Salido de una familia de interpretes -incluido José José- y músicos, el ex delantero prefirió el balón sobre las artes.
MÉXICO -- El ex director deportivo del Puebla, Ángel ‘Rambo’ Sosa, vivió la disyuntiva de decidir ser artista o futbolista, más allá de tener sangre del finado cantante José José, de haber sido nieto de un intérprete de ópera y de una concertista de piano, y que su papá representó grupos musicales.
“Evidentemente, el camino estaba por ahí; me gusta todo ese ambiente, pero sé los riesgos que eso conlleva. Todo eso nada más lo veía de lejitos. Los deportes me gustaron desde chico. Nadaba, jugaba basquetbol; estuve en el futbol americano y me faltaron algunos kilos y más fuerza, para quedarme; al final opté por el futbol soccer, aunque era malón”, confiesa ‘Rambo’ Sosa a ESPN Digital.
Acerca de su tío José José, comenta que tuvo la fortuna de convivir mucho con él y su familia. “Mi primo Pepe nació el 27 de noviembre de 1975 y yo nacía el 26 de enero del 76; me llevaba dos años y prácticamente fuimos como hermanitos toda la infancia. Me tocaba hacer viajes, algún día irnos de gira en familia”.
Por esa cercanía que hubo siempre, acompañó a sus primos Pepe y Marisol a estados Unidos cuando murió José José, ya que “era momento de apoyar a la familia, sobre todo a Pepe. También hacerle un encargo pendiente de mi tío; lo hice, claro, estuve ahí al pie del cañón”.
Recuerda que la última vez que vio a su tío fue cuando le organizó una comida en Cuernavaca. “Nos reunimos casi todos los Sosa; la única que no estuvo fue Sarita, pues estaba en Miami. Mi tío estuvo feliz, muy contento. El legado del ‘Príncipe de la canción’ ahí queda; cuántas y cuántas generaciones no fuimos gestados con una canción de mi tío, ¿no?, cuántas serenatas, cuántos noviazgos, cuántos desamores también, cuántas borracheras. Marcó una época muy bonita en la música no solo de México”.
‘Rambo’ Sosa confiesa que José José le ayudó muchísimo en toda su carrera, en su escuela, de chavo, “a mi papá, a mis hermanos, a mi abuela Margarita; siempre se dedicó a ayudarnos. Lo mínimo que podía hacer era cumplir con el cometido. Si algo caracterizaba a mi tío era la humildad, uno de los primeros consejos que me dio cuando yo era futbolista esa ser humilde. Siempre estaba al pendiente; él era chiva”.
EL APODO DE ‘RAMBO’ NACIÓ EN CRUZ AZUL
Ángel ‘Rambo’ Sosa empezó a jugar en las fuerzas básicas de Cruz Azul; antes había intentado ingresar a Pumas y Germán Tello le dijo que fuera al representativo de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) a ver si tenía suerte. Tras un tiempo de estar con los universitarios recibió la oportunidad de entrenar en las inferiores de la Máquina e hizo una gira a Europa con jugadores como ‘Piti’ Altamirano y Joahan Rodríguez, siendo su entrenador Ignacio Flores, “y así como llegué, rápido me dieron aire (risas)”.
Su apodo nació en Cruz Azul, precisamente. “Me lo puso el famoso ‘Patón’; no recuerdo cómo se llama. Yo usaba unas botitas de casquillo, de esas que nunca se acaban, esas de obrero; con ellas jugaba, con esas viajaba y casi, casi hasta con ellas me iba a las fiestas. Luego, luego me empezaron a decir que eran las botas de ‘Rambo’, que la voz de ‘Rambo’ y se me quedó ‘Rambo’, por la corpulencia”, agrega ‘Rambo’ Sosa, quien dice que no era que le gustaran tanto esas botas, sino que para eso alcanzaba.
Tras ser despedido fue a probarse al equipo Xochimilco, de la Tercera División, que era dirigido por Enrique Meza. “Había muchos jugadores de Cruz Azul y ahí conocí al profe, quien luego me llevó a Toros Neza y me debutó en 1996. Siempre fui delantero; malo, pero ganoso (risas)”.
El sobrenombre de ‘Rambo’ le acompañó a todas las canchas, pero llamó más la atención cuando empezó a hacer goles en Necaxa, el de Cuautitlán Izcalli, y a festejar peculiarmente. “Yo estudié mercadotecnia y ahí le metí el saborcito de tener la camiseta de ‘Rambo’ abajo cuando festejaba mis goles, un poco generando marca”.
Después de anotar se quitaba la playera y debajo traía una camuflajeada y hacía como que disparaba con una metralleta; esto, cuando los árbitros todavía no amonestaban este tipo de acciones “y ya después nos quitaron la alegría de meter gol”.
Recuerda que la gente lo empezó a identifica, aunque también tuvo mucho que ver el que ya se empezaba a saber que era sobrino de José José.
EMPEZÓ A JUGAR; TUVO UN LIDERAZGO ESPECIAL
“Con los Rayos, el técnico era Raúl Arias. Era un equipo que venía de ganar muchas cosas. Ya estaba en sus últimos momentos Alex Aguinaga, quien era tremendo ídolo, nuestro estandarte; estaban ‘Zague’ y Nicolás Navarro, también en sus últimos aires. Llegó Braulio Luna con nuevos bríos. Sobresalía la conjunción de experiencia con jóvenes, porque de ahí surgieron Luis Pérez, Diego Martínez, el ‘Mostro’ Álvarez; eso nos dio el envión para llegar a disputar la final contra el América en 2002”, relata su trayectoria rojiblanca.
La carrera de Ángel ‘Rambo’ Sosa no fue muy larga; jugó un poco más de 10 años, en equipos de Primera División y Liga de Ascenso, “es que empecé grande y era ‘maletón (risas)”, aunque acepta que tenía mucha enjundia y “siempre se necesita uno de esos en un equipo. Aparte, creo que siempre tuve un liderazgo especial; obvio, les caía bien, tenía buen manejo de grupo, creo que eso me ayudó bastante”.
Por último, se refirió a Enrique Meza como el entrenador que más le ayudó. “El profe Meza marcó mi vida, no solo en el futbol. Me ayudó a ser una mejor persona, a ser un mejor hijo, un mejor amigo y como consecuencia un mejor jugador. Me ayudó a ser disciplinado, a portarme bien en la vida. Él basa todo en fundamentos de vida y en valores y te lo traduce a la cancha; él te aconseja que hagas lo fácil, sin inventar cosas”.
Ángel ‘Rambo’ Sosa se retiró en la ciudad de Irapuato, en una semifinal de ascenso, jugando con Veracruz. Afirma que cuesta mucho dejar esta profesión y por eso aconseja prepararse psicológicamente para irse más tranquilo.