<
>

Por qué Vélez fue el mejor equipo de 2024 en el fútbol argentino

Reza la frase que el fútbol siempre da revancha. Y a veces las segundas oportunidades son tan elocuentes que ya toca hablar de resurgimiento, de un absoluto renacer. Vélez pasó los últimos años de su vida deportiva tocando fondo. Cuando pensaba que más bajo no podía caer, se hundía un poco más, atravesando así una situación de penuria que lo llevó a estar a un partido de perder la categoría, algo que sucedió únicamente en 1940. Sí, hace más de 80 años.

Aquel encuentro contra Colón allá por fines de 2023 se recordó mucho en los últimos días. El Fortín ganó en la última fecha y así logró mantener la cartegoría. Un respirar profundo que trajo algo de alivio a la institución. En el medio, se renovó la cúpula dirigencial, con la salida de Sergio Rapisarda y la llegada como presidente de Fabián Berlanga. Tocaba empezar a reconstruir los cimientos de un club que hace décadas estaba acostumbrado a pelear arriba.

Asumió Gustavo Quinteros como entrenador en lo que representó una verdadera apuesta, con un DT que, si bien tenía un palmarés importante a nivel internacional, nunca había dirigido en la máxima categoría del fútbol argentino. Se mantuvieron nombres que habían rendido como Braian Romero y Claudio Aquino, y se sumaron algunos refuerzos que terminaron siendo determinantes como Tomás Marchiori y Emanuel Mammana.

El inicio no fue nada sencillo, porque al tercer partido del ciclo cayó como un mazazo una derrota 5-0 frente a River. Más allá de la goleada absoluta (que pudo haber sido mayor), se vio un equipo sin ganas, sin ideas y perdido dentro de la cancha. Reunión puertas adentro, una charla grupal más que necesaria y un cambio rotundo que duró hasta el día que se gritó campeón.

Vélez, el equipo que jugó todas las finales del año

De ahí en más, empezaron a aparecer los triunfos y con los resultados los buenos rendimientos dentro de la cancha. Eso llevó a Vélez a acceder a la final de la Copa de la Liga. Es cierto, no era el favorito y chocó contra un Estudiantes que venía en gran forma, pero completó un buen encuentro y en los penales se quedó a las puertas de poder coronar.

El haber peleado hasta el último partido de un torneo significó algo más que una final para este equipo. Fue haber dejado atrás por completo la idea de luchar por mantener la categoría para realmente ponerse el traje de candidato en el fútbol argentino. Ese convencimiento, inmensamente trabajado desde el cuerpo técnico, fue clave para formar un grupo de jugadores que salió a comerse vivos a sus rivales en la Liga Profesional. En un torneo en el que los goles escaseaban, la irregularidad era moneda corriente y donde hasta el equipo más débil se podía imponer al más grande, Vélez se floreó con verdaderos bailes, como fueron el 5-0 a Barracas Central o el 4-0 a Independiente Rivadavia Mendoza. Incluso apabulló 3-0 a Talleres, quien luego terminó siendo su contendiente hasta la última jornada.

Pero no todo fue color de rosa. Si bien fue el mejor equipo del año, estuvo conformado por un grupo muy corto de futbolistas de experiencia, con escaso recambio más allá de los juveniles, y ese precio lo empezó a pagar al final. El cansancio fue elocuente y el hecho de haber disputado la Copa Argentina a la par hizo que los titulares bajaran notablemente su rendimiento. Eso se tradujo en resultados adversos que llevaron a un club que iba cómodo a conquistar la Liga Profesional a tener que sufrir hasta la última jornada.

La semana previa a la obtención del título estuvo marcada por dos golpes, y ambos en el mismo estadio. La cancha de Unión pareció enterrar las ilusiones de Vélez: primero con una caída 1-0 ante el Tatengue por el torneo local, que lo dejó en igualdad de puntos con Talleres, y luego con la inesperada derrota ante Central Córdoba en la final de la Copa Argentina. Ante Huracán, el domingo, era ganar o terminar el año sin nada.

El mismo grupo que desde hace más de un año demostró que en las difíciles se hace gigante, repitió ese modus operandi. No le dio oportunidades al Globo, que ni pateó al arco, se quedó con el triunfo por 2-0 y por fin pudo pronunciar la palabra que tanto miedo le daba anticipar: ¡Campeón!

Difícil encontrar alguien que se abstenga de señalar a Vélez como el mejor equipo argentino del año. El único asterisco radica en que no participó de ninguna copa internacional, pero de todas formas conquistó el torneo local más largo y relevante y llegó a las finales de las otras dos competencias. En ese afán por recuperar la gloria perdida, ahora deberá usar este título como puntapié y seguir poniendo ladrillos para volver a ser aquel que fue.