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Brandon Staley (Chargers) y el por qué los números casi siempre cuentan una historia incompleta en NFL

MIAMI - Los números, casi siempre, cuentan una historia incompleta.

Hace unos años que la sabermetría ya invadió en el mundo del deporte, y ha empezado a tener un papel preponderante.

Quizás la carta de presentación de la "revolución de la sabermetría" en el deporte, haya sido Theo Epstein, quién como presidente de operaciones, ayudó a los Chicago Cubs a coronarse campeones y romper una racha de 108 años sin estar en lo más alto.

Y esa es precisamente la clase de logro que necesitaba la sabermetría para tener su validación en el mundo del deporte.

Después de todo, si había sido suficiente para ayudar a una franquicia que padecía una "maldición" como los Cubs, definitivamente iba a poder ayudar al resto.

Pero como todo hoy en día, tristemente, la sabermetría ha generado una polarización.

Hay quienes la aman y juran que si no te subes al barco estás en contra de la evolución, mientras que hay otros que se aferran firmemente a la manera en la cual siempre se solían tomar las decisiones.

En lo personal, creo que los extremos nunca son buenos, y la verdad suele radicar en algún lugar en el medio.

El ultimo partido de la temporada regular de la NFL entre Las Vegas Raiders y Los Angeles Chargers, nos presentó varias situaciones de partido que nos ayudan a entender por qué los números ayudan, pero no ofrecen el contexto absoluto.

El entrenador en jefe de los Chargers, Brandon Staley, se ha convertido en un "tomador de riesgos serial".

Ya ha pasado a ser novedad cuando los Chargers no se arriesgan en cuartos intentos.

Si bien yo suelo aplaudir la agresividad, porque creo que la fortuna favorece a aquellos que la buscan, y porque siempre es mejor entrenar a ganar que a no perder, la realidad es que cada situación debe ser analizada individualmente porque no todos los cuartos intentos son iguales.

Ante los Raiders, Staley decidió arriesgarse en un cuarto intento y una yarda por recorrer en su propia yarda 18.

No me gustó nada esa decisión.

Y no tiene nada que ver con ser tradicionalista, o con no tomar en cuenta los números y lo que dicen las probabilidades.

Siempre hay que analizar la ecuación costo-beneficio.

Al estar tan profundo en tu territorio, aunque consigas el primer intento, las posibilidades de que anotes puntos sigue siendo remota, y si lo haces, hay más probabilidades de que sea un gol de campo.

Mientras que si no logras el primer intento, las posibilidades de que tu rival anote puntos son prácticamente absolutas.

En otras palabras, el riesgo no ameritaba ser tomado, porque tenías más que perder que por ganar.

Hubo otras situación en el partido en el cual la sabermetría demostró ser un aliado fabuloso.

Abajo por 15 puntos, los Chargers anotaron un touchdown, y decidieron ir por dos puntos. Una decisión, que claramente fue aliada por la sabermetría, y que tiene sentido absoluto.

De inmediato, hubo un fragmento de la afición que puso el grito en el cielo, dado que alegaba que si fallabas en esa conversión de dos puntos, quedas a dos posesiones de distancia, y le quitas la presión al rival.

Siendo justos con ellos, son puntos válidos. El tema aquí, es que lo que ganas yendo por dos puntos es mucho más de lo que potencialmente pierdes.

Lo más importante aquí es tener la información lo más temprano posible, porque aciertes o no la conversión de dos puntos, vas a saber lo que necesites para igualar el encuentro, y eso va a cambiar la manera en la cual entrenas los últimos minutos.

Además de que información es poder, todavía tienes la posibilidad de aumentar la presión sobre el rival si aciertas la conversión de dos puntos.

En esta instancia, la sabermetría fue el aliado perfecto.

Pero como dije antes, los extremos nunca son buenos y los seres humanos no se pueden reducir a números.

Por supuesto que ayudan, pero no pueden medir ni el contexto ni los intangibles del ser humano.

Hasta el propio Epstein admitió recientemente que "los gerentes generales deben reducir un poco el uso de la sabermetría".

Y tiene razón, porque la "revolución de los números" está perdiendo el control.

Brandon Staley es uno de los que lo está llevando al extremo, y ha pasado de ser agresivo a ser descuidado y temerario.

La solución no es una campana o la otra.

La solución es analizar el contexto en cada situación particular, y apoyarse en las dos escuelas de pensamiento para sacar la mejor versión a relucir.

Digámosle que sí a los números con las debidas restricciones. Y aún más importante, digámosle que no a la polarización que enfrenta dos líneas de pensamiento que tranquilamente pueden convivir.

Ni muy muy, ni tan tan.