<
>

Philly se posiciona como sucesor a la dinastía de New England

Poco después de que el pase de “Ave María” resultara incompleto, el primer pensamiento que cruzó por mi mente fue, ¡Murió el Rey! ¡Viva el Rey!

El Super Bowl XLII fue una batalla como dicen “sin dar ni pedir cuartel”. Philadelphia ganó porque realizaron más jugadas en momentos críticos que New England. Tan sencillo como eso. Dos grandes ofensivas nos dieron el partido con más yardas en la historia de la NFL y un partido que se decidió en la última jugada.

Estos son dos párrafos de la nota que se publicó el martes antes del partido:

Volviendo a Pederson, lo considero el entrenador en jefe equivalente a Belichick pero del lado ofensivo. Con la excepción de Tom Couhglin, contra cuyo equipo perdieron dos veces, Belichick ha sido muy superior a los entrenadores de sus rivales de Super Bowl. Mike Martz era un genio, pero también temperamental e indisciplinado. Andy Reid, pues es Andy Reid. Un excelente entrenador que se complica la vida el mismo. Pete Carroll es excelente, pero tiende a ser impulsivo y eso le costó en el Super Bowl XLIX. Dan Quinn, es buen líder, pero toma malas decisiones en momentos clave. Doug Pederson es cerebral, calculador y frío al decidir. Es quien escoge las jugadas ofensivas de su equipo. En postemporada, los coordinadores defensivos de Atlanta y Minnesota no pudieron ajustar porque cuando lo hacían, Pederson ya estaba usando otro concepto ofensivo.

Ahora se pueden añadir Bill Belichick y Matt Patricia a los entrenadores especializados en defensiva que no pudieron ajustar a tiempo a lo que hacía Pederson, y vaya que lo intentaron durante el transcurso del Super Bowl. Jacksonville jugó a no perder contra los Pats y los dejaron vivir cuando pudieron ser agresivos. Pederson nunca quitó el pie del acelerador. Mi única crítica hacia él, como lo dije durante la transmisión, fue “perseguir los puntos” al ir por dos después del segundo touchdown del partido. Esto pudo costarles la victoria en el último cuarto cuando Brady conectó con Rob Gronkowski y el punto extra le daba una ventaja mínima a los Pats.

Al final, anticipo que el partido se va a decidir por el equipo que maneje mejor las situaciones especiales, o como dicen en inglés, “situational football”. Estas situaciones incluyen jugadas en tercera oportunidad, dentro de la yarda 20, ofensivas en serie al final del segundo o cuarto periodo y en equipos especiales.

La defensiva de Pats no tuvo respuesta a lo largo del partido en tercera oportunidad y dos veces en cuarta. Belichick es excelente anticipando y preparando este tipo de situaciones, pero en dos ocasiones, la recepción para touchdown de Foles y la conversión en cuarta faltando 5:39 desde su propia yarda 45, le comieron el mandado. En esta última jugada, el diseño fue excelente con una pantalla (pick) completamente LEGAL para que quedara desmarcado Zack Ertz. En total, cinco de las siete recepciones de Ertz fueron en tercera o cuarta oportunidad. Todas resultaron en primero y 10 o anotación.

La gran interrogante sería cómo respondería Nick Foles a la presión de ir “golpe con golpe” contra el quarterback con más anillos de campeón en la historia de la NFL. Nick Foles dio el partido de su vida. Doug Pederson le tuvo confianza y echó la casa por la ventana incluyendo jugadas no de laboratorio, sino de preparatoria, para sorprender a Patricia y a Belichick. Pederson abrió todo el libro de jugadas y Foles ejecutó como si hubiera sido titular todo el año.

Pats pudieron eliminar las jugadas de “Run Pass Option" (RPO) que habían sido tan importantes contra Atlanta y Minnesota, pero al hacerlo quedó vulnerable a pases largos. Foles aprovechó y completó dos pases de touchdown de 34 yardas a Alshon Jeffery y de 22 yardas a Corey Clement, otro de los que fueron clave durante el partido. Tom Brady fue excelente lanzando para 505 yardas con tres anotaciones sin intercepción, pero sufrió captura y balón suelto cuando buscaba una serie ofensiva para remontar el marcador. A Foles le llegó pocas veces la presión, y con tiempo suficiente y una gran precisión, completó pases de antología.

También hubo misterio en este juego. Malcolm Butler, el héroe del Super Bowl XLIX, y el jugador de Pats que participó en más jugadas defensivas durante la temporada regular y todas en los dos primeros partidos de playoffs, no jugó en el Super Bowl excepto en una jugada de equipos especiales. Su lugar lo tomó Eric Rowe. Se especula sobre la razón, o razones como dijera Belichick, que llevaron a la decisión de que no jugara Butler. El resultado fue una defensiva secundaria reajustada y tentativa. Stephon Gilmore, que toda la temporada fue esquinero por derecha, jugó por la izquierda contra Philadelphia. Cuando Gilmore estuvo fuera tres partidos, su lugar lo ocupó Johnson Bademosi. La esquina izquierda fue el hogar de Butler en cada partido menos contra New Orleans en la segunda semana. Ese día, Rowe jugó como esquinero izquierdo y Butler cubriendo al receptor interno. Este experimento no funcionó y Butler regresó a su posición habitual, y Rowe, hacia el final de la temporada, como tercer esquinero.

Rowe jugó solamente un partido como esquinero titular excepto partidos cuando abrieron en níquel (cinco en la secundaria). En el juego más importante de la temporada, Belichick lo colocó como esquinero por derecha, posición que no había jugado. Al principio del encuentro, Patrick Chung, quien es safety y juega cerca de la línea de golpeo, tomó el lugar de Rowe marcando al receptor interno, que por lo general fue Nelson Agholor. Doug Pederson aprovechó el regalo y fueron duro tras Rowe y tras Chung. A lo largo del encuentro hubo muchos ajustes. Vimos a Bademosi, a Jordan Richards y a Duron Harmon alternar puestos. En ocasiones llegué a ver a cuatro de los cinco safeties de Pats al mismo tiempo.

El inicio de temporada fue duro para la secundaria de los Patriotas. Les tomó cuatro partidos para entrar en ritmo. En esas primeras cuatro semanas hubo errores de comunicación que llevaron a muchos pases de touchdown largos. Eran la peor defensiva de pase de la liga, pero una vez que se conjuntaron fueron más que efectivos. En el Super Bowl sólo Devin McCourty jugó en su posición habitual. La defensiva secundaria jugó muy tentativamente, y Pederson y Foles fueron por la yugular.

Bill Belichick será criticado por décadas por dejar fuera a Butler y reajustar días antes del partido. Declaró que fueron varias razones por las que Butler no jugó, aludiendo que los jugadores y el plan de juego usado le daban la mejor oportunidad de ganar al equipo. Este no fue el caso. Fue notoria la tristeza de Butler durante el himno nacional. Por un lado, Belichick se adhirió a sus principios aun cuando expuso a su equipo ante una gran ofensiva y un excelente estratega como Pederson. Eso requiere agallas. Por otro lado, si la razón de la salida de Butler NO fue por violación de reglas o por indisciplina, cometió el error más grande de su carrera como entrenador.

A diferencia de la temporada pasada cuando el futuro de los Pats era prometedor, la temporada 2018 empezará con muchas caras nuevas. En el momento de escribir esta nota no sabemos con certeza si Belichick regresa con Pats. Se habla que tiene una junta pendiente con Robert Kraft para limar asperezas. Sabemos que un coordinador y entrenadores de posición nuevos. Me pregunto qué haría Tom Brady si Belichick decide dejar la organización. Han sido 18 años de excelencia de esta franquicia, similares a los que tuvieron Cleveland en los 40s y 50s, San Francisco a finales de los 70s, en los 80s y parte de los 90s, y Dallas en los 70s, 80s y 90s.

La otra cara de la moneda indica un futuro brillante para Philadelphia. Durante la semana, en el partido, y en los reportes después del final, mencioné que veía a las Águilas como el posible sucesor de New England como la siguiente gran dinastía de la NFL. Cleveland fue dominante desde que llegaron Paul Brown y Otto Graham en 1946. Bill Walsh y Joe Montana arribaron en 1978 a San Francisco. Tom Landry y Roger Staubach no llegaron el mismo año, pero Jimmy Johnson y Troy Aikman sí. Belichick y Brady entraron a Pats en el 2000. Pederson y Wentz empezaron con Philadelphia en 2016. Es el común denominador, pero estamos en otra era. Philadelphia tiene problemas con el límite de nómina. Por el momento están en números rojos para 2018. Corren el riesgo de tener que desmantelar al equipo como lo hicieron Baltimore y Seattle. Howie Roseman, el gerente general, ha sido extraordinario armando el equipo desde que reemplazó a Chip Kelly tomando las decisiones de personal. Si maneja bien la cuestión de salarios y la nómina, habrá Águilas para rato.

Wentz será el titular a menos de que no se recupere de la rodilla lastimada. Foles, Doug Williams y Jeff Hostetler, ganaron el Super Bowl sin iniciar más de tres partidos de temporada regular. Al igual que Doug Williams, Foles fue nombrado el jugador más valioso (MVP) del Super Bowl.

Quarterbacks que son MVPs del Super Bowl no regresan a la banca.

Nick Foles es humilde y siempre pone al equipo antes de sus intereses personales. Aceptará la decisión de Roseman. Pederson, un eterno quarterback suplente, y Frank Reick uno de los mejores quarterbacks suplentes de la historia, valoran la importancia del reserva. La diferencia ahora es que Foles demostró que tiene con que para ser titular.

Esta es la última nota de la temporada. Agradezco la atención que me brindaron este año por este medio y durante las transmisiones de los partidos.

Hubo muchos momentos buenos y algunos no tanto, pero siempre con el interés de ser lo más objetivo e imparcial posible.