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Argentina: de una primera fase favorable a cruces difíciles en el Mundial 2026

El sorteo del Mundial 2026 dejó para Argentina un panorama inicial benévolo. El vigente campeón del mundo evitó a las grandes potencias y quedó emparejado con tres selecciones que, por distintos motivos, aparecen un escalón por debajo tanto en jerarquía como en experiencia mundialista. Sin embargo, el nuevo formato del torneo advierte que el alivio termina rápido: a partir de los 16avos de final, el cuadro vuelve a emparejar y podrían aparecer adversarios de peso desde el primer cruce directo.

Un grupo accesible: rivales con objetivos modestos y realidades diferentes

Argelia, Austria y Jordania representan un combo heterogéneo, pero ninguno llega con la etiqueta de candidato. Para la Selección, el análisis previo marca que, más allá del respeto que merece cualquier debut mundialista, se trata de un grupo en el que existe una diferencia clara a favor del equipo de Scaloni.

Argelia: talento ofensivo, historia de sorpresas y dudas en su presente

La selección norteafricana no juega un Mundial desde 2014, pero suele rendir por encima de lo esperado cuando llega la gran cita. Con jugadores de buen nivel en ligas europeas y Riyad Mahrez como emblema, Argelia combina calidad técnica con una propuesta dinámica que Petković busca consolidar entre el 4-2-3-1 y el 4-3-3. Su clasificación fue sólida, aunque con un inicio turbulento. Es un rival incómodo, pero sin el poderío como para discutir el primer puesto del grupo.

Austria: regreso esperado, orden e intensidad

Después de 28 años afuera de los Mundiales, los europeos vive esta edición como un logro en sí mismo. El equipo de Ralf Rangnick apuesta por un modelo reconocible: presión alta, transiciones veloces y compromiso físico. Sin grandes figuras más allá de David Alaba, su solidez táctica suplanta la falta de estrellas. Sufrió para clasificarse y sus resultados recientes muestran irregularidad. Su aspiración lógica es pelear por un lugar en 16avos.

Jordania: debut histórico y un sueño sin presiones

Para el seleccionado de Medio Oriente, estar en el Mundial es, de por sí, una hazaña. Llega con una identidad basada en la solidez defensiva, un plan práctico y Mousa Al-Tamari como su jugador más decisivo. Su falta de rodaje internacional y la brecha competitiva con las potencias la colocan como la selección más débil del grupo. Pero su entusiasmo y su estructura defensiva pueden convertirla en un rival molesto si logra sostenerse en los partidos.

Un cuadro que se puede complicar rápido

El beneficio del sorteo se agota pronto. A partir de los 16avos, la primera instancia de eliminación directa en este Mundial ampliado, los posibles rivales cambian drásticamente. Según la ubicación que logre Argentina, podría toparse de entrada con selecciones del calibre de España, Uruguay, Portugal, Bélgica o Inglaterra.

Si Argentina termina primera o segunda en su grupo, su camino en la fase final empezaría ante el segundo del H, que tiene nada más ni nada menos a dos campeones del mundo: los Charrúas o bien la Furia española. Más adelante, en cuartos, asoman nombres como Bélgica, Egipto, Paraguay e incluso Estados Unidos, anfitrión y siempre competitivo en su territorio.

En cambio, si avanza como segunda, el cuadro la colocaría rápidamente ante potencias: Portugal, Inglaterra o Croacia aparecen como opciones en octavos. De ahí en adelante, el recorrido se complejiza aún más. Luego en semis potencialmente rivales como Francia, Inglaterra o Brasil.

¿El verdadero Mundial comienza después del grupo?

El contexto general permite sintetizar la situación en una frase: Argentina tuvo suerte en la primera fase, pero no en el futuro posible. El Grupo J le ofrece un arranque manejable y la posibilidad real de administrar esfuerzos en una Copa que será larga, pero la etapa de eliminación directa promete cruces en los que ya no habrá margen para cálculos.

El sorteo alivió el camino inicial, sí, pero dejó claro que el desafío mayor, ese que irá a buscar nuevamente el seleccionado nacional.