El técnico manudo levantó su primera copa internacional y, sin tiempo para festejos, puso la mira en las semifinales del Torneo Nacional
Óscar Macho Ramírez vivió una noche que quedará para siempre en la vitrina rojinegra: su primer título internacional como técnico de Alajuelense, el mismo que terminó en una conferencia de prensa interrumpida por un baño helado de sus propios jugadores.
Aún empapado y sonriendo, el entrenador dejó claro que el festejo debía durar poco: la mirada ya está puesta en las semifinales del Torneo Nacional y en la búsqueda de la ansiada estrella 31.
Ramírez no dudó al señalar lo que marcó el camino hacia el tricampeonato centroamericano.
“La clave fue no claudicar. Tuvimos partidos durísimos… Los hondureños, los de Antigua, todos nos exigieron. Y también quiero felicitar a Xelajú, Amarini Villatoro tiene una muy buena proyección”.
La final volvió a mostrar el carácter rojinegro y la capacidad de competir en escenarios adversos.
Bayron Mora, el héroe inesperado
El técnico dedicó varias líneas a la figura del partido: el joven portero Bayron Mora, quien detuvo dos penales y firmó una actuación monumental.
“Lo de Bayron es para felicitar al preparador de porteros, Diego Cejas. Con 22 años mostró una personalidad enorme. Tenemos un proyecto de futuro muy serio”.
Ramírez admitió que esta serie fue una prueba estratégica compleja:
“Planificar este equipo no fue sencillo. En Alajuela atacamos y nos partieron en la contra. Ellos tienen tres años de trabajo, se nota. En la vuelta supimos que no podíamos romper el bloque”.
A pesar de tener opciones de ponerse en ventaja, la Liga necesitó nuevamente su temple competitivo para cerrar la serie desde el punto penal.
El camino no terminó: ya piensa en el torneo nacional
Ni el trofeo apagó la urgencia competitiva del Machillo:
“Imagínese que ya estaba pensando en el domingo… No es fácil disputar una final de Centroamérica y otra del campeonato”.
Reconoció que el plantel ha tenido poco descanso y que la llegada de ocho seleccionados complicó la planificación.
Ramírez volvió a destacar el alma del grupo:
“Cuando se trabaja en lo físico, se sufre… pero cuando hay sentimiento, hay un extra. Se ven como familia. Todos estaban felices por Bayron”.
El técnico de Xelajú afirmó que su equipo fue superior en la serie. Ramírez lo tomó con naturalidad:
“Es entendible. Él quería ganar. Es joven, tiene ilusión. Las derrotas enseñan”.
Para Ramírez, la final fue un partido de momentos, desgaste y capacidad emocional:
“Es imposible hacer un partido perfecto. Hoy pagamos un trajín fuerte, jugamos cada tres días. Pero supimos lidiar con los momentos críticos”.
Con la Copa Centroamericana ya asegurada, la Liga ahora apunta a cerrar un semestre histórico: tricampeonato regional y el sueño intacto del título 31.
