Por tercera ocasión en cuatro años, el Barcelona visita al Napoli en torneo europeo, y lo hace, de nuevo, en una situación incómoda.
NÁPOLES -- Barcelona y Napoli, unidos por la figura de Diego Armando Maradona, nunca habían cruzado sus caminos en Europa, y este miércoles se enfrentarán en el templo de San Paolo (rebautizado con el nombre del legendario astro argentino) por tercera vez en cuatro años.
Se estrenó el Barcelona ante Napoli en febrero de 2020, con ocasión del mismo cruce de octavos de final de la Champions League, arrancando un 1-1 en el que fue último partido con público antes de la pandemia del Covid; repitió en febrero de 2022 en el play-off previo a octavos de final de la Europa League venciendo por 2-4, y regresa otra vez en febrero, dos años después de su última visita en una situación para nada cómoda.
El Barça no gana un partido de eliminatoria en Champions League a domicilio desde abril de 2019, cuando venció en Old Trafford al Manchester United 0-1 en la ida de cuartos de final. Después vendría el desastre de Liverpool y a partir de ahí ganar como visitante un partido de eliminatoria en la máxima competición continental se ha convertido en imposible.
No es un partido cualquiera para el Barça y tampoco lo es para el Napoli, cuyo presidente solventó el lunes despedir a Walter Mazzarri y sustituirlo en el baquillo por Francesco Calzona, tercer entrenador de una temporada aciaga que comenzó con el francés Rudi García.
Si a Aurelio de Laurentiis se le acabó la paciencia tras el empate del sábado frente al Genoa que deja al campeón del Scudetto en novena posición de la Serie A, a nueve puntos de los puestos de Champions, a Joan Laporta le supuso un alivio el ajustado triunfo del Barça en Vigo frente al Celta, solventado de penalti en tiempo añadido y que le dio aire a un Xavi Hernández que sigue tan cuestionado por el entorno como firme a ojos del presidente del club azulgrana.
Firme... O eso se apresura a repetir el discurso oficial del Barça, desde donde no se cuestiona la permanencia del entrenador catalán hasta final de temporada y se mantiene que ni la eliminatoria frente al Napoli, y menos aún el resultado de este partido de ida, provocará ningún cambio de escenario o de opinión en los despachos del Camp Nou.
La realidad es, sin embargo, tozuda y el ambiente en el seno del club dista mucho de lo ideal, hasta el punto que el propio Xavi, tras el empate cedido en Montjuïc frente al Granada, invitó a la dirigencia a liberar inmediatamente el compromiso que apenas dos semanas antes anunció finalizaría por decisión propia al acabar la temporada.
Superar los octavos de final se entiende tan fundamental como necesario para este Barça. Recuperar en la medida de lo posible la tranquilidad alrededor del equipo, seguir soñando en Europa y suspirar por un derrumbe tan inesperado como quimérico del Real Madrid en la Liga... Si es que el equipo de Xavi es capaz (que se adivina improbable) de enlazar victoria tras victoria.