Siete teorías que intentan explicar por qué el peor equipo de la NFL mantiene a Adam Gase como head coach de la organización.
FLORHAM PARK -- Tres head coaches de la NFL ya han sido despedidos en la temporada. Dos de ellos, Bill O'Brien y Dan Quinn, estaban ligeramente por arriba del .500 y ganaron partidos de playoffs en sus años con los Houston Texans y Atlanta Falcons, respectivamente. Quinn casi ganó un Super Bowl. El récord de Matt Patricia con los Detroit Lions era feo (13-29-1), pero al menos llegó a Halloween como contendiente apócrifo de playoffs, antes de ser cesado hace tres días.
Lo que nos lleva al head coach de los New York Jets, Adam Gase: ¿por qué sigue empleado?
Es una pregunta justa, considerando la volatilidad del puesto y, bueno, las miserias de su equipo durante la mayor parte de las últimas dos temporadas.
De acuerdo a cualquier medida objetiva, los Jets (0-11) son el peor equipo en la liga, y aun así Gase, de 42 años de edad, mantiene el puesto, preparándose con ahínco para el partido del domingo en cuando reciban a Las Vegas Raiders. Su marca combinada de dos años es de 7-20, lo que se traduce en un porcentaje ganador de .259, ranqueando como el sexto peor en los últimos 10 años, de acuerdo a datos de ESPN Stats & Information. Su margen promedio de derrota (9.4 puntos) es el cuarto peor desde el 2000 para un coach con el mismo equipo. Ambos equipos se basan en un mínimo de 25 partidos.
La salida de Gase parece inevitable, pero la afición de los Jets --iracunda y apasionada-- se pregunta por qué permanece en las laterales, mandando jugadas (o no mandándolas, según él insiste) para una ofensiva que ranquea última en puntos y última en yardas totales.
Aquí hay algunas teorías:
Propietarios pacientes: En 20 años de estar al frente de la organización, la familia Johnson jamás ha despedido a un coach durante una temporada. Sus despidos previos (Eric Mangini, Rex Ryan y Todd Bowles) se finalizaron en cuanto terminó la campaña. El propietario de los Jets, Woody Johnson, se encargó de los primeros dos, mientras que el CEO Christopher Johnson, del tercero. Claramente, no toman decisiones apresuradas.
Christopher ha estado a cargo en los últimos tres años, con Woody sirviendo como embajador de los Estados Unidos ante el Reino Unido. Presumiblemente, Christopher consultaría con su hermano antes de realizar cualquier gran movimiento, especialmente con el regreso anticipado de Woody en los meses próximos. Aparentemente, no les preocupa perder terreno en lo que proyecta como un mercado competitivo de head coaches.
Fuertes aliados: Gase ha desarrollado relaciones cercanas con Christopher Johnson, quien lo contrató, y con el presidente del equipo, Hymie Elhai, quien ascendió a la posición al poco tiempo de que Gase se convirtiera en head coach. Son buenas personas para tener en tu esquina.
Sufriendo en silencio: Como muchos equipos, los Jets están jugando partidos en un estadio vacío por preocupaciones de COVID-19, y eso ha beneficiado a Gase. Nada molesta más a un propietario que clientes que pagan, en estadios a medias, pidiendo a gritos la cabeza de un coach. Es una venerada tradición de los Jets, remontándose hasta los 1980s cuando los aficionados cantaban, "¡Joe Must Go!" contra el ex entrenador en jefe Joe Walton. Estos días, Johnson no tiene que escuchar los gritos de "¡Gase Must Go!" que seguramente estarían llenando al MetLife Stadium. Seguro, hay mucha exposición en redes sociales y radio deportiva, pero eso se puede apagar.
El factor Darnold factor: El quarterback Sam Darnold ha tenido a Gase en su oído (en sentido literal y figurado) por casi dos temporadas, y los Jets podrían no querer irrumpir con esa continuidad. El contraargumento es, ¿qué se pierde? Después de todo, ha sufrido una regresión bajo Gase, pero el coach continúa vendiendo la idea de que Darnold está a punto de la mejoría. Un mejorado Darnold significa un mayor valor de canje en el receso de temporada. "Pienso que hay cosas que podemos arreglar muy rápidamente", dijo Gase el lunes.
¿Quién sigue? No se puede despedir a un coach y dejar al equipo en piloto automático por el resto de la temporada. Se necesita un head coach interino. La opción más lógica sería el coordinador defensivo Gregg Williams, quien posee experiencia previa en el puesto, pero podría haber cierta renuencia porque su defensiva (ranqueada N° 25) ha hecho poco por distinguirse.
Perder por Trevor: Los teóricos de la conspiración creen que los propietarios, determinados a quedarse con la primera selección global del draft del 2021, no desean hacer un cambio por miedo a que encienda al equipo y resulte en un triunfo. Una victoria podría costar a los Jets la oportunidad de seleccionar al quarterback de los Clemson Tigers, Trevor Lawrence, presunto primer recluta global. Bajo este escenario, se aguantan unas semanas más, permitiendo a Gase conducirlos directamente hasta Lawrence. Podría ser una genialidad.