Repentinamente, los Bills retoman ese papel del equipo que nadie quiere enfrentar en un enero de NFL
Seguro, está la derrota ante los New York Jets en el arranque de la temporada, o ante los New England Patriots de finales de octubre.
¡Terrible!
También, el descalabro ante los Jacksonville Jaguars en Londres, o el tropiezo ante los Denver Broncos de mediados de noviembre que siguió a una derrota ante los Cincinnati Bengals.
Esos rivales se combinaban para una foja de 10-15 antes de cada uno de esos partidos frente a los Bills, que poco lucían como el contendiente de playoffs que, una vez más, pronosticaron muchos para Buffalo al arranque de la temporada regular.
Pero, luego de su victoria más imponente de la temporada al momento, una vapuleada de 31-10 sobre los Dallas Cowboys en casa, con los Bills amasando 266 yardas terrestres --incluyendo -2 del quarterback suplente Kyle Allen, y solamente 24 de Josh Allen, el quarterback titular de quien, tantas veces, dependió la mayor parte del peso del ataque por tierra de Buffalo--, que levante la mano el que quiera visitar Orchard Park en esta época del año...
¿Nadie? Eso pensaba.
Los Buffalo Bills despidieron a Ken Dorsey como su coordinador ofensivo inmediatamente después de la derrota ante los Broncos, apuntando a Joe Brady en el puesto con etiqueta de interino, y repentinamente, Buffalo anda mejor que nunca, ganando tres de cuatro partidos disputados en ese lapso, con una caída por solo 3 puntos en tiempo extra ante el entonces mejor equipo de toda la NFL, Philadelphia Eagles, como su único punto no tan alto en el último mes.
A partir de ese movimiento en el personal de la banca, algo cambió notoriamente en Buffalo. Para empezar, el corredor James Cook recuperó la titularidad en el backfield y ofreció, este domingo, su mejor actuación como profesional, corriendo el ovoide 25 veces para 179 yardas y un touchdown, y atrapando dos pases para 50 yardas con otro touchdown. Hasta el momento, en la campaña, Cook registraba 17 acarreos como su mayor total, en dos ocasiones, y su mejor cifra en yardas fueron las 123, sin touchdown, de la Semana 2. Ahora, además de lo que logró por tierra, marcó su tercer touchdown en recepción de las cuatro últimas semanas.
¿Qué otra cosa cambió? Bueno, Allen ni siquiera completó la centena de yardas por aire hoy, después de tirar para 233 hace una semana. En ambos juegos, lanzó solamente un pase de touchdown. El lastre ofensivo ya no pesa, exclusivamente, sobre los hombros del quarterback de los Bills, a quien le pesó por momentos de la temporada en curso.
Por si fuera poco, el de esta tarde fue apenas el tercer juego en toda la temporada regular sin que Allen lanzara intercepción, una ayuda palpable para los esfuerzos de una defensiva que, hoy, jugó un papel complementario notable, limitando a los Cowboys a 14 primeros intentos, 134 yardas por aire y solo 89 yardas por tierra. A eso hay que sumarle tres capturas y una intercepción.
Lo de Stefon Diggs también es de apuntarse. Esta tarde, fue buscado en solamente cinco pases, pero con ello lideró a los Bills. Y, en los dos juegos pasados, fue buscado, en cada uno, 11 veces por aire. Involucrar más al mejor objetivo del juego aéreo ha permitido a Buffalo olvidarse de los arranques de Diggs en las laterales, particularmente, en contra de Allen.
Obviamente, el buen momento que pasa Buffalo es solo una mitad de la ecuación. Hay que ver el resto de la AFC para darnos una idea de hasta dónde pueden llegan los Bills.
Para empezar, en el Sur, los Jags cayeron a marca de 8-6 tras hilar su tercera derrota consecutiva, y cuarta de sus últimos seis encuentros. Claramente, Jacksonville ha perdido intensidad recientemente.
En el Norte, los Baltimore Ravens mandan luego de superar con claridad a los Jaguars a domicilio. En 11-3, son lo mejor que ofrece toda la conferencia, pero la salud de su plantilla empieza deteriorarse como ha sucedido en años pasados. Eso sí, esta noche se convirtieron en el primer equipo en recibir invitación oficial a la postemporada en la Americana.
El Oeste sigue siendo de los Kansas City Chiefs en 9-5, por ahora, pero es el mismo equipo que fue derrotado por estos mismos Bills hace una semana, en el alguna vez temido Arrowhead Stadium.
Y, en el Este, los Miami Dolphins mantienen la punta con registro de 10-4. Pero, todavía son considerados por un grupo de observadores como equipo sin el estilo físico que caracteriza a otros contendientes, y se pone en duda su resistencia para salir a ganar en playoffs si se ven obligados a salir del benévolo clima del sur de Florida en enero. Por ejemplo, a Orchard Park.
Buffalo está, ahora, a dos juegos de los Dolphins, con un compromiso pendiente para la Semana 18, el cierre de la campaña regular, y con los Bills ostentando la ventaja de la victoria en su primer duelo, de manera aplastante, además. Antes de su viaje a Miami, los Bills deben dirigirse a la costa oeste para medirse ante unos Los Angeles Chargers sin quarterback titular y recién cesado el head coach, y un encuentro en casa ante los Patriots, que cargan una marca de 3-11, y que se la deben a los pupilos de Sean McDermott.
Miami, en cambio, recibe a los Cowboys la próxima semana, y después debe viajar a casa de los Ravens, en el próximo par de jornadas.
La diferencia en la dificultad de calendarios es enorme, por más que los Dolphins estén, por ahora, adelante.
Si --y no estamos asegurando que suceda--, los Bills le roban la punta del Este de la Americana a Miami, ¡cuidado! De nuevo: hay pocas sedes menos atractivas para ir a visitar en una Ronda de Comodines que Orchard Park.
Y, ¿si los Bills se mantienen como equipo comodín? Actualmente, Buffalo está situado como noveno en la siembra de la AFC, empatado con registro de 8-6 con los Houston Texans, Indianapolis Colts, Jaguars y Bengals. Algo de ayuda llegará, tomando en cuenta que, de los equipos que están colocados arriba o a la par de Buffalo, hay tres clubes del Norte y tres del Sur, que seguramente se canibalizarán entre ellos en las fechas finales.
Para los Bills, no obstante, no hay más que ganar los tres juegos que faltan. Si Buffalo cumple su tarea, y Miami pierde uno de los otros dos juegos pendientes, eso se traducirá en el cuarto título divisional en fila para la organización. La mira está en los Dolphins, pero una visita a un campeón de la AFC Sur, no se antoja, en este instante, terriblemente difícil, para quienes clasifiquen como comodines, aunque allí los Bills deberán alcanzar a los Cleveland Browns para hacerse con la mejor posición en la siembra entre los no campeones divisionales.
En todo caso, la campaña de Buffalo había sido decepcionante, hasta ahora. Los Bills se han encendido en el momento correcto, y su senda hacia la postemporada es notoriamente accesible.
Los partidos hay que jugarlos, todavía, y sobre el papel no se ganan, pero después de vencer al equipo más encendido de la Conferencia Nacional con una facilidad pasmosa, los Bills deben ser considerados el equipo más peligroso de la Conferencia Americana. Buffalo le está poniendo salsa picante a una carrera que, hace muy poco tiempo, parecía decidida... sin ellos.