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Claudio Echeverri dio otro paso en su mediática evolución y volvió a demostrar condiciones y carácter

A los 11 años, deslumbró en un torneo juvenil disputado en Italia. Solo seis meses antes había llegado a las divisiones infantiles de River desde su Resistencia natal. Desde ese momento, su crecimiento fue transmitido en vivo y en directo para todo el mundo. En esta era de información instantánea y de fácil acceso a casi cualquier suceso relevante (o no tanto), el desarrollo de Claudio Echeverri como futbolista fue seguido minuto a minuto por los hinchas de su club, que seis años después de aquellos infantiles golazos a Juventus hizo su debut profesional en primera división.

El "Diablito", tal su no muy original apodo, no fue el primer niño-estrella. Hubo otros que lo precedieron en el camino de la procacidad futbolera. Muchos no pudieron sostener aquellas promesas en la vida adulta y unos pocos sí lograron hacer una carrera acorde a lo esperado. Desde Diego Maradona, el cebollita que hacía jueguitos en los entretiempos de Argentinos Juniors, hasta Erik Lamela, pretendido por Barcelona cuando aún no había cumplido 13 años, han pasado una buena cantidad de proto-cracks mediáticos. Pero casi ninguno tuvo la rigurosa cobertura del chaqueño.

Desde su regreso de aquel campeonato en Italia, sus partidos en inferiores fueron tema de conversación. Y él, lejos de complicarse con la presión, respondió con fútbol en cada etapa de su desarrollo. Siempre descolló. Siempre dio la talla. Se destacó en todas las categorías y la enorme expectativa que despertó su talento proverbial no lo encegueció. Todo lo contrario.

Debutó en reserva en octubre de 2022, con un gol frente a Patronato, y tres meses después firmó su primer contrato. A comienzos de año fue figura del Sudamericano sub 17 y hace algunas semanas comenzó a entrenarse con el plantel principal. Sus últimos meses fueron vertiginosos, como los de cualquier adolescente que está a punto de convertirse en adulto.

El 22 de junio de 2023 hizo su presentación en primera división. En un estadio Monumental repleto que lo ovacionó como se ovaciona a todo jugador formado en el club, dio sus primeros pasos en el escenario más importante. Y, otra vez, respondió con la seguridad de un jugador maduro que sabe lo que quiere y que tiene el carácter para ir a buscarlo.

No brilló ni fue la figura, pero sí demostró que tiene condiciones suficientes como para completar las expectativas que hay sobre él. Y eso ya es decir mucho. Se paró como enganche, en el centro, de frente a la pelota y de espaldas al arco. Sus primeros toques fueron seguros y hacia atrás. Gambeteó menos de lo que se podía esperar, pero siempre intentó pedir el balón. Esa fue su principal virtud contra Instituto.

Su primera gambeta fue sin tocar la pelota y contra la banda izquierda, en un contragolpe. Picardía y velocidad. La respuesta fue la que tendrá muchas veces en el futuro: una dura infracción. Luego, en su primer intento de derecha hacia el centro, habilitó a Lucas Beltrán, quien convirtió el 3-1 final. Sí, en su debut dio una asistencia.

El hincha de River fue mucho más cauteloso que los medios de comunicación. Lo aplaudió como se aplaude a los "chicos del club", pero no exageró el recibimiento. Sabe que, si todo va bien, tendrá muchas oportunidades de expresarle su cariño. El primer paso está dado y, otra vez, Echeverri dio la talla. Ahora solo queda continuar un crecimiento que viene bien. Muy bien.