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Origi-Wijnaldum y Lucas Moura-Llorente, dobles parejas de héroes inesperados

MADRID - La clasificación de Liverpool y Tottenham para la final de la Liga de Campeones 2018/19 ha llegado después de duelos épicos, de remontadas inesperadas, de ejercicios de carácter, y en buena medida gracias a la irrupción de dos parejas de 'héroes' inesperados, Origi-Wijnaldum por los 'reds' y Lucas Moura-Llorente por los 'spurs'.

Sin la vitola de 'titularísimos', como expresaba el chileno Manuel Pellegrini en su etapa al frente del Real Madrid, los cuatro encontraron en estas semifinales un protagonismo y una relevancia innegable.

Unos en mayor y otros en menor medida, han carecido de la regularidad imprescindible en sus equipos y han estado a la sombra de otras grandes estrellas como los Mo Salah, Harry Kane, Roberto Firmino o Naby Keita.

Cuanto menos, no habían sido las primeras opciones para los dos entrenadores. Y los cuatro respondieron a la llamada de Jurgen Klopp y Mauricio Pochettino, acuciados por sendas plagas de lesiones. Lo hicieron de forma puntual y se convirtieron en factores determinantes y desequilibrantes.

Divock Origi, un joven belga que iba para figura del fútbol mundial que ya cuenta con 24 años y que acumula cinco campañas en Anfield, apenas había podido confirmar todo lo que se le presuponía.

El tridente Salah-Firmino-Mane se ha convertido en la época de Klopp en una de las delanteras más reputadas y temibles para los rivales, lo que cerró las puertas a Origi.

En cambio, los problemas físicos del egipcio y del brasileño le abrieron de par en par las puertas de la vuelta de la semifinal en Anfield. El fornido delantero de Ostende cumplió sobradamente en la remontada ante el Barcelona, que abrió y cerró.

Wijnaldum, de 28 años, está más habituado a integrar el once inicial de los 'reds', aunque Klopp, que no acabó del todo satisfecho en el Camp Nou, decidió no concederle la titularidad en el partido de vuelta.

Mediocentro con capacidad de llegada fue a quien recurrió el técnico germano en el descanso ante la lesión del lateral Andy Robertson. Era un giro de tuerca y el futbolista de origen surinamés, nacido en Rotterdam, ratificó el sueño de remontada con un doblete.

Con una de sus especialidades, la llegada desde segunda línea, Wijnaldum, que llegó a Anfield en 2016 procedente del Newcastle, firmó el segundo tanto del Liverpool y con un preciso remate de cabeza el tercero que antecedió al increíble 4-0.

La segunda semifinal se resolvió también con remontada y emoción en el Johan Cruyff Arena. El Ajax tocó el cielo con el 2-0 que elevaba su ventaja, unido el resultado de la ida, a 3-0.

También con el equipo muy mermado, sin su gran figura, el goleador Harry Kane, entre otras ausencias relevantes, Pochettino y sus hombres se veían poco menos que eliminados.

Los 'Spurs', que disputarán su primera final de la Liga de Campeones tras tener un gasto de cero euros en fichajes durante los dos últimos mercados de traspasos, se rebelaron a un destino que parecía conducir al osado y atrevido conjunto ajacied al Wanda Metropolitano.

Pochettino también movió sus fichas en el tablero verde de Amsterdam, tanto para el once titular como luego en el intermedio. Clave, como reconoció uno de los míticos de los banquillos del Ajax y del Barcelona, Louis van Gaal, fue la entrada del español Fernando Llorente.

Campeón de Europa y del Mundo con la 'Roja', está echando mano de grandes dotes de paciencia ante la falta de continuidad y de oportunidades reales. Desde que salió del Athletic con destino al Juventus, y sus pasos por Sevilla y Swansea, tampoco en el conjunto londinense, al que llegó en agosto de 2017, está encontrando la regularidad imprescindible.

Pero como demostró en Amsterdam su aportación es indiscutible. Salió al campo y el partido cambio. La increíble reacción del Tottenham la firmó, a su lado, el brasileño Lucas Moura, autor del triplete victorioso.

El extremo paulista, nacido en 26 años, formado entre Corinthians y Sao Paulo, tuvo una espectacular progresión que encontró el premio en el fichaje, en agosto de 2012, por el París Saint Germain, con el que alcanzó la cima en cuanto a competiciones domésticas, pero no pudo junto al resto de compañeros encontrar el refrendo europeo y casi siempre estuvo por detrás de otras grandes figuras del equipo.

Acabó por partir hacia Londres en enero de 2018 en busca de mayor protagonismo y relevancia. El PSG necesitaba hacer caja y cumplir el juego limpio financiero. Costó al Tottenham casi treinta millones de euros y casi año y medio después logró alcanzar por fin su gran momento, el más brillante de su carrera en el Johan Cruyff Arena, donde fue la máxima expresión de la reacción 'Spurs'.

Anulado, como todo su equipo en el primer tiempo, por el fulgor del Ajax, su velocidad, habilidad y remate sellaron la histórica clasificación del club londinense. El último héroe inesperado de una Champions para el recuerdo.