Los Minnesota Vikings eliminaron en tiempo extra a los New Orleans Saints en el Superdome --segundo partido que se va a la prórroga en lo que va de los playoffs-- y desde luego, nos dejaron con mucha tela por cortar.
Aquí, lo más importante:
¿CUÁL SERÁ EL PRETEXTO AHORA PARA LOS SAINTS?
El año pasado, una interferencia de pase no marcada fue la excusa que ofreció Sean Payton y los Saints por haber caído ante Los Angeles Rams en la antesala del Super Bowl LIII. Curiosamente, Payton no mencionó que New Orleans había ganado el volado en aquella prórroga, y que devolvieron la posesión a los Rams gracias a una intercepción de Drew Brees. A partir de esa entrega de balón, se generó el gol de campo de la victoria para los angelinos.
Esta vez, los Saints también tuvieron la posibilidad de acabar con el partido. Abajo por 3 puntos y en la yarda 20 de Minnesota, con un Taysom Hill echándose al equipo al hombro, Brees perdió un balón suelto que le costó a los Saints, por lo menos, un sencillo gol de campo para empatar. En la serie subsecuente de los Vikings, la defensiva de New Orleans cumplió con su trabajo y frenaron a Kirk Cousins con una captura. Curiosamente, Payton no quemó el tiempo fuera que le quedaba, permitiendo que el reloj de juego llegara hasta la pausa de los dos minutos, perdiendo tiempo valioso para su ofensiva.
Una vez que obtuvieron de regreso el balón, nuevamente los Saints dejaron escapar tiempo valioso en el reloj de juego por no usar su último tiempo fuera. Tras una atrapada de Jared Cook que consiguió primer intento faltando 30 segundos, New Orleans decidió guardarse ese tiempo por pedir, y tratar de azotar el ovoide para detener el reloj. Lo que resultó fue que el reloj de juego llegó hasta los 7 segundos por jugar, y una infracción por no estar alineados correctamente determinó que la única opción que le quedó a New Orleans fue un gol de campo, con el que Wil Lutz envió al partido a la prórroga. Quemar ese tiempo en cuanto Cook atrapó el balón los hubiera dejado 5 yardas más cerca de las diagonales con al menos tres oportunidades de lanzar a las diagonales para llevarse la victoria.
Sí, Kyle Rudolph estira el brazo para crearse separación en el touchdown del triunfo de los Vikes en la prórroga, pero va forcejeando todo el camino con el defensivo P.J. Williams, que tampoco no lo suelta. Los oficiales no revisaron la jugada --de acuerdo a las reglas implementadas este año precisamente como respuesta a la derrota de los Saints ante los Rams--; optaron por "permitir a los jugadores, jugar".
Pero antes que el brazo de Rudolph, fueron los mismos Saints los que se restaron oportunidades de ganar.
LA DIFERENCIA ENTRE JUGAR A GANAR Y JUGAR A NO PERDER
El llamado de jugadas de los Vikes fue de un extremo a otro en los momentos finales. Por momentos, fueron extremadamente conservadores. Ejemplo de ello fue la serie que siguió al balón suelto perdido de Brees. Luego de que la repetición negara un balón suelto de Dalvin Cook tras comprobarse que su rodilla había tocado el césped artificial, los Vikes optaron por una carrera de -2 yardas y una jugada de pase en la que Cousins se enconchó rápidamente ante presión de tres defensivos. A eso le siguió un despeje.
Un primer intento allí, estando arriba 20-17, hubiera sido suficiente para ganar. Sin embargo, los Vikings le dieron una última oportunidad a Brees, jugando en casa, y el partido se fue al alargue.
Ya en el tiempo extra, las cosas cambiaron. Los Vikes obtuvieron la primera posesión, y nuevamente el coordinador ofensivo Kevin Stefanski soltó el brazo de Cousins. Un pase largo a Adam Thielen, donde hace una atrapada increíble arriba del hombro, los dejó tocando la puerta, e instantes más tarde llegó el pase de anotación a Rudolph.
Fueron agresivos en buscar la zona de anotación en lugar de conformarse con el gol de campo, como hicieron antes en el partido, cuando pateador para 3 puntos desde la yarda 21. Otro gol de campo en la prórroga los hubiera acercado a la derrota.
COUSINS, BAJO LA LUPA
Para todos los jugadores de Minnesota es importante este triunfo, desde luego. Pero para nadie más que para el quarterback. Desde que llegara a los Vikings a cambio de un contrato de 84 millones de dólares y tres temporadas, su progreso como pasador de la NFL no había sido enorme. En su primer año, Minny no calificó a playoffs, y en este 2019, elevó su marca a 0-9 en partidos de horario estelar en lunes por la noche.
Siempre recalcamos que los quarterbacks no ganan ni pierden los partidos solos, pero en la NFL así es como se les mide, y es algo que viene con el territorio, junto con los increíbles salarios. Personalmente, he sido muy crítico de Cousins, pero hoy respondió en el momento en que lo debía hacer. Su pase a Thielen en la prórroga fue la jugada clave para el triunfo, y la conexión con Rudolph para el touchdown fue un pase colocado a la perfección. Cook fue el mejor jugador para la ofensiva de los Vikings, pero no se sintió que estaba cargando con todo el equipo. Tuvo ayuda de Cousins.
Más allá de lo que suceda en la Ronda Divisional ante los San Francisco 49ers, Cousins dio un gran paso hoy en el tema de la confianza. Ya nadie puede decir que es imposible ganar con él en postemporada.