MIAMI -- Decir que los Miami Dolphins tuvieron un comienzo de semana atípico sería quedarme corto.
El huracán Irma azotó el sur de la Florida y forzó a los Dolphins a ir a Los Ángeles, donde estuvieron preparándose en las instalaciones de los Cowboys de cara a su retrasado debut en la temporada ante los Chargers.
Ya de por sí no estaban contentos por la interferencia de la madre naturaleza que resultó en que los Dolphins jugarán en 16 semanas consecutivas, con viaje a Londres incluido.
Pero, la ecuación se puso todavía más loca el sábado por la noche. Una de las flamantes adquisiciones de Miami, el linebacker Lawrence Timmons, se ausentó sin aviso durante varias horas. Después de rastrearlo intensamente, finalmente lo encontraron, pero no estuvo con el plantel el domingo y obviamente no jugó.
Eso significó que los Dolphins tuvieran apenas cuatro linebackers activos y que el novato no elegido en el Draft proveniente de Southern Illinois hizo su debut en la NFL como titular.
Se esperaba que la defensiva de Miami fuese un problema y lo fue, pero la ofensiva de los Dolphins, con Jay Cutler detrás de centro, también brilló por su ausencia en la primera mitad.
Llamó la atención el grado de llamadas conservadoras que propuso Adam Gase, quien luego admitió que “no estuvo a la altura en la primera mitad”. Se sabe que Cutler es un pasador con tendencia a cometer errores, pero también se sabía que tiene un gran brazo y se esperaba que la ofensiva fuese más agresiva.
No obstante, una vez más se vieron puros pases cortos a Jarvis Landry y mayor énfasis en el ataque terrestre en esos primeros dos cuartos. Jay Ajayi tuvo otra gran jornada en la oficina, se aprovechó de la endeble defensiva contra la carrera de los Chargers y totalizó 122 yardas en 28 acarreos, probando que está entre la crema y nata de la liga en su posición.
Con la espalda contra la pared, abajo 10-3 al medio tiempo, Miami cambió el enfoque y fue mucho más agresivo en el complemento. Cutler lanzó pases más verticales y se aprovechó del espécimen físico que es DeVante Parker, quien está tocando la puerta del estrellato en la NFL ahora que se ha decidido a cuidar su cuerpo y a prepararse como un profesional.
Y la mejor noticia para los fanáticos de los Dolphins es que Cutler se mostró efectivo y logró editarse y evitar los errores que lo han caracterizado a lo largo de su carrera. Sin embargo, pese a estas buenas señales, el juego igual estuvo a pedir de boca para los Chargers.
Si bien bien la defensiva de los Dolphins mostró mejorías ante el ataque terrestre luego de ser clasificados en el lugar 30 en la NFL el año pasado por esa vía (limitaron a 44 yardas por carrera a San Diego), la realidad es que Philip Rivers notó que el centro de la defensiva de Miami era una invitación.
Por eso, Rivers ahondó en rutas cruzadas y explotó una unidad que fue y seguirá siendo deficiente, al menos hasta que regresen Timmons y T.J. McDonald, este último suspendido hasta la Semana 9.
Los Chargers movieron las cadenas a placer en la última serie en el minuto final y le dieron la posibilidad a su pateador novato Younghoe Koo de ganar el partido desde 44 yardas. Al igual que la semana pasada al final del encuentro ante Denver, Koo falló y probablemente se quedó ya sin trabajo y los Dolphins se escaparon con el triunfo.
Otra de las adquisiciones de Miami de último momento, el pateador Cody Parkey, tuvo un debut soñado (4 de 4) que incluyó un gol de campo de 54 yardas para poner a su equipo al frente.
Gase sabe que sus Dolphins no jugaron bien y admitió que Parkey “los salvó”, pero las victorias no tienen matices, son absolutas. Los Dolphins tienen mucho por mejorar, específicamente esa defensiva y su entrenador en jefe sigue averigüando más detalles acerca del misterio de Timmons antes de hablar al respecto.
Cuando se suban al avión para volver a casa después de más de una semana fuera, los Dolphins lo harán con una sonrisa en el rostro, porque, pese a que muchas cosas no salieron como él esperaba, bajo la tutela de Gase, Miami se está acostumbrando a ganar partidos cerrados.