La vida y el deporte siempre parecen dar revancha y Shanahan tiene la suya el domingo. Una cita con más en juego que el trofeo Vince Lombardi. Una cita con la posibilidad de redención.
LAS VEGAS -- La redención está al alcance de la mano del entrenador en jefe de los San Francisco 49ers, Kyle Shanahan.
Por un lado, nadie duda de que Shanahan es uno de los mejores entrenadores de la NFL, y su árbol genealógico de asistentes promovidos alrededor de la liga habla por sí solo.
Su estilo parece ser la mezcla perfecta entre creatividad ofensiva con movimientos pre-snap por doquier y la vieja escuela, siendo físicos apoyándose en el ataque terrestre.
No obstante, si bien sus aptitudes son unánimemente elogiadas, él es el primero en admitir que tiene una cuenta pendiente.
“Sólo hay un equipo que está contento a fin de año”, declaró Shanahan. “Estamos ansiosos y confiados en poder superar ese último escollo este año”.
Para aquellos que no lo recuerdan, Shanahan fue el coordinador ofensivo de los Atlanta Falcons, cuando desperdiciaron una ventaja de 28-3 ante los New England Patriots en el Super Bowl LI.
Shanahan ya era el entrenador en jefe de los 49ers cuando desperdiciaron una ventaja de 10 puntos en el último cuarto ante los Kansas City Chiefs en 2020.
Claro está que Shanahan está lejos de ser la única razón por la cual esos equipos no pudieron cerrar partidos que parecían tener dominados, pero hoy es un denominador común y, ciertamente, tuvo algo de responsabilidad.
Es por eso que sea justo o no, así como en su momento Andy Reid fue catalogado como aquel entrenador en jefe que no sabía manejar el reloj y se asumía que Pete Carroll no podía tener éxito en la NFL después de ser campeón universitario, ahora es esta etiqueta de no poder ganar el juego importante la que se asocia con Kyle Shanahan.
Después de aquella derrota en el Super Bowl ante los Chiefs, Kyle Shanahan se encerró en el vestuario del Hard Rock Stadium, junto a su padre Mike y al gerente general de los 49ers, John Lynch.
“Estábamos muy dolidos en ese entonces”, contó Shanahan. “Pero hoy estoy orgulloso de tener otra oportunidad y, en parte, se debe a que nunca dejamos de creer”.
El año pasado, los 49ers parecían ser los amplios favoritos para representar a la NFC, aunque su mariscal Brock Purdy se lesionó en el Campeonato de Conferencia.
Ese favoritismo volvió a repetirse esta temporada, pero después de una gran campaña regular, el camino en playoffs fue más empedrado, teniendo que sufrir tanto ante los Packers como ante los Lions.
De hecho, ante Detroit revirtieron un déficit de 17 puntos.
San Francisco es un equipo que habitualmente pisa a los rivales cuando está arriba en el marcador, aunque a la vez sufre cuando está perdiendo.
De hecho, Shanahan tenía un récord de 0-38 cuando sus equipos estaban perdiendo por siete puntos o más en el último cuarto, hasta que rompieron esa mala racha con el triunfo ante los Packers en la Ronda Divisional.
“Siempre pienso que cuando pasas por momentos duros, te prepara para cualquier situación”, explicó Shanahan. “El camino no ha sido tan lineal este año, pero ganar este tipo de partidos nos fortalece aún más”.
Los 49ers de Shanahan han llegado a tres Campeonatos de Conferencia consecutivos y a su segundo Super Bowl en los últimos cinco años.
Sin embargo, en caso de no ganar el domingo, la mochila que carga Shanahan en su espalda se volverá aún más pesada.
“Vamos a estar decepcionados si no terminamos el trabajo”, concluyó Shanahan. “He tenido muchos equipos talentosos, pero ninguno con este carácter”.
La vida y el deporte siempre parecen dar revancha y Shanahan tiene la suya el domingo. Una cita con más en juego que el trofeo Vince Lombardi.
Una cita con la posibilidad de redención.