LOS ÁNGELES – Las cinco de la tarde en un viernes en un fin de semana festivo no es una hora ideal para manejar por las autopistas del Sur de California. Sin embargo, aquí nos encontramos, en un punto entre el apartamento que comparten Sebastian Lletget y su novia, la estrella del pop Becky G, y el Dignity Sports Park, hogar del LA Galaxy, equipo que recibirá la visita del Real Salt Lake este domingo (8 p.m. hora del Este, ESPN+). El jugador estrella de 26 años, creador de la potente ofensiva de su equipo en la Major League Soccer y quien podría considerarse con argumentos como el único miembro de la terna de la selección nacional de Estados Unidos capaz de poner presión a Christian Pulisic y arrebatarle su puesto de titular (aunque una alineación ideal probablemente los incluiría a ambos), trata de entrar y salir del tráfico de principios de la noche. Tiene que llegar a un sitio.
En otras épocas, Lletget no habría sido el primero en llegar al estadio en día de partido. Sin embargo, ahora lo es. Se mete en el gimnasio y hace 100 toques de balón antes de ingresar al terreno y calentar para el enfrentamiento entre el Galaxy y el Houston Dynamo. Esta nueva rutina es el resultado de la maduración y contar con un cuerpo que ya no es tan maleable como solía ser y además es la consecuencia de haber sufrido una lesión en un pie que casi le costó la carrera.
En marzo de 2017, Lletget anotó su primer gol con la selección de Estados Unidos, en un partido clave de eliminatorias frente a una multitud de su terruño del Norte de California. Minutos después, un quite de Ever Alvarado puso fin a su noche, fracturando huesos y rompiendo ligamentos, para requerir una cirugía y un largo proceso de rehabilitación. Dos años después, es ahora cuando Lletget está recuperando su nivel.
“El primer año después de la lesión, básicamente no toqué un balón”, comentó a ESPN FC. “Poder rearmarme y aprovechar el año pasado para recuperar mis destrezas, mis sensaciones en este deporte y mis instintos, fue un proceso que tomó más tiempo del esperado. Antes de sufrir una lesión de ese tipo, te sientes invencible. Cuando esto ocurre, sientes que te rompe. No cuentas con ese escudo de Superman que crees tener en tu subconsciente”.
El súper poder de la juventud se convierte en la preparación de un veterano. Lletget conduce un Chevy Traverse suficientemente nuevo para mantener su brillo de recién salido de la agencia, aunque carga con el polvo necesario para que un miembro del staff del Galaxy para escribir con cariño “Lávame” en la puerta del lado del conductor después que Lletget lo estaciona en un sótano del Dignity Health. Bromea con el perpetrador del hecho, sonríe para unas fotos, dice adiós a sus padres (quienes viajan a Los Ángeles para ver la mayoría de sus partidos como local) y camina por un pasillo, pasando frente a trofeos obtenidos por previos equipos del Galaxy, dirigiéndose hacia el vestidor para prepararse, a solas.
Sebastián Lletget, la persona, no es Sebastián Lletget, la figura pública en redes sociales. Su cuenta de Instagram @theylovedaboy cuenta con 506,000 seguidores, lo cual es mucho, hasta que nos percatamos de que Becky tiene 17.6 millones y contando; además de una amplia variedad de selfis con él haciendo el paso “Blue Steel” de la película Zoolander en frente de las cámaras. Lletget tuvo la idea de ese nombre de cuenta, inspirado por Drake, una noche en Inglaterra cuando era un adolescente que intentaba (de forma fallida) hacerse de un puesto con el West Ham. Configuró la cuenta y se puso a dormir.
“Me despierto a la mañana siguiente y mis compañeros me estaban matando”, recuerda. “Me acribillaron, sin parar. Jugadores y entrenadores del primer equipo me preguntaban qué estaba pensando”. Algunos habrían borrado esa incursión en redes sociales, o por lo menos, habrían cambiado de nombre. Pero Lletget no. A él le encantaba esa reacción, esos roces con buen humor. Aún lo disfruta.
“Se metieron mucho conmigo por mi última publicación en redes, lo cual es hilarante”, afirma. “Me encanta meterme y que todos hagan chistes a expensas mías. Eso despierta la charla en el vestuario. Siempre ocurre, sin falla. Realmente lo paso bien”.
Nos cuenta esta historia en una cafetería de Manhattan Beach, probando un café Americano descafeinado y una botella de agua, vistiendo una simple camiseta y pantalones cortos de color blanco. Podría pasar por cualquier persona otro surfista anónimo de buena condición física y bañado por el sol con una sonrisa eléctrica y mucho carisma. Lletget es mucho más tranquilo y sutil que Da Boy, aunque las coincidencias son obvias. Hay un límite evidente entre el hombre sentado frente a mí y el que se deja grabar metido en una tina caliente, enseñándole a Alan Gordon y Dan Gargan cómo tomarse una selfi. Lletget comprende el equilibrio y el valor que genera el hacer alarde de su personalidad.
“Creo que nos encontramos en un punto en el deporte en general, en el cual los límites entre la escena callejera y la moda se están borrando”, afirma. “Está bien hacer algo fuera del fútbol. Creo que la gente disfruta ver un aspecto distinto de tu persona”.
Por supuesto, Lletget está consciente de que esa diversión fuera de la cancha es tolerable sólo si él es productivo en el terreno.
“Una vez que un técnico ve mi dedicación y mi concentración para obtener esa meta común dentro del vestuario, no creo que les importe tanto”, indica. “Saben que yo estoy consciente de que, cuando es hora de trabajar, es hora de trabajar. Si demuestras a diario que estás metido en esto, si no tienes esa mentalidad de que poco te importa, creo que los técnicos estarán conformes de que seas tú mismo, especialmente fuera de la cancha”.
Lesiones aparte, Lletget ha hecho aportes positivos al Galaxy desde que se incorporó al equipo en 2015. Es competitivo. “No tanto como (Zlatan Ibrahimovic)”, afirma. “Ibra es intenso”, y desea el balón en una forma poco vista en jugadores norteamericanos: lo demuestra con gestos, de forma enfática y agresiva. La filosofía ofensiva del Galaxy primordialmente busca hacerse con el balón a una distancia de 40 yardas de la zona rival para luego entregárselo a Ibrahimovic (Hay que recalcar que esta estrategia ha demostrado ser óptima). Sin embargo, existen varios intercambios complejos, creados entre Lletget, Jonathan dos Santos y Joe Corona; rápidos toques con Lletget y el gigante sueco; otras variaciones que demuestran la mejoría del entendimiento de Lletget con sus compañeros y con el juego.
Dentro de la selección estadounidense, es uno de los números diez de Gregg Berhalter y a Lletget le encanta la presión que le impone el nuevo técnico nacional.
“Es incómodo, pero realmente te hace ver el deporte de forma un poco diferente”, dice Lletget. “Cuento con ciertos hábitos en mi posición y éstos no eran necesariamente los mejores hábitos. Él intenta quitármelos. Estaba cómodo, pero podía encontrarme dentro de un área peligrosa que es más riesgosa. Me ha arrastrado fuera de mi zona de confort en el corto plazo en el cual hemos trabajado juntos. Cuando haces cosas que él te aconseja y funcionan, piensas: ‘Oh, Dios mío, estoy haciendo progresos’”.
Lletget confiere méritos a Berhalter por ayudarle a mejorar su percepción en la cancha, su posicionamiento y su juego en general, aportes que ha llevado consigo al Galaxy y que desea poner en práctica en la Copa Oro de este verano.
Se trata del último año del actual contrato de Lletget y éste piensa en su futuro. Europa se hace presente cómo bien sabe hacerlo en la mentalidad de los futbolistas, aunque no de forma tan agresiva como en otros casos. Existe cierta tensión entre el cliché de los atletas que desean probarse contra los mejores del mundo y el hecho de que Lletget ya intentó incursionar como adolescente en el Viejo Continente con pobres resultados producto de sus acciones y de elementos ajenos a él. Aunque considera que cuenta con la capacidad para jugar en Europa actualmente, se mantiene cauto al respecto.
“Volver a Europa podría estar en mis cartas”, afirma. “Debe producirse la situación apropiada. Quieres ir con la organización apropiada. Un director técnico que realmente te quiera tener allá. Pienso que los norteamericanos creen que Europa es lo mejor que nos puede pasar. Entonces, llegamos allí y nos arrepentimos de inmediato”.
Además, Lletget se ha hecho de una vida sumamente positiva para él. Se acerca a las 100 apariciones con un mismo club, lo cual ha sido meta de vida para él. Este equipo del Galaxy podría ser el mejor en años, con la oportunidad de llevar a casa un trofeo. Sus padres están cerca de él. Su equipo favorito de la NBA, los Golden State Warriors, juegan a distancia razonable de su casa. Becky y él comparten un apartamento en un barrio apacible, a pocos minutos de la playa. Tienen estacionamiento y piscina, un lugar apropiado para hacer hogar. Ella ha pasado por muchas cosas, entre tantas giras y su condición de estrella; sin embargo, la pareja está compaginando sus vidas de buena forma.
“No podemos compartir muy seguido. Casi es una relación a larga distancia, pero vivimos juntos”, afirma. “Una vez que logras entender como funciona, no es tan difícil. Se trata de entender esa sociedad”.
El año pasado, Lletget organizó una fiesta de cumpleaños sorpresa para su novia, evento que se hizo merecedor de cobertura por parte del portal de espectáculos TMZ, que lo denominó “su novio futbolista, Sebastián Llejay”. La pareja trata de restarse presión de las carreras de cada uno. Lletget finge saber de música para hacer reír a Becky y ella patea balones con él. (Lletget hace el siguiente informe de evaluación de los talentos de su novia: “es una competidora feroz” con “algo de buen control”). Le pregunté con respecto a su rutina de cuidados de la piel porque este chico cuenta con muy buena condición en su piel y él afirmó que Becky siempre pone algún producto sobre su cama para que él lo utilice. “No sé si debería asumirlo como un insulto, pero ella siempre me regala un montón de productos y me dice que le agradeceré cuando tenga 40 años”, afirma, entre risas. “Ella invierte en sí misma. Ella tiene que verme, por eso, entiendo lo que está haciendo”.
La pareja decidirá mutuamente su próximo paso. Por los momentos, el futuro puede esperar. No ha pasado mucho tiempo desde que su regreso era toda una interrogante. Lletget se siente feliz de poder volver a jugar al fútbol, volverse a tomar selfis, volver a hacer las cosas que ama.
“Siento que voy a seguir jugando mejor”, afirma. “Quizás sea solamente yo quien se dé cuenta de ello. Aunque sin duda, lo aspiro más. Me siento agradecido por esas oportunidades. Es genial, el poder formar parte de un momento especial con el club y con la selección nacional”.
Da Boy, vaya que llegará lejos.