Taysom Hill ha pasado de ser una variante en la ofensiva a reemplazar a Drew Brees como el hombre de confianza en situaciones críticas para los Saints
Drew Brees no está jugando al nivel que lo llevará, eventualmente, al Salón de la Fama.
Se dice, y no pasa nada.
El quarterback de los New Orleans Saints sumó una victoria más a un amplio currículo en el "Monday Night Football" de la Semana 5 sobre unos Los Angeles Chargers que cocinaban la sorpresa, y tiró un impresionante pase de anotación de 41 yardas al ala cerrada Jared Cook que aparecerá en todos los resúmenes deportivos de los noticiarios, pero no hay que engañarnos con creer que estamos ante un quarterback de élite, porque no es así.
Esta noche, un quarterback que iniciaba apenas su cuarto partido como profesional, en una temporada debut donde se le proyectaba para estar en la banca todo el año --Justin Herbert de los Chargers-- fue visiblemente superior, con un arsenal disminuido.
Vale la pena notar que la versión de esta noche de Brees fue superior a la que nos mostró en el "Monday Night Football" de la Semana 2 que culminó en derrota ante los Las Vegas Raiders, pero la realidad es que, desde hace tiempo, el nivel que nos muestra Brees semana a semana va en descenso.
El juego de hoy nos brindó varios ejemplos. El primero fue una intercepción muy mala lanzada al safety Nasir Adderley, que confirma que no está leyendo el campo como antes. Cada vez es más común verle lanzar el ovoide directo a los defensivos, y esa no es cuestión solamente del 2020.
Otro punto son las yardas por intento de pase. Esta métrica, sirve para determinar, de manera muy general, cuán largo está lanzando un pasador. Brees terminó la noche con un promedio de 7.76 yardas por intento de pase, su segunda peor marca en el año, después de un 5.33 en la Semana 1, frente a los Tampa Bay Buccaneers. Por la temporada, está lanzando un 7.8 que lo coloca N° 15 en la liga, por debajo de nombres como Josh Allen, Russell Wilson, Aaron Rodgers y hasta el propio Herbert, entre otros.
Sin embargo, lo que más me llamó la atención del encuentro de esta noche, fue la decisión del head coach Sean Payton de sacar a Brees --reitero, el pasador más prolífico en la historia de la liga y un tipo que será enaltecido al Salón de la Fama en su primer año de elegibilidad-- en dos situaciones críticos, con el juego en el balance: la primera ocurrió faltando menos de un minuto por jugar, en tercera oportunidad y 4 por avanzar, desde la yarda 9 del rival. Payton optó por sacar a Brees del campo de juego, y darle una jugada terrestre a Taysom Hill en una situación de cuatro downs obligada, en caso de no conseguir la conversión. Hill encontró las diagonales, y empató el partido a 27 puntos, pero la responsabilidad no quedó sobre los hombros de Brees.
En el suplementario, Payton volvió a hacer lo mismo. Brees y los Saints recibieron la primera posesión de la prórroga, y condujeron campo abajo. New Orleans pudo marchar hasta una segunda oportunidad y 9 por avanzar, en la yarda 21 de los Chargers. Nuevamente, Brees fue removido del campo de juego para darle paso a Hill, quien esta vez no consiguió convertir exitosamente, dejando a los Saints en tercera y 6, y posiblemente matando el ritmo del avance. El siguiente pase de Brees fue incompleto, y de allí vino el gol de campo que probó ser la diferencia en el marcador final.
Típicamente, en cualquier deporte, se predica poner el balón en las manos --o pies-- del mejor jugador de tu equipo, en el momento más crítico del encuentro. Payton lo está haciendo con Hill, a pesar de que su participación es mínima en el inicio del partido. ¿Por qué está confiando más en un jugador sin ritmo, que no es un gran pasador, que en Brees? Payton ya no está utilizando a Hill como una variente para sorprender al rival, sino como su as bajo la manga, y eso me sorprende.
La victoria de esta noche mantiene a los Saints en un empate triple al tope de la NFC Sur, con los Bucs y Carolina Panthers. Pero, mucho de eso, se lo deben al pateador de los Chargers, Michael Badgley, quien erró el gol de campo de la victoria en los suspiros finales del tiempo reglamentario, después de haber fallado el punto extra del primer touchdown del juego.
Lo que es seguro, es que los días en ver a Brees ejecutando la ofensiva de Payton con la precisión de un reloj suizo se han marchado. El tiempo no se detiene por nadie.