LOS ÁNGELES -- Año calamitoso para Cristiano Ronaldo. Año de segregación. Enclaustrado en la banca del Manchester United, y relegado a la chusma, a la fosa común de los intrascendentes, en el listado del Balón de Oro.
La llegada de Erik ten Hag a los Red Devils significó el infierno para el portugués. Enemigo de la dependencia de un solo hombre, y fiel a la escuela holandesa del colectivo, el entrenador ha determinado que su equipo no debe, no puede y no quiere jugar al servicio exclusivamente de CR7.