El 15 de julio es la fecha límite para que aquellos jugadores bajo la etiqueta de jugador franquicia que sus equipos les proporcionaron, puedan llegar a un acuerdo con un nuevo contrato multianual.
Recordemos que en el eventual caso de no llegar a este acuerdo, no implica que no puedan llegar a jugar la temporada de este año, pero llegar a esa fecha sin un nuevo contrato puede lastimar la relación de los jugadores con sus equipos. Para muestra, está el caso de Le'Veon Bell, quien fue etiquetado por los Pittsburgh Steelers, y así jugó toda la temporada del 2017. Un año más tarde, nuevamente bajo la designación de jugador franquicia, se rehusó a jugar
Digamos que, en un mundo ideal, todos aquellos jugadores etiquetados deberían tener un nuevo convenio contractual antes del inicio de la temporada que les permita a ellos entregarse a jugar y a los equipos quitarse un pendiente más, ergo, es como quitarse una piedra del zapato.
Cuando un equipo le otorga la etiqueta a un jugador es porque implícito está el reconocimiento de cada equipo por su jugador que en principio luce como “irremplazable”.
Pero de la lista de jugadores etiquetados y que están esperando un nuevo contrato ¿quiénes son los verdaderamente importantes para su equipo? A priori, la respuesta parece obvia. Si un equipo protege a un jugador sobre el resto, es porque considera que es un elemento que no se puede dar el lujo de perder- Pero, permítanme replantearlo: ¿qué jugador podría ser irremplazable en cualquier equipo?
Para ilustrar mejor mi argumento, vamos con el siguiente ejemplo.
Dak Prescott. El joven quarterback de los Dallas Cowboys, recibió la etiqueta desde que se abrió el periodo para ello. Prescott busca un acuerdo que lo ponga por lo menos entre los tres mejor pagados en la posición, pero, ¿de verdad lo merece? O, ¿de verdad lo justificaría?
Personalmente no creo que “Dak Atack” merezca, y ni lo vaya a merecer.
Sabemos que los salarios de los quarterbacks se rigen por un comportamiento más caprichoso como puede ser el viejo sistema de mercado “oferta y demanda”, pero volviendo al planteamiento original, Dak Prescott no haría diferencia en muchos de los equipos de la liga. Hay por lo menos 10 quarterbacks mejores que el N° 4 de los Cowboys.
Otro jugador que no sería titular en la mayoría de los equipos es Kenyan Drake corredor de los Arizona Cardinals, quien recibió la designación de jugador de transición.
No pretendo criticar la decisión de los equipos de decidir a qué jugador quieren proteger del mercado. Cada equipo tendrá sus motivos para etiquetar a algún jugador.
Pero en este particular análisis hay auténticas joyas que probablemente sería un lujo para cualquier equipo. Algo así como un All-Pro-
Shaquil Barrett, el extraordinario linebacker de los Tampa Bay Buccaneers, es quizá el más sólido argumento del por qué los Bucs terminaron con una de las mejores defensivas contra el pase. Barrett acumuló 19.5 capturas para terminar como el mejor en la liga durante el 2019.
Chris Jones, extraordinario tackle defensivo de los Kansas City Chiefs, es un auténtico pilar de la defensiva de los actuales campeones.
Jones es para la defensiva de KC, lo que Patrick Mahomes es para la ofensiva; había que protegerlo.
Otro extraordinario defensivo es el ala defensiva Yannick Ngakoue de los Jacksonville Jaguars. Joven, veloz atlético, toda una pesadilla para los linieros ofensivos. Su capacidad de reacción al balón en juego es vertiginosa; de los más rápidos de la liga.
Derrick Henry. El éxito de los Tennessee Titans en la segunda parte de la temporada, y particularmente en los playoffs, no se explica sin el explosivo Henry, quien arrasó a las defensivas a las que enfrentó.
Henry es sin lugar a duda un activo de los Titans y de la liga.
De los 32 equipos en la liga solo 15 utilizaron esa opción --15 elementos con designación de jugador franquicia, y uno de transición-- que el reglamento de la liga les brinda.
La figura de la etiqueta beneficia más a los equipos que a los jugadores, porque es un elemento que le permite a los equipos ganar tiempo a la espera de amarrar un acuerdo a largo plazo.
Y como sea, el tiempo es ya un factor que puede ser determinante.