Barbastro no fue rival para Barcelona, pero el equipo de Hansi Flick necesitaba este comienzo de año: goleó por 4-0 en el Campo Municipal de Deportes y se metió en octavos de final de la Copa del Rey.
El equipo catalán tuvo un cierre negativo de 2024, en el que acumuló dos derrotas y un empate en cinco encuentros, lo que le ha llevado a perder el liderazgo de LaLiga. Sumado a eso, el conflicto por la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor, que por el momento, quedan fuera del plantel.
Y tiene por delante un mes de enero exigente con cuatro competiciones en juego (Copa, Liga, Champions League y Supercopa de España). Por eso, el partido de Copa del Rey con rival muy inferior podía ser un arma de doble filo: ganarlo no tenía gran valor, pero perderlo pudo ser catastrófico.
El último antecedente no era para confiarse, cuando Barcelona venció por un ajustado 3-2 al Barbastro en la tercera ronda. Pero esta vez, las cosas fueron bien distintas. Flick paró un once alternativo, que no tuvo problemas en dominar de principio a fin del encuentro.
Fue un primer tiempo con el equipo culé tirando centros al área y, en todas las ocasiones, ganó en el aire un hombre de camiseta negra. Le falló la puntería, al principio, y también ayudaron al local las manos de Arnau Fàbrega.
Pero una vez que Barcelona abrió la cuenta, a los 21 minutos, mediante Eric García, de cabeza, claro, ya no hubo nada que salvara al Barbastro, ni siquiera su arquero.
Amplió la cuenta Robert Lewandowski, primero de cabeza a los, y después con un pase filtrado que lo dejó mano a mano para el 3-0 a los 47.
Y el cuarto fue un grosero error de Fábrega, quien tras un fallo en la salida del equipo (Óscar Arroyo tocó atrás), le regaló la pelota en el área a Pablo Torre, que sólo tuvo que empujarla con el arco vacíó.
Fue una victoria clara para Barcelona, que no podrá sacar conclusiones de este partido, pero le sirve para iniciar el año con confianza, afrontar mejor preparado los compromisos más exigentes.