De repente, todos los hinchas presentes en el Chase Stadium se pararon y empezaron a gritar. En realidad, eso es lo que sucede cada vez que juega Inter Miami y toca la pelota Lionel Messi. De local, ante sus aficionados, y de visitante, frente a los amantes del fútbol rivales.
Si el astro argentino es suplente, sucede un fenómeno similar cuando se levanta para ingresar. Pero lo particular del partido de hoy, en el Decision Day de la MLS y ante New England Revolution, fue que unos segundos después, las Garzas ya estaban festejando un gol con el sello del 10.
Messi entró y las cámaras lo enfocaban a él, pero Jordi Alba recibió en el carril izquierdo. Y como tantas veces en Barcelona, buscó al argentino, que lo vio picar y de primera, con una sutileza que engaña, lo habilitó y lo dejó en posición de gol.
Alba, un especialista, visualizó a Benja Cremaschi, el estadounidense de padres argentinos, que en el área chica marcó el 3 a 2 (58'), consumando la remontada que había empezado con el doblete de Luis Suárez en una ráfaga.