A Xavi le costó afianzarse como entrenador de Barcelona. A diferencia de lo que fue su irrupción como futbolista, que tuvo debut con gol y título en la Supercopa española 1998, su campaña en el banco de suplentes comenzó con frustraciones y derrotas. Sin embargo, un año y medio después de su llegada, se consagró campeón de la Liga y logró imprimirle al equipo un estilo que espera consolidar en el futuro cercano.
El excapitán campeón de Europa arribó el 6 noviembre de 2021 en sustitución del neerlandés Ronald Koeman. Quedó eliminado en cuartos de final de la UEFA Europa League en su primer intento internacional y luego se despidió en la fase de grupos de la UEFA Champions League 2022/23. Sin Lionel Messi, fue difícil su adaptación, más allá de la identificación total con la camiseta.
Campeón con estilo y autoridad
Hoy, 554 días después de aterrizar al banco catalán, consigue su primer gran logro, una Liga que no ganaba desde 2018/19. Lo hizo con autoridad y con gran solidez defensiva, aunque parezca una contradicción con el estilo histórico del club. Casi no tuvo fisuras: solo sufrió 15 goles en 35 jornadas. Además, le sacó rédito a las once victorias 1-0 contabilizadas hasta la fecha de la consagración y a los 64 goles convertidos, muy lejos de los 90 que la escuadra barcelonista anotó para levantar el título hace cuatro cursos.
Es que son malos tiempos para la lírica sin Messi en el primer equipo y en un momento de urgencias para la entidad. Quizá por ello, el Barça de Xavi se ha abrazado a la seguridad que da el pragmatismo para amarrar un título tan ansiado como necesario para una masa social sedienta de alegrías.
"La gente en el Camp Nou o por la calle es consciente de las dificultades que tenemos económicas e institucionales. Si ganamos la Liga no será la hostia, será la rehostia", aseguraba Xavi pocas semanas antes de asegurarse matemáticamente el título.
Xavi no llegará a los 100 puntos, pero se acercará. En el currículum de su novena Liga -la primera como técnico- podrá decir que conquistó el título matemáticamente con cuatro jornadas de margen tras sumar 27 victorias, 4 empates y 3 derrotas.
Un camino con contratiempos
El camino hasta el título fue más tortuoso de lo que dejan entrever los datos. Además del terremoto institucional que significó el estallido del 'caso Negreira', Xavi ha tenido que lidiar con la decepción de quedar eliminado de los octavos de final de la Champions por segundo año consecutivo.
A ello se han sumado las lesiones musculares de puntales del primer equipo a lo largo de la temporada. La baja de Ronald Araujo -uno de los líderes del plantel- condicionó la defensa en el primer tramo de la temporada, mientras que talento ofensivo menguó con las ausencias de Pedro González 'Pedri' y Ousmane Dembélé entre enero y abril.
Pero cuando consiguió dar con la tecla táctica, su equipo empezó a gobernar la Liga con puño de hierro. Arrancó con el 'rock & roll' sin control que le daba jugar con dos extremos -habitualmente Raphinha y Dembélé- y el goleador Robert Lewandowski para acabar encontrando el equilibrio con la melodía tranquila del cuarteto de centrocampistas formado por Busquets, De Jong, Pedri y Gavi.
Desde el orden y con un Marc-André ter Stegen soberbio bajo palos, el Barça de Xavi ha crecido en España. El próximo gran objetivo es que también compita en Europa. Pero eso será el próximo curso. De momento, uno de los hijos pródigos del barcelonismo compra tiempo con el título de la regularidad a la espera de sumar más talento para la causa.