FOXBOROUGH, Mass. -- El coach de los New England Patriots, Bill Belichick, tiene una nega no negociable para los jugadores: quienes peleen en las prácticas, serán expulsados inmediatamente.
La razón, como la ha explicado en ocasiones anteriores, es que un jugador sería expulsado por pelear en un juego, por lo que no tendría por qué ser distinto en un entrenamiento.
Cuando el nuevo receptor del equipo, Brandin Cooks, fue cuestionado el martes si esa regla se le había indicado, dijo, “Absolutamente. No tenemos tiempo que perder”.
Vale la pena recordar la regla luego de que el receptor Julian Edelman yel esquinero Stephon Gilmore se enfrascaron en una pelea que tuvieron en la etapa final de una sesión que se desarrolló bajo un ambiente caluroso y húmedo.
La gresca duró entre 10 y 15 segundos y terminó con Edelman encima de Gilmore y con ambos jugadores sin sus cascos, antes de que miembros del staff del equipo y otros jugadores los separaran.
El mensaje de veteranos respetables tras la pelea fue que estas cosas suceden en el campamento de entrenamiento y, aunque es algo desafortunado, no se percibií preocupación de que la pelea tuviera repercusión en el vestidor.
Los Colts publicaron un tuit con una situación similar entre el esquinero Vontae Davis y el receptor Phillip Dorsett, y le dieron un aspecto positivo a la situación.
La forma en que los Colts manejaron la pelea fue notablemente contrastante con la forma en que Belichick ve este tipo de situaciones.
Mientras el coach de los Colts, Chuck Pagano, envió a Davis y a Dorsett de regreso con sus compañeros, Belichick y su staff dirigieron a Edelman y Gilmore al vestidor.
En años recientes se han presentado expulsiones similares, como cuando el centro Bryan Stork fue sacado del entrenamiento el año pasado, misma situación que protagonizó el esquinero Malcolm Butler tras una pelea con el receptor Alshon Jeffery en una práctica conjunta con los Chicago Bears, y en 2014, el entonces esquinero de los Philadelphia Eagles, Cary Williams, inició una pelea con el entonces receptor de los Patriots, Aaron Dobson, en una práctica conjunta y por la cual fueron enviados temprano a las regaderas.
El mensaje de Belichick ha sido claro todos los años: la competencia feroz por un lugar en el roster es buena, pero hay cero tolerancia si se rebasa la línea que separa esa lucha con actos egoístas que dañen al equipo.