Los poros de la piel quedaron rojos. La sangre brotó. La maquinita del tatuador siguió con su tarea. Números y letras quedaron grabados en la piel: “10 de setiembre de 2013”. José María Giménez no dudó en tatuarse la fecha de su debut en la selección uruguaya que, al igual que el de Suárez y Cavani, fue ante Colombia.
Aquella noche en el Centenario, el técnico Tabárez no contaba con el capitán Diego Lugano y su compañero Diego Godín. Había que apelar a los recursos del plantel. Y allí surgió la idea de darle la oportunidad al juvenil surgido de Danubio. El trabajo en los días previos terminó de convencer al entrenador. El día del partido, cuando llegaron al Estadio, el capitán Lugano sacó a Josema a caminar por el campo de juego.
“Me hablaron permanentemente, el que más me habló fue el Ruso Pérez. Después Lugano me sacó a la cancha y me dijo que no mirara a las tribunas”, recordó el jugador.
Luego llegó la hora del calentamiento y el momento de entrar al vestuario a ponerse la celeste. A Josema le dieron la número 2, la de Lugano. Jamás lo imaginó.
“Yo no pedí la camiseta. Sinceramente hasta segundos antes de salir pensé que iba a jugar con la 6 porque en el banco contra Perú estuve con la 6. El vestuario lo arma Minguta (el utilero) y yo no sabía que iba a jugar con la 2. Me enteré por mi madre que me dijo que en Internet había leído eso, que el capitán me la había dado. Le pregunté si lo había dicho y me dijo que no, tal vez de humilde que es. Me quedé contento porque iba a defender una camiseta que no es la de cualquiera, es la del capitán”, expresó el jugador en una nota con el diario Marca.
Aquel partido quedó marcado por una anécdota que el propio zaguero contó. En pleno juego, para romper el hielo y los nervios del debut, encaró al centrodelantero colombiano Radamel Falcao.
“En un momento me miró, no sé si desafiándome, para ver si reaccionaba, lo miré y no le cambié la mirada hasta que él lo hizo. Para distraerlo le decía cosas como, por ejemplo, en un ataque le digo: ‘¿Tenés auto en Madrid? Y me miró como diciendo, y este muchacho de qué me habla”.
Josema dominó al delantero colombiano. Su debut se saldó con un triunfo celeste que fue vital para clasificar al Mundial de Brasil 2014 donde, luego de la lesión de Lugano, se terminó consolidando en la zaga de la Selección.