otra lucha: contra las drogas y el alcohol durante su carrera.
“Canelo es inteligente”, dijo Andrade Franco. “Podría pelear otros 10 años con su estilo. El auge, el mejor momento de un peleador de estilo mexicano no suele ser tan largo”.
Para los gustos los colores
Aun con los cambios impuesto al calendario boxístico luego de la pandemia provocada por COVID-19, los fines de semana más importantes del año continúan siendo aquellas más cercanas al 5 de mayo y el 16 de septiembre – que conmemoran la victoria del ejército mexicano sobre el francés en la Batalla de Puebla, y la Independencia de Mexico, respectivamente.
No es coincidencia entonces que los eventos más grandes del boxeo ocurren en fechas importantes para los fans mexicanos, gracias a la gran influencia de este país sobre ese deporte.
Dicho eso, usar la frase “estilo mexicano de boxeo” para referirse a un boxeador evoca imágenes de entretenimiento, emoción, agresividad y la anticipación de quizás ser testigo de una guerra épica en el ring.
Álvarez, por su parte, sabe que hay muchos que no están de acuerdo con su visión de la escuela mexicana de boxeo, y que continuaran definiéndolo con una idea más ad hoc de las películas de Rocky: un guerrero que no para de golpear, y que también aguanta todos los golpes en su contra.
“De todas maneras se me critica”, dijo Canelo. “Pero yo represento a México”.