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Machillo se sincera: la final ante Xelajú llega con una Liga en construcción

Machillo admite que la final ante Xelajú llega más rápido de lo previsto, aunque confía plenamente en la respuesta de su equipo

Óscar Machillo Ramírez no suele abrir la puerta a lo que siente, pero en la víspera de la final de la Copa Centroamericana ante Xelajú dejó escapar algo que, en cualquier otro técnico, sería una señal de debilidad. En él, en cambio, es sinceridad pura.

“Esta final me llega con menos trabajo del que hubiera querido”, confesó. Apenas seis meses en el banquillo rojinegro y una carrera a contrarreloj para inculcar conceptos, corregir sistemas y afinar una identidad que todavía está en construcción, pero que ya compite como si llevara años junta.

Ramírez reconoce que el cierre del semestre fue una montaña rusa: el torneo local peleado al límite, la Copa Centroamericana encima, viajes, rotaciones, cansancio y una afición que exige levantar la 31 y, de paso, esta corona internacional.

Aun así, el Machillo se siente más tranquilo de lo que muchos imaginan:

“No creás que uno por experiencia deja de sentir ansiedad, pero he dormido tranquilo. El grupo ha atendido muy bien”.

El análisis del primer partido fue claro: Alajuelense generó, desbordó, produjo ataques por ambos costados… pero no mató. Y Xelajú, con su estilo incómodo y punzante, tuvo contras que pudieron haber cambiado la historia.

Ramírez lo tiene claro:

“Es un equipo engañoso. Lo tenés para rematarlo y en un momento te puede joder”.

Por eso insistió en un punto: atacar sí, pero sin perder la cabeza.

Plan A, B y C… todos en la maleta

A Machillo le gusta el vértigo, pero también la pausa. Le encantan los duelos por afuera, pero sabe que la combinativa con Joel y Creichel puede partir defensas.

Lo dijo con su estilo, directo:

“Me gusta tener de todo un poco. No puedo jugármela a un solo estilo. Si el partido pide vértigo, vamos. Si pide combinativa, también”.

La Liga viajó con plantel completo a Guatemala. No habrá sorpresas. No habrá experimentos. Solo una idea clara: competir con el temple que el Machillo ha reconstruido paso a paso.

Ramírez cerró con moderación, consciente de que este equipo debe luchar cada pelota como si fuera la última:

“Vamos a tratar de llevar la copa. Mesura. Hay un rival complicado, pero la intención es buscar el objetivo”.

Mañana, en el Cementos Progreso, Alajuelense se juega el título internacional más importante de la región. Y a pesar del poco tiempo, Machillo sabe que el reloj ya no corre para él: corre para su equipo.