DALLAS – Para Daniel Hernández, su nueva vida comenzó el día que decidió retirarse del futbol profesional.
Pero si desde muy joven tuvo que salir de su hogar en Tyler, Texas, para cumplir su sueños y crecer en el balompié, Hernández sabía que también podría triunfar fuera de la cancha, cuando llegara el momento.
La historia del ex defensa central/mediocampista mexicoamericano comenzó en el poblado de Tyler, a unas 130 millas del área Dallas-Fort Worth, a donde desde niño tuvo que comenzar a trasladarse al menos tres veces por semana para entrenar y poder llegar a algunas de las más grandes y reconocidas academias de futbol en Estados Unidos como Dallas Texans.
Hernández nunca se desanimó; por el contrario, desde pequeño sabía que tenía que trabajar fuerte, dentro y fuera de la cancha; en entrenamientos y escuela, para algún día poder recompensar el esfuerzo de su familia, en la que no abundaban los recursos económicos, pero sí la educación y valores.
“En aquellos tiempos en Tyler sólo había futbol recreacional“, recordó. “Si quería crecer y llegar lejos en aquel entonces, principios de los noventa, sabíamos que tenía que venir a jugar club soccer en Dallas. Desde sexto grado mis padres comenzaron a traerme. Fueron sacrificios grandes“.
Al terminar el High School, Hernández recibió beca de una de las mejores universidades del área, la Metodista del Sur (SMU, por sus siglas en inglés)
"Yo siempre ví el futbol como mi camino para llegar a la universidad", dijo. "Sabía que jugando al más alto nivel en mi club y en preparatoria podría conseguirla. Cuando yo empecé a jugar ni siquiera había liga profesional en Estados Unidos. Mi aspiración era llegar a jugar en el colegio y poder cursar una carrera".
En su cuarto año en SMU, Hernández comenzó a escuchar que era prospecto del Súper Draft de la joven Major League Soccer, donde fue reclutado en 1998 por Los Angeles Galaxy.
Así comenzó una carrera profesional que le llevó por Estados Unidos y México.
En la MLS, Hernández jugó para el Galaxy, Tampa Bay Mutiny, MetroStars y New England Revolution, de donde pasó a la Liga Mexicana con Necaxa, Puebla y Chiapas, antes de volver al futbol estadounidense con el equipo de su “ciudad“, el FC Dallas, a solicitud del técnico Schellas Hyndman, quien lo había dirigido en su etapa universitaria con SMU.
“Cuando llegué al MetroStar estaba lleno de figuras como ‘El Tren Valencia’ (Adolfo Valencia), Lothar Matthäus, Tab Ramos“, recordó. “Pero a los 8-10 meses me cambiaron a New England, que estaba en el último lugar… MetroStar estábamos en los primeros dos o tres, listos para los playoffs“.
Sin embargo, Hernández fue parte de la transformación de ese Revolution y subió del último sitio hasta llegar en una campaña a la MLS Cup, en el 2002.
“Al siguiente año, el presidente del equipo, Sunil Gulati, quien después fue presidente de la U.S. Soccer, tenía buenos contactos en México y me consiguió la oportunidad de ir a entrenar con Necaxa en enero del 2003, porque sabía que yo quería ir a México“, mencionó.
“Me ofrecieron contrato con Necaxa, pero como aún tenía contrato con New England no se pudo“, añadió. “Terminé la temporada con New England y en junio Necaxa me compró el contrato y así llegué a la Liga Mexicana. Si no me cambian a New England tal vez nunca llego a México“.
La vida después del retiro
Cuando finalizó en el 2012 su carrera profesional como capitán del FC Dallas, Hernández se dio cuenta que a su edad tenía que comenzar otra vida; una nueva manera de trabajar.
El primer paso que dio fue regresar a la Universidad para terminar su licenciatura en comunicaciones.
En el 2016, recibió la noticia de que sería incluido en el Salón de la Fama del Deporte de SMU; ese recinto de inmortales colegiales que incluye a figuras del nivel del ex jugador de futbol americano Erick Dickerson.
“Fue una gran sorpresa“, reconoció. “Fue un orgullo estar ahí con grandes figuras. Una de las cosas más preciosas de mi vida“.
Hernández tuvo la opción de dedicarse a entrenador profesional de fuerzas básicas o a una vida profesional ajena al futbol. Escogió la segunda opción.
Comenzó su negocio como agente de New York Life Insurance, donde dice que puede ayudar a la comunidad, en especial latina, a planear para su vida a mediano y largo plazo. También le brinda la oportunidad de seguir cerca de los deportes, directa e indirectamente.
“Jugar futbol, que te paguen por jugar futbol es un sueño“, expresó. “Pero un día vas a despertar de ese sueño, te va a pegar la realidad y habrá que buscar un trabajo. Por eso empecé un negocio en servicios financieros en una de las empresas más reconocidas de este país, New York Life, donde trabajo con inversionistas, empresarios, personas en general. Y ahora también con deportistas profesionales“.
“Yo jugué con compañeros que ganaron muchísimo dinero“, agregó el ex futbolista de 43 años. “Pero nadie les dio educación sobre cómo ahorrar y prepararse para el futuro. Ahora no saben qué hacer porque no tienen nada… Uno cree que nunca va a parar de llegar el dinero al banco, pero sí va a parar“.
Regresa al futbol algo de lo que recibió
Ante la gran escases de entrenadores de futbol infantil y juvenil en el área Dallas-Fort Worth con experiencia como jugadores o técnicos profesionales, es muy probable que Hernández podría cotizarse alto como director técnico de los principales niveles de Development Academy o fuerzas básicas. Incluso ha recibido ofertas.
Sin embargo, en sus ratos libres, Hernández trata de regresarle al futbol algo de lo mucho que recibió, como entrenador de equipos femeniles, que ha llevado desde el nivel básico recreacional hasta la categoría estelar local, Classic Primera División; sin recibir ninguna remuneración o esperar pago alguno.
“Yo no estoy ya en el futbol para ganar dinero, como muchos de los clubes“, dijo. “Yo estoy para ayudar a esas jóvenes y tratar de ayudarles a mejorar como personas y futbolistas. Darles oportunidad de jugar a un gran nivel. En mi equipo nadie dejar de jugar porque no tenga dinero“.