Dominador de principio a fin de la temporada en la liga neerlandesa, ganador de 28 de sus 32 partidos disputados, con una única derrota y tres empates, PSV Eindhoven terminó este domingo su vigésimo quinto título de esta competición, con una remontada sobre Sparta Rotterdam (4-2) que lo hace ya inalcanzable.
El campeonato del equipo del mexicano Hirving Lozano, el argentino Walter Benítez o los brasileños Mauro Júnior y Andre Ramalho era una cuestión de tiempo. Nadie dudaba de él. Sus nueve puntos a falta de nueve por jugarse desde la pasada jornada lo coronaban como ganador virtual, a falta del partido que lo esperaba este domingo en el estadio Philips, ante su hinchada, con una agitación impredecible sobre el terreno de juego, sobre todo al inicio.
Quizá por la envergadura de la recompensa, el PSV se sintió nervioso. El mejor ejemplo fue el arquero Walter Benítez, un seguro toda la temporada, irreconocible este domingo en los primeros instantes, como su conjunto en general, que encajó el 0-1 en el minuto 8 con un derechazo de Metinho. Hubo más ocasiones, entre el murmullo del público, incrédulo.
Aún más en el caso que parecía su equipo, nada que ver con el resto de la campaña, hasta que Luuk de Jong cabeceó el primer remate ya en el minuto 18. El saque de esquina posterior fue el 1-1, cuando golpeó en el pecho de Schouten y Bakari no acertó a despejarlo. De hecho, la Eredivisie se lo otorgó al defensa en propia puerta. Un alivio. El 1-1.
Ocho minutos después, el PSV marcó el 2-1. La jugada fue fenomenal de Luuk de Jong, que regaló el gol a Bakayoko. Su decimoquinta asistencia de esta campaña liguera. También ha marcado 27 goles el atacante que jugó en Sevilla y en Barcelona. Para su compañero fue su duodécimo tanto, también trascendente en el campeón dirigido por Peter Bosz.
Devuelto el partido al lugar más previsible, aún Sparta reabrió el debate del resultado antes de la media hora de encuentro, cuando Saito lanzó una rosca que intentó despejar Boscagli con la cabeza y que terminó en la escuadra de su arquedo. El 2-2. Aún era válido para el PSV para sentenciar el triunfo final, pero era una mancha en una mañana tan especial.
El partido bajó su ritmo en la reanudación. Más equilibrado, más contenido, menos fogoso en ataque, el encuentro transitó sin inquietudes relevantes para ninguno de los dos. Ni para el PSV, ni para el Sparta, que perdió por lesión a Neghli antes de la hora del encuentro, hasta que la estrategia repuso al líder y campeón en ventaja, ya en el minuto 67 (3-2).
Boscagli enmendó su gol en propia puerta. Su remate fue poderoso en el otro área, en un centro de Veerman para transmitir ya definitivamente que el título era invariablemente del PSV Eindhoven, campeón seis años después, imparable durante toda la temporada, con aún otro gol más antes de la fiesta del título: el 4-2 de Jordan Teze en un rápido ataque.