“Deja que tus planes sean tan oscuros e impenetrables como la noche y cuando te mievas, cae como un relámpago”.
-- Sun Tzu, “El Arte de la Guerra”
FOXBOROUGH, Mass. -- Bill Belichick estaba de buen humor cuando subió al podio en una de sus conferencias de prensa en días pasados. No. En serio. Estaba de buen humor, platicador, autocrítico y revelador (sobre estrategia de futbol americano, claro). Sonrió –bueno, un par de veces—y se comportaba como un hombre en la cima de su profesión, lo cual es.
Pero, entonces...
¿Nos puedes dar una actualización sobre Rob Gronkowski?
En una nanosegundo, el sol desapareció y nubes amenazantemente oscuras coparon el cielo, convirtiendo la sala de prensa de los New England Patriots en una escena de Harry Potter. De repente, era Voldemort quien estaba en el podio, con una mirada de esas que matan al hombre que preguntó sobre la salud del ala cerrada, a quien retó a hacer otra pregunta al respecto.
“Cumpliremos con el reporte de lesiones de la NFL. Cuando se necesite, lo publicaremos”, dijo Belichick, quien le quitó la energía a la sala de prensa con cada palabra que mencionó.
En ese momento, su viejo apodo, el cual se le dio cuando era un joven coach con los New York Giants, pareció apropiado.
“Doom”.
Belichick, cuya librería personal incluye una copia de “El Arte de la Guerra”, ocasionalmente recitará una frase del antiguo tratado militar chino. Cuando se trata de lesiones, Sun Belichick (o Bill Tzu) prefiere mantener sus planes en la oscuridad. Cuando encara a la prensa, se convierte en algo tan impenetrable como la noche.
Es frustrante para los reporteros, pero entretenido para otros involucrados en los medios y el futbol americano.
“Es hilarante”, afirma Rex Ryan, ex rival de Belichick en la AFC Este, sobre las conferencias de prensa en las que Belichick no da información. “Lo ha hecho así por años. Es tan cómico. ¿Qué van a hacer, multarlo? Eso no va a pasar.
“Si otros coaches fueran igual de vagos, probablemente los multarían, pero no a él”, agregó.
Los Patriots de Belichick nunca han sido sancionados por la liga por dar un reporte de lesiones erróneo y, por regla, los coaches no tienen obligación de hablar sobre lesiones, pero muchos profundizan a distintos niveles sobre lo que aparece en ese reporte.
Como Belichick habla con los medios a las 9 a.m., antes de la práctica y antes de la publicación del reporte de lesionados a las 4 p.m., no puede comentar en lo que no ha sucedido aún, por ejemplo, qué jugadores entrenaron y cuáles no.
Y uno se pregunta por qué es reconocido como un genio.
¿Qué tal una cortesía para los reporteros? Lo siento. El ministerio de información de los Patriots no regala nada. Belichick también se rehusa a responder preguntas básicas. Cuando un reportero le cuestionó la semana pasada si se tomaría la decisión de que Tom Brady –el de la famosa mano lesionada—jugaría minutos antrs del juego, Belichick hizo una pausa. Por un momento, parecía que diría algo.
Pero no hubi suerte.
“Hoy es viernes”, dijo entre dientes.
Ese fue Bill siendo Bill. El hombre es el coach más exitoso en la historia de la NFL, así que es difícil criticar sus métodos, pero eso no significa que no sea desesperante.
“Yo miro las expresiones faciales y el lenguaje corporal de Bill y puedes saber qué piensa. ¿Por qué estos tipos (reporteros) desperdician mi tiempo?’”, señala Damien Woody, quien jugó para Belichick en sus dos primeros equipos campeones del Super Bowl en 2001 y 2003.
“A todos los mira con ojos de piedra. He visto esa película una y otra vez y es hilarante”, agrega.
Belichick es como un guardia del Palacio de Buckingham cuando se trata de proteger información: imperturbable e inflexible. Exige lo mismo de sus jugadores. El objetivo, claro, es mantener al rival en la oscuridad, no sea que se le dé alguna ventaja. Hay quienes creen que también lo hace para proteger a sus jugadores de más lesiones.
Cual sea la motivación, el mensaje es claro: No se habla con os medios sobre lesiones.
“No recuerdo a Bill llevando a algún jugador a su oficina para decirle, ‘Mira lo que dijiste en el (diario) Boston Herald’ y luego multando al jugador y hacerle dar 10 vueltas”, señala Matt Chatham, miembro de los tres primeros equipos de los Patriots campeones.
“Uno realmente no quiere hacerlo enojar”, añade.
Cuando Brady fue entrevistado en la ceremonia de premiación del Trofeo Lamar Hunt tras ganar el Juego de Campeonato de la AFC, fue cuestionado por Jim Nantz de CBS sobre su mano lesionada. Con el mundo atento, uno de los mejores quarterbacks en la historia reconoció: “Al coach Belichick no le gusta que hablemos mucho de lesiones, pero sólo para ustedes, sufrí un muy buen corte” (Esto lo dijo un jugador que alguna vez pasó cinco años en el reporte de lesionados por una dolencia en el “hombro”, pero sin perder un solo juego por ello).
Más tarde, en su conferencia de prensa posterior al Juego de Campeonato, Belichick se burló de la percepción sobre lo serio de la lesión de Brady al señalar: “No vamos a hablar de cirugía a corazón abierto aquí”.
Si se tratara de una cirugía a corazón abierto, Belichick le diría a los reporteros que esperaran el reporte de lesionados.
“Eso es algo muy viejo, de los días de Bill Parcells”, dijo Ryan sobre los secretos de Belichick, que otros califican como métodos de engaño.
Bill Parcells y su staff de coacheo, incluido Belichick, parecen tener la misma actitud sobre las lesiones. El ex coach de los New York Jets, Eric Mangini, alguna vez le dijo a la prensa que el safety Erik Coleman no participó en el campamento de entrenamiento por una “enfermedad”.
De hecho, se trató de la apéndice y estaba en el hospital por la cirugía. En 2008, Mangini fue multado por la NFL por no revelar una lesión en el hombro del quarterback Brett Favre.
Otro ex entrenador en jefe de los Jets, Al Groh, alguna vez le gritó al director de relaciones públicas en medio de una conferencia de prensa porque comenzó a dictar el reporte de lesionados. Groh no quería que los reporteros tuvieran la información hasta después de la conferencia, para evitar preguntas al respecto.
Parcells era conocido por intentar jugadas de contrapié. Era el coach de los Dallas Cowboys en 2004, cuando el corredor Julius Jones –etiquetado como cuestionable tras perder siete juegos por una lesión en el hombro—corrió 30 veces con el balón ante la defensiva de los Baltimore Ravens, dirigida en ese entonces por Ryan.
La conmoción de Gronkowski será una de las noticias más perseguidas en la semana previa al Super Bowl, pero no esperen que Belichick dé mucha información al respecto.
Belichick podría asumir el rol de Sun Tzu todo el tiempo hasta el día de su última conferencia de prensa previa al Super Bowl, cuando pueda invocar la frase ya conocida cuando se le pregunte sobre Gornk.
Hoy es viernes.