BARCELONA -- Louis van Gaal fue despedido como entrenador del Barcelona el 28 de enero de 2003, dos días después de que su equipo cayera derrotado por 2-0 en Balaídos frente al Celta. Curiosamente el próximo rival de un Barça alrededor del cual se ha instalado, en voz baja todavía, la palabra crisis.
No se contempla que un tropiezo el sábado ante el equipo gallego, al mando del cual debutará Òscar García, hiciera peligrar el futuro inmediato de Ernesto Valverde pero en el Camp Nou, admitió una fuente del club a ESPN, crece la sensación de que la permanencia del entrenador tiene fecha de caducidad esta temporada.
Siendo un club de poca paciencia en el pasado, el cese de Van Gaal hace casi 16 años fue el último producido a mitad de temporada en el Barcelona. Antic (que apenas permaneció cinco meses), Rijkaard y Martino se marcharon al acabar un curso sabiendo que ya no se contaba con ellos; Guardiola y Luis Enrique anunciaron su decisión de irse en primera persona. Y entre unos y otros, con Valverde se sospecha un final similar al del holandés en 2008, víctima de un desgaste en el vestuario que recuerda en muchos sentidos al que entonces ocurrió.
El Barça de 2019 muestra síntomas tan preocupantes como ya vistos en la recta final de la etapa de Rijkaard: poco solidario en el campo, juego previsible, lento, separado en sus líneas, poco trabajado táctica y físicamente, nulo en la presión... Y, a diferencia de entonces, mantenido por el factor Messi, el recurso al que tantas veces, tantas, se agarra el equipo para mantenerse a flote.
Y es la suma de todo ello lo que motiva que se contemple que la etapa de Valverde está cercana al final, entendiéndose que la plantilla necesita, como ocurrió en 2008 y, también, en 2014, una fuerte sacudida para recuperar el fútbol, la esencia íntima de este equipo.
FUTURO Y PRESENTE
La candidatura de Ronald Koeman, ya avanzada por ESPN Digital en mayo y que en primera persona reconoció la última semana que tiene en su mano la posibilidad de fichar por el Barça tras la Eurocopa de 2020, se catapulta al primer plano, pero no siendo el único nombre que se relaciona con el banquillo azulgrana, en el club se entiende mucho más urgente normalizar el presente que planificar el futuro.
“Aquí se pasa del todo a la nada en dos semanas, ya lo sabemos, pero las cosas se deben tomar con calma” se explica desde la entidad azulgrana, donde no se analiza ningún golpe de efecto cercano por más que exista una preocupación “lógica” por la deriva que ha tomado el juego del equipo.
Hoy se mantiene que la continuidad de Ernesto Valverde no está en cuestión aunque el calendario que espera al Barça tras el parón de la próxima semana y hasta las vacaciones de Navidad puede variar el escenario. “Ya sabemos cómo va esto” se insinúa, por más que el presidente Bartomeu, ya lo demostró en su personal gestión de la crisis que se desencadenó al final de la pasada temporada, sea contrario a tomar medidas drásticas.
Si en aquel momento las vacaciones supusieron un bálsamo, ahora la crítica arrecia tanto en dirección al entrenador como a la autocomplacencia que se adivina en una plantilla incapaz de rebelarse en el terreno de juego. “El Barça es primero en la Liga y primero en su grupo de Champions, pero juega como si estuviera en crisis. El juego es demasiado lento, no hay dinamismo, en los últimos 30 metros se es demasiado individual y cada vez que pierde el balón da la sensación que puede encajar un gol al contragolpe porque no sabe cómo frenar la velocidad del rival”, analizó Arsene Wenger durante el partido frente al Slavia, explicando en BeIn Sports que el equipo de Valverde fue “superado físicamente y no ha tenido la velocidad adecuada”.
El Barça mantiene la necesidad de recuperar sobre la marcha, con urgencia, su mejor versión con el objetivo de acabar la temporada de la mejor manera, peleando por todos los títulos con su mejor tono. A partir de ahí se contempla el cambio en el banquillo. Con Koeman en el primer plano, aunque su candidatura, sabida y publicada, no sea la única en la que trabaje el club.