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Bayern Munich: las razones detrás de su bajón defensivo en los últimos partidos

Bayern bajó su nivel en defensa en la Bundesliga. ANNA SZILAGYI/EPA

El Bayern Munich de Luis Díaz sigue líder, pero atrás ya no da la misma sensación invencible de los primeros meses de la temporada.

En los últimos cinco partidos en los que recibió gol, al equipo de Vincent Kompany le han convertido 11 tantos: 2-2 ante Union Berlin en la Bundesliga, 6-2 a favor pero con dos goles tempraneros de Freiburg, 3-1 en contra frente a Arsenal en Champions, 3-1 sufrido para remontar a St. Pauli y el reciente 3-2 ante Union por la Copa. Todo en apenas tres semanas para un equipo que, en el global, venía presumiendo de solo 9 goles en contra en 12 jornadas de Bundesliga (0,75 por partido) y un promedio de 1,2 tantos recibidos por juego en la Champions.

El patrón más evidente está en las jugadas de pelota quieta y los penales. Ante Friburgo, Bayern arrancó perdiendo 0-2 en 17 minutos por dos acciones mal defendidas, ambas nacidas en pelota quieta, antes de firmar la remontada 6-2. En la Pokal, los dos goles del 3-2 frente a Union Berlin llegaron también desde la táctica fija: dos penales en contra, tras corners o acciones de área mal gestionadas.

En la derrota 3-1 frente al Arsenal, la sensación fue de fragilidad cuando el rival aceleró: los ingleses castigaron la espalda de la defensa y aprovecharon un riesgo excesivo de Manuel Neuer en el tercer tanto, en una jugada que expuso la línea adelantada y la dificultad del equipo para corregir a campo abierto.

La explicación no es solo de nombres propios, sino de estructura. Kompany ha llevado al Bayern a un modelo muy agresivo: laterales lanzados, muchos hombres por delante de la línea de la pelota y un bloque que vive en campo rival. Quien haya visto al Bayern durante esta temporada, sabe que ataca hasta con seis jugadores para sobrecargar la última línea, una idea que funciona mientras el contra-pressing y la rápida recuperación en cancha ajena es inmediata, pero que sufre cuando el rival supera la primera presión que proponen los atacantes y volantes ofensivos, Luis Díaz incluido.

Ahí se ve a un Bayern más largo, obligando a los centrales a correr hacia atrás y a Neuer a jugar constantemente como líbero. El propio técnico ya admitió hace unos meses que el equipo necesitaba ser “más calmado al defender, mantener la forma compacta y cuidar los centros”, una frase que hoy suena todavía más vigente viendo cómo sufren en centros laterales, rebotes y penaltis evitables.

Lo paradójico es que, en las métricas globales, el Bayern sigue siendo una defensa de élite: domina la posesión (cerca del 67%), concede poco volumen de tiros y mantiene un porcentaje alto de arcos en cero a lo largo de la temporada.

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Con goles de Ansah y Leite (en contra) y Kane, el conjunto de Kompany se impuso 3-2 y se metió en los cuartos de final. Querfeld (x2) marcó en el perdedor.

Pero esta mini-racha de 11 goles en cinco partidos es una alerta clara antes de que lleguen cruces más pesados en Champions y citas grandes en Bundesliga, donde sigue invicto. No parece una crisis de sistema, sino una combinación de relajación puntual, mala defensa de la pelota parada y un equipo que, por ir siempre al límite en ataque, a veces paga caro cada desajuste. Ajustar detalles —sobre todo en área propia— será clave para que esa versión arrolladora con balón no quede empañada por un regreso de dudas atrás.