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Chiefs están obligados a replantearse su ofensiva de jugadas grandes

Para los Chiefs del 2021, ha llegado el momento de hacer las cosas de manera diferente, si esperan cambiar los resultados que los han llevado a una marca mediocre de 4-4 en la actual campaña

¿En qué momento, la ofensiva más explosiva de todas se convirtió en un somnífero?

Eso es lo que se preguntan los aficionados a la NFL, y en particular los fanáticos de los Kansas City Chiefs, semana a semana.

Y, todavía más importante, ¿recuperarán su nivel en el 2021?

Está claro que los Chiefs acarrean problemas serios a la defensiva. Se sabía desde antes del inicio de la campaña. No siempre son capaces de presionar a los quarterbacks rivales; la movida de Chris Jones, su mejor liniero defensivo, de la posición de tackle a ala ha rendido poco, y lleva paso para terminar con su total más bajo en capturas de los últimos cinco años, cuando ya se había ganado un lugar en la conversación por los mejores linieros defensivos interiores de la NFL.

En el siguiente nivel, carecen de un linebacker dominante que sirva como verdadero jefe a ese lado del ovoide, donde el novato Nick Bolton ha tenido sus esperados contratiempos de primer año. Más atrás, el safety Daniel Sorensen se ha convertido en blanco de las burlas en redes sociales cada vez que juega Kansas City.

Sin embargo, creer que los problemas de Kansas City se reducen a la defensiva es engañarse a uno mismo. Es más, los problemas ofensivos podrían ser más graves.

¿Por qué?

Porque los Chiefs estaban acostumbrados a compensar la falta de una defensiva que impusiera condiciones semana a semana con un ataque que anotaba touchdowns desde cualquier punto del campo. Hoy, su ofensiva es más imprecisa que el procedimiento para medir la colocación del balón, con dos tipos cargando un par de tubos unidos por una cadena.

No son los Chiefs que estábamos acostumbrados a ver, definitivamente.

Desde las entregas de balón que no paran para Patrick Mahomes, la constante presión sobre el pasador, que a veces es real y a veces imaginaria, los pases dejados caer y las fallas en la comunicación entre quarterback y receptores, este equipo luce lejos de ser el doble campeón de la AFC que conocemos.

Después de ocho jornadas, los equipos de la NFL anotan un promedio de 23.51 puntos por partido. Los cinco mejores equipos en este rubro superan los 30 puntos en promedio por encuentro --Buffalo Bills, Tampa Bay Buccaneers, Dallas Cowboys, Arizona Cardinals y Los Angeles Rams--, y esos clubes se combinan para una marca de 31-7.

Hay 10 equipos que no alcanzan un promedio de 20 puntos por juego. Ellos son los Houston Texans, Chicago Bears, New York Jets, Detroit Lions, Miami Dolphins, Jacksonville Jaguars, Pittsburgh Steelers, Washington Football Team, New York Giants y Denver Broncos. Estas franquicias se combinan para una marca de 20-57, con Pittsburgh como el único con registro positivo.

Eso significa en términos generales que tus oportunidades de ganar se incrementan significativamente, si tu defensiva logra limitar a tu oponente por debajo de esos 20 puntos por partido, como fue el caso de los Chiefs ante los Giants.

Desde esa perspectiva, la muy criticada defensiva de Kansas City cumplió esta noche en el "Monday Night Football" de la Semana 8, sin dudas, si bien recibió bastante ayuda de Joe Judge y Jason Garrett en términos de administración de juego, de reloj, y mando de jugadas. Además, los neoyorquinos llegaron bastante diezmados por lesiones, y los lastimados se multiplicaron en la noche, saliendo de Arrowhead derrotados por 20-17.

Ofensivamente, se anotaron más puntos que los del rival, y una victoria fea sigue siendo victoria. Sin embargo, los Chiefs no pudieron alcanzar ese promedio de puntos anotados de 23.51 que, en las temporadas más recientes, conseguían con los ojos cerrados y una mano atada detrás de la espalda.

¿Cómo se corrige eso?

Bueno, hay cosas que no están funcionando ahora, por más que funcionaron en el pasado. Kansas City necesita desprenderse de algunas de esas cosas, con todo y que están impregnadas en su ADN ofensivo. Por ejemplo, la proclividad de Mahomes de escapar del bolsillo cuando no es absolutamente necesario, para lanzar el ovoide a la triple cobertura.

Fue solamente una entrega de balón en el partido para Mahomes, pero pudieron haber sido tres, fácilmente. completar pases rápidos de 8 yardas que mueven las cadenas consistentemente es una fórmula ganadora, aunque no lo vean así en Arrowhead.

Sin embargo, Mahomes no es el único que necesita replantearse aquello en lo que está insistiendo. Sabemos de sobra que Andy Reid parece sentir aversión a buscar el triunfo por la vía terrestre, incluso cuando ha podido contar con corredores tan destacados como Brian Westbrook y LeSean McCoy en el pasado.

Seguro, Clyde Edwards-Helaire está lastimado, pero solamente ha superado los 14 acarreos por juego una vez en sus cinco partidos disputados en el año, así que no es que los Chiefs lo echan de menos demasiado en términos de toques de balón. Esta noche ante los Giants, Darrel Williams --quien brilló intensamente en la pasada temporada-- llevó el ovoide en solo 13 ocasiones.

Si la línea ofensiva está sufriendo para comprarle tiempo al quarterback en la protección de pase, correr el ovoide ayuda a elevar el nivel de confianza, y prepara jugadas de pase con engaño de carrera, incluso cuando el promedio de yardas por acarreo no es muy alto. El coordinador ofensivo Eric Bieniemy --un ex corredor de la NFL-- necesita insistir con Reid, quien lleva el control del mando de jugadas, sobre este punto.

No estoy listo para decir que el resto de la liga ha descifrado a Mahomes y los Chiefs. Habiendo dicho eso, lo que funcionó en el pasado no garantiza éxito y futuro, y de eso están sufriendo en Kansas City. Un hombre sabio dijo que no hay que esperar resultados distintos haciendo siempre lo mismo, y para los Chiefs del 2021, ha llegado el momento de hacer las cosas de manera diferente, si esperan cambiar los resultados que los han llevado a una marca mediocre de 4-4 en la actual campaña.