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Por qué el camino de Alyssa Thompson al estrellato cobró hipervelocidad

ALYSSA THOMPSON SE SIENTA en un sofá de cuero blanco en la sede de la empresa Nike en Los Ángeles, apretujada entre sus dos hermanas y ambos padres. Thompson tiene las piernas cruzadas, con las manos sujetas entre ellas. Una zapatilla Nike blanca y reluciente rebota por los aires como un metrónomo. Una sonrisa atraviesa el rostro de Thompson como si fuera un faro, que viene y va en un destello.

Aproximadamente a 2,700 millas de distancia, en Filadelfia, el draft 2023 de la NWSL está a punto de comenzar sin la presencia de su gran estrella. No es un secreto para nadie: Thompson, que prefirió mantenerse cerca de su hogar, está a punto de convertirse en la primera elegida del draft, siendo además la primera jugadora de preparatoria en ocupar la primera selección en la historia de la liga. Una semana antes, Angel City movió montañas para conseguir la primera selección y no tuvo reservas con respecto a sus planes. Aproximadamente 50 personas, entre ellas exentrenadores, compañeras de equipo, agentes, periodistas y empleados del Angel City rodearon a Thompson haciendo un círculo con sillas elevadas y un puñado de bolsas color blanco y rosa eléctrico.

“Todos inhalen profundamente”, recomienda un empleado del Angel City FC a la multitud. “Sostengan la respiración … exhalen”.

Sin embargo, no hay mucho suspenso en el aire cuando la comisionada de la NWSL Jessica Berman aparece en los televisores atornillados a las paredes.

“En la primera ronda del draft 2023 de la NWSL”, dice Berman, “el Angel City FC elige a … Alyssa Thompson”.

Las cámaras atrapan a Thompson mientras vítores estallan a su alrededor. Ella se cubre la boca con las manos. A pesar de que esta selección no es más que una mera formalidad, no hay nada ensayado en la celebración de Thompson y su hermana Gisele.

Fijan sus miradas mutuamente y sonríen; comparten algo muy grande, ahora que tomarán caminos separados apenas por primera vez.

Un par de semanas antes, Thompson se sentó en su cama doble en su habitación compartida con Gisele agonizando por la lista de pros y contras que los Thompson habían hecho sobre convertirse en profesionales. Sabía que tenía días de retraso para tomar una decisión. "Está bien, me volveré profesional. Todos dicen que debería ser profesional. No hay forma de luchar contra ello en este momento", le dijo Thompson a Gisele, riendo y encogiéndose de hombros.

Sin embargo, ahora no hay mucho tiempo para Gisele, amigos y familiares. Thompson es conectada con la transmisión en vivo, nerviosa y con los ojos muy abiertos. “Se me acelera el corazón”, dice al micrófono mientras los empleados del Angel City entregan bufandas y camisetas con el apellido “Thompson” y el dorsal número 21 en la espalda. “Esto es verdaderamente surrealista, aún no lo puedo procesar”.

A un lado, la cofundadora y presidenta del Angel City, Julie Uhrmann, recibe un mensaje de texto de la cofundadora del equipo y actriz ganadora del Premio Oscar, Natalie Portman: “¡ALYSSA!” Pocos minutos después, la tienda oficial del equipo en Internet pone a la venta la camiseta de Thompson.

Thompson ha soñado con esta noche por años, mucho antes de que se comprometiera con la Universidad de Stanford (para después renunciar). Antes de que ella y su hermana se convirtieran en las primeras futbolistas de preparatoria en firmar contratos de patrocinio NIL con la empresa Nike. Mucho antes de que fuera figura de la selección de Estados Unidos en el Mundial Femenino sub-20 de la FIFA y antes de debutar con el seleccionado estadounidense femenino de mayores como suplente de Megan Rapinoe, bicampeona del Mundo y condecorada con la Medalla Presidencial de la Libertad.

Y ahora, dos meses después de cumplir 18 años, Thompson es mucho más que la primera selección general de la NWSL.

Ella es la prodigio de Los Ángeles que será la piedra angular de la franquicia más atractiva de la liga, completa con propietarios famosos y fanáticos acérrimos que asistieron a un promedio de 19,000 por juego el año pasado en la temporada inaugural del club. Ella es la cara más nueva de la NWSL, una liga que tiene una década de antigüedad y que intenta distanciarse de los escándalos de abuso y seguridad que han puesto en peligro sus cimientos. Es una delantera veloz que invade una liga que estableció récords de audiencia y asistencia en 2022 y espera sacar provecho de los nuevos derechos de transmisión a fines de 2023. Es contendiente para un puesto en la selección de fútbol de Estados Unidos, que buscará su tercer título consecutivo de la Copa del Mundo a partir de julio en Australia y Nueva Zelanda.

A medida que la NWSL y el fútbol femenino demuestran la importancia de invertir en los deportes femeninos, Thompson se encuentra en el centro del crecimiento y el potencial del juego. Y ella lo sabe.

Entonces, ¿por qué solo piensa en escaparse para disfrutar de una cena con sushi con su familia?

“Nunca esperé que esto llegara a pasar”, afirma, “tan pronto”.

Después de dos horas de fotos, videos y deberes sociales, Alyssa vuelve al sofá. acomoda entre sus amigos de Harvard-Westlake. Relaja sus hombros. Dirige la atención del grupo hacia un teléfono celular, un video solo para sus amigos. Ponen sus manos como si fueran garras y muestran sus dientes, pretendiendo ser lobeznos, la mascota de su casa de estudios.

Mientras gruñen al unísono, la sonrisa de Thompson no desaparece.


HAN PASADO TRES SEMANAS de la noche del draft y Thompson vuelve al Ted Slavin Field de la escuela Harvard-Westlake, una cancha donde ella no ha jugado, con un equipo con el que no ha jugado por casi dos años, entre sus compromisos con la selección juvenil y el fútbol de clubes. Podría decirse que aquí está más fuera de lugar que en la sede de Nike, aunque acude para apoyar a sus amigas y ex compañeras de equipo siempre que está en casa y dispone de tiempo libre.

Desde luego, no iba a perderse la noche de las estudiantes de último año.

A medida que la temperatura descienden hasta los 50 grados Fahrenheit (ártica para los estándares de Los Ángeles), Thompson se unió a otras siete “compañeras de equipo” de fútbol femenino y estudiantes de último año, todas vestidas con pantalones color rojo brillante con los colores de Harvard-Westlake, con camisetas negras con franjas rojas. Padres, hermanos y estudiantes se agolpaban en las gradas minutos después de la conclusión del partido del equipo juvenil júnior.

Afiches con la imagen de las ocho jugadoras de cuarto año rodean la valla alrededor la cancha, acompañados por globos rojos y negros. Thompson se acerca a su afiche, compuesto por seis fotografías de varias etapas de su carrera en el fútbol infantil, enmarcadas con escarcha dorada. En letras mayúsculas se lee: “TEME A LA #5 / SUS REMATES TE HARÁN ZAMBULLIRTE / AUNQUE LO INTENTES / ¡QUE SEPAS QUE NO SOBREVIVIRÁS!”

Hace cuatro meses, Thompson debutó con la selección femenina de Estados Unidos en el Wembley Stadium frente a 76,000 personas jugando contra Inglaterra, campeona de la Eurocopa Femenina. Ahora, soporta un frío californiano fuera de temporada, sentada contenta en la banca con las manos cubiertas, frente a menos de 50 personas.

“Justo antes del draft, jugamos un partido en medio de un torrencial aguacero”, recuerda Richard Simms, entrenador de Harvard-Westlake. “Giré, y Gisele y Alyssa estaban sentadas en el banquillo. Les dije: ‘¿Qué hacen aquí?’ Estábamos en pleno monzón, [poco] antes del draft. Pero allí estaban, y siempre han estado aquí incluso si no jugaban con el equipo”.

Thompson cruza firmemente sus brazos contra su pecho. Espera a que la llamen por micrófono y trota lentamente hacia Simms, que le obsequia un ramo de flores rojas y blancas mientras el coro de “THOMPSON” retumba por el estadio. Lo abraza y después, repite el gesto con el resto de sus entrenadores, antes de chocar sus dedos entre dos filas de compañeras que la aplaudían, para encontrarse con su familia al otro extremo.

“Estos momentos, estar juntos aquí, serán lo que más nos importe”, dice poco después su madre Karen. “Siempre intentamos enfatizar algún nivel de equilibrio (aunque no sea el equilibrio promedio) con momentos como este”.

Antes del pitazo inicial del partido contra Flintridge Sacred Heart, mientras Alyssa y Gisele se forman con el equipo, Layla (la mejor amiga de Thompson) y varias otras amigas llegan corriendo y Layla trae un gigantesco afiche blanco en sus manos. El póster tiene ocho fotos de Thompson, aunque en ninguna se le ve jugando fútbol. Layla se arrepiente de haberse perdido la ceremonia previa al encuentro.

“Es asombroso presenciar todo esto con Alyssa”, afirma. “Me siento tan orgullosa de ella”.

Mientras las temperaturas de la noche siguen su descenso, Thompson y Gisele se incorporan en el banquillo a su antiguo equipo y presencian el desarrollo de la acción. Su padre, madre y hermana menor Zoe, de 11 años, se sientan en las tribunas y ven todo el cotejo.

En menos de dos meses, Thompson hará su debut profesional. En la primavera, Thompson se graduará de la preparatoria y sus amigas, como Layla, partirán con rumbo a la universidad. Thompson se quedará en casa; sin embargo, lo hará con su imagen estampada en las vallas publicitarias de una de las ciudades más famosas del mundo.

“Compartir estos momentos, volver para estos eventos y hacer tiempo es lo importante para mí”, dice Alyssa. “Aún tengo 18 años. Quiero las mismas cosas que querría una joven de 18 años. Como ir a la noche de estudiantes de último año. E ir a la fiesta de graduación. Sigo estudiando preparatoria, así que actuaré como estudiante de prepa. Ahora soy profesional, pero sigo deseando hacer las cosas normales que los estudiantes de último año de preparatoria pueden hacer”.

Thompson entiende que es probable que no pueda asistir a su fiesta de graduación. El Angel City tiene programado jugar un partido ese mismo día.

“No quiero pensar en eso”.


THOMPSON CRECIÓ a 15 millas al norte del BMO Stadium (sede del Angel City) en la misma casa del sector de Studio City en la que se crió su padre Mario. El primer sitio donde pateó un balón fue en el jardín con Gisele.

Cuando eran pequeñas, antes de ir a la escuela, Alyssa y Gisele se posesionaban del patio trasero como jardín de juegos, persiguiéndose mutuamente y a un balón de fútbol incluso antes de quitarse los pijamas. Mario preparaba ejercicios con pequeños conos naranja para crear una carrera de obstáculos improvisada para sus hijas.

“No teníamos idea de lo que estábamos haciendo”, dice Alyssa. “Solo sabíamos que nos divertíamos aprendiendo a jugar”.

Los objetivos eran simples: 1) Aprender a regatear; 2) Divertirse. Sin embargo, las hermanas Thompson no tardaron en dominar las rutinas que Mario era capaz de imaginar. En poco tiempo, su regate era tan hábil como su excepcional velocidad.

“No era que Karen y yo queríamos conseguir la primera selección del draft. Eso jamás nos pasó por la cabeza”, indica Mario, director de una escuela de enseñanza media. “Tienen una ética de trabajo de locos y harán todo lo que sea necesario”.

Cuando Alyssa comenzó a jugar fútbol de clubes cuando cursaba estudios de primaria, su dominio del balón ya era evidente. Requería de un desafío más exigente (atlética y técnicamente) casi de inmediato. Antes de empezar la secundaria, ya jugaba contra chicas cinco años mayores que ella.

“Cuando me di cuenta de mi calidad futbolística, también me di cuenta de todos los sacrificios que haría por el fútbol”, expresa Thompson. “Recuerdo cada baile, pijamada y fiesta que debí perderme. Me daré cuenta de la importancia de esos sacrificios cuando haya [llegado] de verdad. Aunque sin duda, tengo (y siempre tendré) el miedo a perdérmelo”, creo yo”.

Mientras Thompson mantenía el listado de esos sacrificios, otros contaban goles. Después de jugar su segundo año en Harvard-Westlake, se hizo con el premio Gatorade a la Futbolista Nacional Femenina Juvenil del Año. Marcó 48 goles e hizo 14 asistencias, conduciendo a las Wolverines a sumar un récord perfecto 18-0, junto con los campeonatos Southern Section, Division I y SoCal Division Regional. (No existe un campeonato estatal de fútbol en California.)

“Es mejor que todas”, expresa Simms. “Alyssa siempre ha sido mejor que todas”.

Desde que tenía 9 años, Thompson jugó con la Total Futbol Academy de Los Ángeles. Antes de su segundo año en la preparatoria, requería de un desafío más exigente. Por eso, Mario y Karen inscribieron a Alyssa y Gisele (con talentos que van más allá de sus años por derecho propio) para entrenar con el equipo masculino sub-19 de la academia. Un pequeño pie de página: el equipo masculino sub-19 competía en MLS Next, el sistema de desarrollo de talentos de Major League Soccer. La velocidad de juego era significativamente mayor a la que Alyssa experimentaba en la prepa… y era lo que precisamente necesitaba.

Debido a la pandemia del COVID-19, las hermanas Thompson no solo entrenaban con los chicos… se unieron al equipo y siguieron siendo las únicas jugadoras femeninas en dicha oncena. Después de su primera temporada, Thompson incorporó entrenamiento adicional con el entrenador de fútbol privado Michael Holzer para afinar sus habilidades técnicas. Rápidamente, Thompson se convirtió en una fuerza dominante y una goleadora destacada contra los muchachos.

"El tiempo de juego fue 100 por ciento ganado de su parte. No la puse de titular porque era una niña, no la metí a jugar porque era una niña", dice el entrenador de Total Futbol Academy, Mario González. "La incluí y la puse de titular porque se lo ganó. Y fue a mitad de camino cuando le dije a su papá: 'Ella es especial. Aquí hay algo'".

En la última semana de enero, Thompson asiste a su última práctica con Total Futbol junto a Gisele. Esa noche, Mario lleva a sus hijas en auto para que puedan hacer unas siestas muy necesarias durante el viaje. Vestidas con suéteres de capucha de gran tamaño, las hermanas despiertan de su sueño, con sus moños ondulantes como el único detalle diferente en un mar de docenas de muchachos que juegan en las canchas adyacentes.

Durante la próxima hora, las hermanas Thompson se zambullen y lanzan, entre y alrededor de sus compañeros de equipo. Nadie sabe si se dan cuenta que es el final de un capítulo mientras otro inicia. Poco antes de las 8 p.m., toman sus mochilas en la cancha y empiezan a caminar con rumbo al estacionamiento. Pero antes de que puedan abandonar el césped, dos niños de primaria de las categorías inferiores de la academia detienen a Thompson. “¿Podemos tomarnos una foto contigo?” Thompson los complace. Cuando empieza a alejarse de los infantes, la madre de un jugador la detiene: “¿Puedo tomarme una foto contigo?”

Mirando desde unos pocos pies de distancia, Mario dice: "Esto ha estado sucediendo mucho últimamente".


THOMPSON ACUDE a la Universidad Cal Lutheran para reportarse a la primera semana de práctica de pretemporada de Angel City a principios de febrero. En las mismas instalaciones donde practican Los Angeles Rams, la tenacidad y la velocidad de Thompson, la velocidad que la impulsó al segundo tiempo más rápido de 100 metros en el atletismo de chicas en la preparatoria de California el año pasado, seducen a todos los asistentes.

“Tiene seguridad y tranquilidad. Sabe muy bien quién es y a qué se dedica”, expresa Dani Weatherholt, volante del Angel City, sobre la extremo de 5 pies 4 pulgadas de estatura. “Creo que es tan admirable a su edad porque no se siente nerviosa. No intenta encajar. Simplemente, es ella misma”.

Weatherholt prosigue: “Si no hablara de que posiblemente se perderá su fiesta de graduación, no me habría dado cuenta de que estudia preparatoria”.

Durante una partida de 7 contra 7 al final del entrenamiento, Thompson cobra un penal. Sin alardear, Thompson encara el arco, corre y con toda tranquilidad remata el balón hacia la esquina derecha inferior mientras Brittany Isenhour se zambulle hacia el otro lado. Choca sus dedos por lo bajo y no tarda en ubicarse en posición defensiva. Tarea hecha.

“Sin duda, estaba destinada a ser jugadora profesional”, afirma la entrenadora Freya Combe. “Domina los ‘uno contra uno’ y es una jugadora muy explosiva, lo que le da la oportunidad de desbordar a las jugadoras, aparte de crear muchas ocasiones de gol. Pero un elemento que vemos en ella es su disposición y capacidad para venir y combinarse con otras jugadoras. Además, está aprendiendo a desarrollar ese aspecto de su juego”.

Después de la práctica, Thompson se sienta sola y coloca hielo sobre su cadera. Un día antes, Thompson se sentó junto a su hermana, Gisele, después de la práctica.

"Si Gisele no estuviera allí para algunas de las prácticas, me sentiría más sola", dice Thompson. "Pero cuando ella no está allí, pienso: 'Oh, desearía que Gisele estuviera aquí para poder hablar con ella'".

Justo antes del draft, Angel City y la familia Thompson discutieron la posibilidad de fichar a ambas hermanas después de que la NWSL introdujera un nuevo mecanismo para permitir que jugadores menores de 18 años ingresaran a la liga. Pero Gisele, de 17 años, sintió que no estaba lista. Entonces, en un intento de hacer una transición cómoda para Alyssa a los profesionales y familiarizar a Gisele con su futuro potencial, Angel City agregó a Gisele a la lista de prácticas de pretemporada. En los días que Gisele no estaba en la escuela o en las prácticas de Total Futbol Academy, se ataba los cordones y salía al campo de Cal Lutheran con su hermana.

"Estoy tratando de estar en el momento, tratando de terminar mi tercer año", dice Gisele. "Estoy observando por lo que está pasando Alyssa y cómo se desarrolla, y solo tratando de averiguar cómo podría ser para mí. Ella es una especie de conejillo de indias en este momento".

Alyssa agrega: "Me gusta que siempre hayan sido las hermanas Thompson. Se siente raro cuando solo soy yo. Realmente no me gusta ser el centro de atención".

A petición del personal del Angel City, acepta responder a las preguntas de un pequeño grupo de periodistas que esperan escuchar cómo le fue en su primera semana de prácticas. Un reportero tras otro hace las mismas preguntas que le han hecho desde la noche del draft. Thompson se sienta frente a una larga mesa adornada con artículos negros alusivos al Angel City. "Sí, seguro", pronuncia Thompson repetidamente antes de la mayoría de sus respuestas, no solo procesando las preguntas sino también recordando a todos que solo tiene 18 años.

"Ella es la líder de la próxima generación de la Selección Nacional Femenina de Estados Unidos", dice Uhrman. "Ella es del sur de California. Está jugando para su equipo local. Tiene 18 años. Hay todas estas historias únicas alrededor de Alyssa".

Mientras sus compañeras dejan el complejo de entrenamientos para almorzar juntas, Thompson se sube a su auto, reproduce el álbum de Drake “Her Loss” y empieza su viaje de una hora con rumbo a casa. Resistiendo el impulso de sus pesados párpados, Thompson sube el volumen. La cena familiar, las tareas y -- bueno, idealmente -- el sueño no esperan a nadie.

“Quiero estar con mi equipo”, afirma. “No quiero llegar ahí para irme después, y eso es lo que ahora hago a menudo”.

Thompson intercambia sentimientos de culpa y gratitud en sus declaraciones. Quiere formar un sentido de camaradería con sus compañeras del Angel City, pero también se junta con amigas de su misma edad. Quiere ir al centro comercial con sus amigas y comer barbacoa coreana; sin embargo, tiene demasiadas tareas pendientes con sus clases virtuales, acelerando su carga académica con miras a su graduación. Esta vez, ni siquiera llega a mencionar su fiesta de graduados.

“Equilibrarlo todo … es un problema agradable para tener y me siento contenta de tenerlo”, afirma. “Es que quiero hacer tantas cosas. Todo forma parte de los sacrificios”.


EN LA NOCHE PREVIA al debut de Thompson como profesional… no puede dormir. Ni un segundo.

En menos de 24 horas, jugará en su nuevo estadio de local por primera vez como profesional, frente a más de 15,000 personas en un amistoso contra Club América. Y no puede dejar de dar vueltas en la cama. Mientras el sol comienza a asomarse sobre Cahuenga Peak, Thompson no lo soporta más.

Salta a la ducha, se pone un body Skims y pantalones vaqueros, se ata sus zapatillas Nike y espera a que Gisele se despierte. Thompson solo tiene una clase presencial pendiente para hoy, nada menos que a la 1:45 p.m, pero ella quiere ir a las 9 con su hermana. Como un reloj, las hermanas se suben a su SUV Volvo negro compartido y encienden a Drake.

“Quería hacer cosas, pero me dio un fuerte dolor de cabeza [y] paré”, expresa Thompson. “Intenté hacerlo todo normalmente, pero estuve muy nerviosa durante todo el día. Inconscientemente, pensaba: ‘Tengo partido hoy, mi primer partido frente a un montón de gente’. No pude dejar de pensar en que todos lo iban a ver”.

El tiempo parece detenerse: durante, antes y después de la clase de inglés, los pasillos, el viaje a casa. No es cosa nueva para ella sentirse nerviosa antes de un partido. Sin embargo, este nerviosismo se sentía novedoso.

Antes de partir de casa con rumbo al BMO Stadium, Thompson pasa junto a la mesa del vestíbulo.

Fotos de bebé rodean un letrero lleno de recordatorios, entre ellos: "Haz tu mejor esfuerzo". "No te rindas." Y "Cree en ti mismo". Debajo del letrero, las fotos familiares enmarcadas comparten espacio con un par de botines y un balón de fútbol.

“Estos son de mi primer partido con la selección femenina de Estados Unidos. El balón está autografiado”, afirma Thompson. Es una forma informal de referirse a un esférico firmado por las jugadoras del seleccionado estadounidense (un verdadero ‘quién es quién’ de estrellas del balompié femenino global) y entrenadores en su debut. Un equipo al cual ahora pertenece.

La concentración de Thompson hace su aparición. Califica al partido como inolvidable y el sitio exacto donde desea encontrarse.

“No quiero alcanzar todo mi potencial y simplemente ser otra de las jugadoras en ciernes que terminan en el olvido”, expresa. “Y la gente dice: ‘Oh, ¿te acuerdas cuando era buena?”

Mario lleva a sus hijas en auto hasta el BMO Stadium al Partido. Thompson finalmente cae rendida. Una vez en el estadio, Thompson le dice a Gisele lo nerviosa que se ha sentido durante todo el día.

“Tenía que hablar de ello”, indica.

Cerca de 16,000 personas sumergidas en un mar de negro y rosado comienzan a llenar el estadio. Los nervios persisten, incluso cuando Thompson salta a la cancha. En este momento, es prácticamente un peso físico. Ella nunca había escuchado semejante rugir de cualquier multitud.

No han pasado más de cinco minutos desde el pitazo inicial cuando el América se hace con el balón cerca del mediocampo. Thompson recupera la posesión, como en aquellos entrenos en el patio con Gisele, y corre hacia un enjambre de tres defensoras. Algo hace clic.

Solo lo voy a tomar, piensa.

“Había tanto espacio para meterme y regatear, [la línea] era tan alta”, dice Thompson. “Me di cuenta y pensé: ‘Puedo aprovechar mi velocidad contra esa línea defensiva’”.

Gira, regatea y las desborda. Desaparece en un segundo. Una cuarta zaguera se abalanza sobre ella. Sale la portera … y se desmorona ante la velocidad y habilidad de Thompson.

“Esa jugada”, afirma, “la he hecho siempre”.

Thompson corre a los brazos de sus compañeras Jun Endo y Weatherholt antes de ser rodeada por el resto de su equipo. El BMO Stadium estalla, con los tambores retumbando al compás. En medio del caos, Thompson se asoma y sonríe. La sonrisa se mantiene mientras recupera la respiración a pesar de los nervios.

“Disparó para gol con tanta tranquilidad”, expresó Coombe después del cotejo. “Como si hubiera jugado 100 partidos en este estadio”.

Uhrman grita y salta desde la línea de banda. "Eso me quitó la presión. Era su momento de demostrar que está aquí y que esto es lo que puede hacer".

“Estaba sorprendida”, afirma Thompson. “No lo procesé hasta después del partido”.

Los nervios se quedaron con ella durante los 75 minutos restantes. No podía soportar que la gente le veía jugar, como el prodigio de una franquicia floreciente, el rostro de una liga en ciernes, el futuro potencial de un deporte.

“Pensaba en cada jugada”, indica Thompson. “Si metía la pata, qué pensaría la gente. Había más presión. Sentí que todo se redujo a este momento”.

El Angel City venció 3-0 al América y Thompson fue reconocida como la Figura del Partido. Sostiene un ramo de flores, a millas de distancia de la noche de estudiantes de último año en Harvard-Westlake, y saluda a los aficionados que aplauden y gritan. Cumple sus obligaciones con los medios de comunicación y las redes sociales para después conocer al esquinero de Los Angeles Chargers, Michael Davis. Al fin, Thompson se encuentra con su familia, entrenadores del fútbol juvenil y un grupo de amigos que la esperan. Ahora tiene tiempo de sobra para ellos.

“Lo único que quería hacer era hablar con mi familia en privado sin que la gente gritara mi nombre y cosas así”, indica Thompson. “Solo quería hablar con mi familia y relajarme”.

Después de firmar autógrafos y posar para selfies con hinchas de ambos equipos, Thompson se reúne con su familia y se dirige a una suite del estadio. Inmediatamente, les confiesa que siente como si le hubieran quitado un peso de sus hombros.

“Había tanta presión previa a mi debut. Todos decían: ‘Fue la primera seleccionada. Está en la prepa’”, dice Thompson. “Quería demostrarle a la gente que pertenezco. Siento que pertenezco”.

Dos horas después de la conclusión del partido, y pocas semanas antes de su estreno en la temporada regular el 26 de marzo, Thompson se sube al asiento trasero del auto de su padre junto a Gisele. Hablan de lo bien que jugó y de lo genial que estuvo el ambiente.

Por fin en casa, Alyssa entra en su dormitorio con Gisele y se meten en sus camas individuales adyacentes. Por un momento fugaz, no es más que una adolescente con el tanque vacío sin nada. Están los medios, la escuela virtual y las prácticas, la carga de la expectativa -- pero eso es todo para mañana.

Por ahora, se ha ganado un poco de sueño.