En La Bombonera, el local hizo el gasto, fue claramente superior pero no pudo convertir y quedó a mano. Boca Juniors solo empató 0-0 con Palmeiras en la ida de las semifinales de la CONMEBOL Libertadores y definirá la serie por un boleto a la gran final el próximo jueves, en Brasil.
El Xeneize venía de empatar ante Lanús por la Copa de la Liga y varios de los jugadores que disputaron ese encuentro fueron titulares contra el conjunto brasileño en La Bombonera. Así arrancó esta semifinal, con el sueño de la séptima Libertadores en pie. Esta es la sexta semi de Boca en sus 10 últimas participaciones en el principal certamen continental de clubes y superó al Verdao en las tres series entre sí.
Jorge Almirón sorprendió con distintas variantes en los días previos y se decidió por Valentín Barco, sin dudas la joya de la cantera, desequilibrante y atrevido, esta vez ubicado como volante por izquierda. En el lateral derecho no ingresaron Lucas Blondel ni Marcelo Weigandt y puso a Luis Advíncula, quien así retrocedió a su antiguo puesto de marcador.
En el mediocampo eligió a Equi Fernández, de gran partido, y Pol Fernández para acompañar a Cristian Medina, gran figura del Xeneize este año y situado en este choque por la derecha. Y adelante sorprendió con la inclusión de Miguel Merentiel como compañero de Edinson Cavani, formando una dupla netamente uruguaya.
Ya de arranque avisó Cavani, luego Artur para la visita, ganándole la espalda a Frank Fabra, y a los 15 fue Cavani, con un cabezazo desviado, el que estuvo cerca de abrir el marcador, tras un gran tiro libre de Barco. La ocasión más clara de la primera media hora de partido la tuvo Merentiel, quien recibió un gran pase de Barco, clave en la generación de juego del local, pero apenas la desvió con su botín y el balón se fue pegado al palo izquierdo del arquero rival. Y dispuso de otra, pero su remate de derecha fue débil. Y otra más, un cabezazo de Cavani que salió por poco.
Así, a mano, se fueron a los vestuarios tras la primera mitad, en un cruce con mucha tensión y pierna dura, con varios duelos con golpes fuertes. Boca, apoyado por sus hinchas, tuvo buen fútbol, muchas acciones sumando pases, y buscó por los laterales, como pregona Almirón. Fue muy superior, siendo claramente Barco el más incisivo, pero le faltó al anfitrión, el gran protagonista, la puntada final para poder gritar un gol. En cambio, Palmeiras fue muy poco profundo.
Siguió intentando Boca, pero le faltó el tiro del final. Casi lo consigue a través de Fabra, de cabeza, e inclusive después tomó a un rival y el tiro de Merentiel a la red no fue convalidado. Y a los 23 minutos del complemento se generó Barco otra oportunidad de alto riesgo, desbordó, pateó fuerte y el rechazo del arquero llegó a tocarla Cavani, pero no logró marcar. Sin dudas, el dueño de casa fue mejor y más punzante, aunque le faltó contundencia en el área rival.
Acto seguido, el técnico metió dos cambios de peso: Lucas Janson por Barco, seguramente por no estar a pleno en el rubro físico, ya que había sido la gran estrella del encuentro, e ingregó Nicolás Valentini por el capitán Marcos Rojo, también sin estar al ciento por ciento. Y Almirón también puso enseguida a Darío Benedetto, en reemplazo de Merentiel, y a Jorman Campuzano, en lugar de Pol Fernández, aunque en estos dos casos no por cuestiones físicas.
Renovó las caras pero no le alcanzó y, como contra Racing, no marcó en La Bombonera, donde no pudo imponerse en las tres series de "mata-mata" en su estadio. Almirón se enfrenta a su máximo desafío en Boca, frente a un equipo con experiencia. Con Abel Ferreira, el conjunto paulista encontró un funcionamiento sólido que le viene generando algo muy valioso en el fútbol actual: confianza en sí mismo. Palmeiras sabe a lo que juega. Conoce muy bien sus virtudes y sus defectos, es estructurado en lo defensivo, aunque esta vez sufrió mucho en la ida al Xeneize.
Además, el equipo brasileño es rápido en ataque y pocas veces se sale de su libreto. Palmeiras se transformó en un adversario duro en la Copa, sin los pergaminos de Boca, pero de cuidado. Desde 2020, ganó 12 series mano a mano y solo perdió una, las semis de 2022 contra Paranaense. Aunque se valora mucho su solidez defensiva, sobre todo por el paraguayo Gustavo Gómez, el potente en la ofensiva y, de hecho, es el máximo goleador de la actual Libertadores.
Ni el ingreso de Exequiel Zeballos sobre el final, por el ovacionado Equi Fernández, fue suficiente para poder desnivelar en el arco rival. Fue un empate con sabor a poco para Boca, ya que rindió mucho mejor, fue siempre el que buscó pero pagó caro su sequía. A esta serie le restan 90 minutos y definirán a todo o nada el siguiente jueves en suelo brasileño, en busca de un pasaje para la final del 4 de noviembre en el Maracaná de Río de Janeiro. Y la ilusión continúa en pie.