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El Mundial de 1982, la gran decepción para Diego Maradona

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Fillol: 'En el Mundial del 82 morimos de pie' (1:07)

El arquero se lamentó por cómo se dio ese certamen en el que era casi el mismo plantel del 78 más Maradona. (1:07)

El Mundial de 1982 fue una de las grandes decepciones para Diego Armando Maradona. El 10 llegaba por primera vez a jugar una Copa del Mundo de mayores, tras la frustración por no haber sido convocado en Argentina 1978.

Esta vez, más grande y consolidado como una de las grandes figuras a nivel Mundial, Pelusa tuvo su gran chance. Nuevamente César Luis Menotti estaba en el banco de suplentes también muchos de los campeones del ’78, como Fillol, Passarella, Gallego, Bertoni y Kempes.

El equipo parecía que se ponía más chapa de candidato que nunca, sobre todo porque contaba con el 10. Diego ya había llegado a Barcelona tras su paso por Boca, en una cifra cercana a los 8 millones de dólares.

Tras la conquista del Mundial juvenil de Japón de 1979 y el título Metropolitano de 1981 con Boca, Maradona quería sumar una nueva estrella. Pero las cosas no iban a salir como estaban previstas.

“No estábamos bien en lo físico. Yo llegué con mucha carga de entrenamientos. Tuvimos varios meses de concentración, pero jugamos pocos partidos…”, declaraba el 10 en uno de sus libros.

El arranque no pudo ser peor: el equipo tuvo una pálida presentación en la inauguración del Mundial y perdió 1 a 0 ante Bélgica.

Maradona empezó a descubrir en ese Mundial que ser Maradona no sería una tarea sencilla. No sólo por el reconocimiento de la gente y porque iba a estar más que nunca bajo la lupa de la prensa, sino también porque los rivales iban a tratarlo con rudeza.

La impotencia, podría decirse, formó parte de esa Copa del Mundo para el 10. Salvo en el partido jugado contra Hungría, por la segunda fecha del grupo, nunca pudo volver a marcar: hizo dos goles, a los 28 minutos de la primera mitad y a los 12 del complemento.

Tras la goleada contra Hungría llegó un triunfo por 2 a 0 ante la débil El Salvador. Un partido que no dejó mucho para destacar.

Pero lo más importante estaba por venir. La albiceleste ya estaba en la segunda fase, pero tras terminar segunda en su zona detrás de Bélgica, le tocó un grupo muy complejo: Italia, que luego sería campeón, y Brasil, fueron los rivales de turno.

Contra Italia había perdido en Argentina ’78, y ante Brasil, en el mismo Mundial, no pudo pasar de un empate. Esta vez se llevaría dos derrotas que la dejarían afuera del torneo.

Italia venció a la Argentina 2 a 1, y Diego tuvo una opaca actuación. Claudio Gentile le hizo marca personal y no le dio muchos espacios para que el 10 pudiera mostrar su magia y su talento.

El partido contra Brasil era definitorio, había que ganar para tener chances de avanzar a las semifinales. Pero se vivió otra dura derrota por 3 a 1. En ese partido, Diego sufrió la primera y única expulsión en un Mundial.

Frustrado, enojado, impotente frente a la inminente eliminación, metió un planchazo a los 40 minutos del segundo tiempo de juego contra Batista, que lo dejó afuera del equipo. Unos minutos después, Ramón Díaz, anotó el 3 a 1 final.

Se trató de un Mundial amargo, además, por otro factor importante. Mientras se disputaba la Copa del Mundo en España, la Argentina estaba en guerra contra Inglaterra por las Islas Malvinas. No fue un dato menor: el plantel sintió en lo anímico el golpe de esa batalla que dejó muchos muertos en el país y una herida que todavía no cicatriza.

Pero, como siempre, Maradona tenía mucho más para dar. La experiencia sirvió para llegar más consolidado a México ’86, donde iba a escribir el capítulo más glorioso de la historia de los Mundiales.

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