Ecuador tendrá duros competidores en el grupo A del Mundial de Qatar, primero tendrá un claro favorito, Países Bajos, que, en su regreso a una Copa del Mundo tras su ausencia en Rusia 2018, tiene casi la obligación de terminar la fase de grupos en la primera posición.
Su otro duro contendiente será la Senegal de Sadio Mané, con permiso del egipcio Mohamed Salah el mejor jugador de África. Y la anfitriona, Qatar, será, si no hay sorpresas, la convidada de piedra a la fiesta.
Países Bajos regresan a un Mundial después de ocho años de travesía por el desierto. Le ha costado recuperar su estatus tras sus sonadas ausencias en la Copa del Mundo de Rusia 2018 y en la Eurocopa de Francia 2016. Reapareció en la Eurocopa 2020 que se disputó en varios países y alcanzó los octavos de final. Desde entonces, la 'Naranja Mecánica' parece que vuelve a carburar.
Consiguió su clasificación tras compartir grupo con Turquía, Noruega, Montenegro, Letonia y Gibraltar. Sumó 23 puntos de 30 posibles y logró su plaza directa después de acabar en la primera posición. Sin excesivos problemas, Países Bajos, con Louis Van Gaal al frente en su tercera etapa al mando de la 'Oranje', presentará en Qatar a un buen grupo de jugadores de nivel notable-sobresaliente que es capaz de todo.
En defensa sobresalen sus dos torres, Virgil van Dijk, aún lejos del nivel con el que rozó el Balón de Oro antes de lesionarse de gravedad, y Stefan de Vrij. Frenkie de Jong gobierna el centro del campo y arriba Memphis Depay es su pieza más importante. Otros jugadores como Georginio Wijnaldum o la nueva generación que brilla en las figuras de Arnaut Danjuma, y Denzel Dumfries, tendrán mucho que decir.
Sin duda, Países Bajos será el favorito del grupo. Por historia y por calidad. Sus años pasados de gloria aún imponen. El estilo de los tiempos de Johan Cruyff aún pervive y con tres subcampeonatos en sus vitrinas (Alemania 1974, Argentina 1978 y Sudáfrica 2010), es una selección que merece todos los respetos. Puede ser la tapada del Mundial, una candidata inesperada al título.
La aspirante a arrebatar el primer puesto a Países Bajos es Senegal. Sólo con un nombre, asusta: Sadio Mané. El jugador del Liverpool es el 80 por ciento de la selección. Junto al portero Édouard Mendy (Chelsea) y al central Kalidou Koulibaly (Nápoles), Mané representa el sueño africano de un país que espera pasar la barrera de los cuartos de final. Con Aliou Cissé al mando, el "hombre milagro", intentará dar un paso más en el buen ciclo en el que actualmente está inmerso.
Y es que Senegal ganó la última Copa África. Arrebató el título a Egipto, también su víctima en el encuentro decisivo por conseguir el billete de clasificación para el Mundial de Qatar. Sin embargo, selló su pase con mucha polémica, con la vergonzosa actuación de una parte del público que acudió al Stade Me Abdoulaye Wade de Diamniadio (Senegal) que deslumbró a los jugadores egipcios con los punteros láser durante la tanda de penales decisiva.
Esa será la sombra con la que tendrá que lidiar hasta el inicio del Mundial. Se esperan sanciones de la FIFA a la federación senegalesa, pero no parece que su presencia en la Copa del Mundo corra peligro. En cuanto eche a rodar la pelota, todo se olvidará y con Mané al frente, uno de los extremos más eléctricos del planeta, intentará hacer historia y superar su mejor clasificación: Senegal, en una de sus dos únicas participaciones, alcanzó los cuartos de final en Japón y Corea 2002.
Ecuador intentará dar la sorpresa para colarse en la siguiente fase como uno de los dos mejores. El combinado dirigido por Gustavo Alfaro, que sustituyó en el cargo a Jordi Cruyff en agosto de 2020, ha conseguido completar un cambio generacional que pedía a gritos y del que pocos nombres, como el de Enner Valencia, aún sobreviven del último Mundial en el que participó Ecuador (Brasil 2014).
El objetivo de la "Tri" era modernizarse y aparecer en el siguiente Mundial. Sin embargo, casi de forma inesperada, logró su objetivo con cuatro años de antelación y la aparición de jóvenes ambiciosos como Piero Hincapié, el central del Bayer Leverkusen, o Gonzalo Plata y Jordy Caicedo, han impulsado a un grupo que acabó en la cuarta posición por detrás de Brasil, Argentina y Uruguay en la fase de clasificación. Frente a Qatar, se encargará de abrir el Mundial en el partido inaugural.
La selección más débil del grupo, a priori, será la anfitriona. Qatar intentará que el Mundial sea una oportunidad de credibilidad y crecimiento. También de visibilidad hacia un país que desde hace tiempo ha invertido en crear escuelas para elevar el nivel de su fútbol. Poco a poco, esa inversión está dando sus frutos. La Copa Asiática de 2019 es, de momento, su techo. De las anteriores 18 ediciones, no participó en ocho, no pasó de la primera ronda en siete, alcanzó los cuartos de final en 2011 y ganó el torneo en hace cuatro años. En Arabia Saudí, tras ganar 1-3 a Japón en la final, demostró que es un equipo a tener en cuenta.
Dirigida por el técnico español Félix Sánchez desde 2017, Qatar carece de grandes figuras. Su fuerte es el colectivo, aunque está un peldaño por encima el centrocampista Almoez Ali, que en la última Copa de Asia fue el máximo goleador del torneo con nueve tantos en siete partidos. Después, en la Copa Oro 2021, a la que Qatar acudió como invitado y acabó tercera, hizo historia al convertirse en el primer jugador en marcar esa competición y en la Copa Asiática.
También destaca Akram Afif, su jugador más técnico y con experiencia en Europa. Con ambos, y junto al resto de jugadores, Félix Sánchez ha conseguido reunir un grupo con pocas fisuras pero con un estilo de juego reconocido con una mezcla de talento joven y experiencia. Además, el grueso de la selección está formado por jugadores del Al-Sadd, el exequipo de Xavi Hernández. Hasta doce entraron en la última convocatoria.