Después de ocho años en los que cambió para siempre el destino de la Selección Argentina y se coronó campeón de la Copa del Mundo 1978, César Luis Menotti fue contratado como entrenador de Barcelona. Firmó su contrato el 6 de marzo de 1983 y se reencontró con Diego Armando Maradona.
Menotti se había consagrado como entrenador en el Huracán de 1973, cuando solo tenía 38 años de edad. Formó un equipazo que salió campeón del fútbol argentino con un juego ofensivo y vistoso. Eso le permitió dar el salto a la Selección, donde lideró un cambio estructura que en 1978 le permitió a la Argentina ganar por primera vez una Copa del Mundo.
En España 1982 el equipo no pudo repetir la campaña y dejó una pálida imagen. Pero Menotti ya estaba en el radar de los grandes de Europa y Barcelona decidió contratarlo.
El desafío era grande. El conjunto blaugrana, que venía de ser dirigido por el alemán Udo Lattek, quería posicionarse en lo más alto del país y del continente. Los títulos venían siendo esquivos para el club catalán, que no ganaba una Liga desde 1975, jamás había sido campeón de Europa y además no encontraba el estilo de juego que buscaba. Menotti se presentaba como el candidato ideal por su idea: posesión de balón, buen trato de pelota, y siempre la apuesta al juego colectivo y de ataque.
Así fue el corto pero intenso paso de Menotti por Barcelona
Pese a contar con un muy buen plantel y el plus de tener a Diego, quien había llegado a mediados de 1982, no fueron tiempos fáciles para el club catalán.
La estadística dirá que Menotti ganó la Copa del Rey, la Copa de la Liga y la Supercopa de España hasta su renuncia en 1984 luego de que falleciera su madre. Los números en cuanto a títulos no fueron malos.
Claro, quedó como gran cuenta pendiente la Liga de España, que obtuvo Athletic de Bilbao. En ese momento el cojunto vasco era por su forma de juego la antítesis de lo que proponía Menotti. Y ese equipo de Javier Clemente fue un dolor de cabeza para las aspiraciones de los catalanes.
En muchos casos apelando a un juego brusco y malintencionado, como fue la terrible patada de Andoni Goikoetxea a Maradona que terminó en una fractura de tobillo para el 10. El mismo jugador había lesionado un tiempo atrás al alemán Schuster, otra de las figuras de los catalanes.
Lo cierto es que el Athletic fue campeón de la Liga y el Barça quedó segundo, a un punto. En la Copa del Rey la revancha llegó y nada menos que ante el Real Madrid. Allí el blaugrana dejó en el camino a los vascos en cuartos de final, y a los Merengues los derrotó 2 a 1 sobre la hora, con gol de Marcos Alonso, para un inolvidable festejo en la final.
En la Copa de la Liga, torneo jugado por eliminación directa, el festejo en la final fue contra el Real Madrid nuevamente, al empatar 2 a 2 la ida y vencer 2 a 1 en la vuelta, con gol de penal de Maradona.
En tanto, en la Supercopa española, se dio el gusto de derrotar al Athletic en la final a dos partidos, tras ganar la ida 3 a 1 y perder la vuelta por 1 a 0.
“Recuerdo que cuando me fui de Barcelona, Diego me preguntó sí era cierto que no seguía, y me dijo que si yo me quedaba, él no se iba a Napoli. Yo había tomado la decisión por el fallecimiento de mi madre y por cierto cansancio personal”, relató el Flaco sobre ese momento.
Su paso por Barcelona fue corto, apenas 55 partidos, pero intenso. Y más allá de algunas frustraciones, dejó tres títulos: dos finales ganadas ante el Real Madrid y una ante el Bilbao, el cuco del momento.