No pudo debutar en casa de los Patriots. Tan sólo fueron 11 días y lo cortaron. Así de rápido fue el paso de Antonio Brown con New England, después de que salieran las acusaciones de acoso sexual, violación y, lo último, los mensajes de texto acosando a otra mujer así como muestras de violencia doméstica. ¡Toda una joyita!
El problema de Antonio Brown se genera por esa arrogancia y egocentrismo que tienen personas que han perdido el enfoque de lo que les llevó a estar en lo más alto, en ser lo mejores en su profesión. Porque no podemos negar que Brown es uno de los mejores receptores en la NFL. Sólo que Brown dejó de ser jugador de futbol americano desde hace tiempo para convertirse en un payaso de las redes sociales, de esos que hoy en día abundan y creen que con su fama, popularidad, dinero y personalidad lo tienen y lo pueden todo, que son los dueños de la verdad, que son los dueños de las ideas de la gente. La realidad es que están vacíos por dentro.
Desde el año pasado, Brown mostró su interés por salir de Pittsburgh; se fue a Oakland, vino el tema del tratamiento en los pies y del casco por lo que no hizo pretemporada con los Raiders, después las publicaciones en redes sociales que lo llevaron a un discusión donde se le fue casi a los golpes al gerente general de Oakland. El asunto terminó en que lo cortaran. No tardó mucho para los Patriots lo firmaran por un año y 15 millones, nueve de ellos asegurados. No había pasado una semana cuando salió la demanda donde lo acusaban de acoso sexual, violación y, por último, mensajes de texto de otras mujeres que habrían sufrido acoso por parte de Brown. Los Patriots, después de 11 días de haberlo firmado, lo cortaron sin pagarle los nueve millones por cláusula en el contrato. Brown estaba a días de recibir cinco de esos nueve millones. Al final, en 2019, Brown cobrará poco más de 158 mil dólares.
El futuro de Antonio Brown en la NFL está más que contado sino es que agotado. Primero, habrá que esperar la investigación de la Liga y le podría venir una suspensión, pero lo más grave es el problema que enfrenta ante la justicia, ya que si esta demanda procede y se presentan cargos criminales, entonces, sí, Brown se verá más en juzgados vestido de traje que en un campo de futbol americano y con un casco puesto por muy incómodo que le parezca.
El que los Patriots lo hayan cortado sin antes esperar a que se hagan oficiales suspensiones, cargos y demás, me recuerda al caso de Aaron Hernández en este sentido. Me encontraba en la banqueta afuera de la oficina de policía donde llevarían a Hernández después de que fue detenido cuando se dio la noticia que los Patriots los cortaron; de inmediato, los reporteros que cubren al equipo de manera regular dijeron: esto es más grande que ser sospechoso, si ya te cortaron los Patriots es porque te puedes ver fuera de la Liga. Adam Schefter, de ESPN, no lo puedo decir mejor: “Si te cortan los Patriots es como besar a la muerte”.
Antonio Brown es un muestra del talento desperdiciado por la arrogancia de una persona que pensó que lo tenía todo, pero que en realidad por lo que será recordado es porque trajo problemas al su equipo, a la Liga y a la sociedad. Un jugador que siempre supo cómo separarse o desmarcarse de sus defensores, no lo pudo hacer con su ego que acabó por comérselo.
Hoy en día vivimos en un mundo dominado por las redes sociales, por los likes, los retweets, los followers y demás cosas que elevan nuestro ego y creen que esa popularidad (hasta les llaman “influencers”) los hace superiores. Lo único que produce eso es una exagerada admiración de su persona que se traduce en una arrogancia que no tiene límite. En eso se convirtió Antonio Brown.
La arrogancia acaba con cualquier persona que siente que está en la torre más alta de un castillo de naipes. Mientras más alto lo lleve su arrogancia más fuerte será la caída.