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La historia de cómo México conquistó la Confederaciones de 1999

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El día que Ronaldinho 'le tuvo miedo' a Jorge Campos (3:30)

En el aniversario 25 de ese título para México, Jorge Campos recuerda que Ronaldinho no anotó gol en el estadio Azteca. (3:30)

El 4 de agosto de 1999, hace 25 años, México conquistó su único título en un torneo organizado por FIFA: la extinta Copa Confederaciones. Esta es la historia.


Una noche veraniega al sur de la Ciudad de México sirvió como escenario para uno de los triunfos más grandes en la historia del futbol mexicano. Ante 110,000 aficionados volcados a favor del local, México venció 4-3 a Brasil, la misma selección que los había eliminado un mes antes en la semifinal de Copa América.

La versión Confederaciones de Brasil no contaba con Roberto Carlos, Ronaldo ni Rivaldo entre sus filas, pero sí con un joven Ronaldinho, quien entonces tenía 19 años y se convertiría en la revelación del torneo y los guio a la final. México, por su parte, presumía a una mezcla de figuras consagradas pero también jóvenes emergentes como Rafa Márquez, quien se unió unos días después del torneo al Mónaco de la liga francesa.

Gracias a que FIFA retirara a la Copa Confederaciones después de su última edición en 2017, el título mexicano se quedó en la historia como el único conseguido por una selección de CONCACAF. Un cuarto de siglo después, ante el momento delicado que vive el Tri masculino, la singularidad de este campeonato se puede valorar inclusive más.

Esta es la historia de cómo México consiguió el título de la Copa Confederaciones 1999, contada a ESPN por los protagonistas que vivieron el torneo.


“La verdad, era un equipazo”

El director técnico Manolo Lapuente llevó a un equipo a la Confederaciones que mezclaba a figuras del Mundial del año anterior como Cuauhtémoc Blanco, Jorge Campos y Luis Hernández, pero también jóvenes como Gerardo Torrado y Rafa Márquez, quienes pasarían a ser piedras angulares del Tri en los años subsecuentes.

La combinación resultó en un ambiente positivo dentro del vestidor, así como una de las colecciones de talento más importantes que ha tenido la Selección Mexicana en la historia reciente.

Daniel Osorno, delantero: “Me tocó estar con Cuauhtémoc, con Luis Hernández, y Jorge Campos que eran los más relajientos, los que hacían el desmadre, pero simplemente lo hacían por motivación, por cotorrear. Pero la verdad, fue un equipazo. Ese equipo fue uno de los mejores equipos de Selección Mexicana”.

Jorge Campos, portero: “He hablado con algunos jugadores, con ex jugadores, con entrenadores. La hemos valorado mucho. Lo valoró todo México. Creo que esa copa fue especial, algo increíble, estando en casa y darle esa satisfacción a todo México”.

Ramón Ramírez, mediocampista: “La gran mayoría veníamos del Mundial de Francia 98, veníamos llegando de una Copa América en Paraguay, veníamos, inclusive, de un caso por ahí complicado de jugadores con doping”.

Cuauhtémoc Blanco, delantero (en entrevista con el periódico el Esto): “Fue un sueño que todos queríamos, un equipo muy comprometido, una Selección comprometida con la gente, con chavos y jugadores de experiencia. Lo más bonito fue el apoyo de la gente, los aficionados estuvieron a tope y para nosotros fue muy motivante”.

Durante la Copa América celebrada en Paraguay ese mismo verano, Raúl Rodrigo Lara y Paulo César Chávez fueron castigados por dar positivo a una prueba de dopaje. En defensa de sus compañeros, el resto del Tri amenazó con no jugar la Confederaciones si no se aclaraba el tema.

Al final, Lara y Chávez fueron suspendidos seis meses, y el equipo siguió adelante a la Confederaciones, que tenía a México como sede de torneo FIFA por primera vez desde 1986, cuando se celebró el Mundial en tierras aztecas.

José Manuel Abundis, delantero: “Esta selección ya venía bien embalada, ya nos conocíamos bastante bien y con los otros jugadores, se puede decir los mayores que eran Campos, Claudio Suárez, Luis Hernández, Alberto García Aspe, Ramón Ramírez. Con todos ellos se formó una selección bastante competitiva y bastante fuerte”.

Ramírez: “Llegamos muy motivados. Llegamos pensando que podíamos conseguir ese título. Estábamos en nuestra cancha, en nuestra casa, con nuestra afición y que estaba en nuestras manos y afortunadamente lo cumplimos”.


"Era momento que el mundo conociera que México podía lograr cualquier cosa"

Abundis formaba parte de la sangre nueva de aquel equipo. Pese a que había debutado con el Tri en 1996, sus primeros goles con el equipo nacional vinieron en febrero y marzo de 1999, y gracias a su buen nivel en Toluca, recibió la confianza de Manuel Lapuente. En la Confederaciones, salió de titular ante Arabia Saudita en el primer duelo del torneo.

Abundis metió su gol, aunque Blanco fue quien brilló con un póker de tantos. Al final, México venció 5-1 a los asiáticos. En el segundo duelo, Abundis repitió la dosis, haciéndole el 2-0 a Egipto luego de que Pavel Pardo haya abierto el marcador. Los africanos remontaron en el segundo tiempo de ese partido, dejando pendiente un partido ante Bolivia para asegurar el primer lugar del Grupo A.

Marco Etcheverry, mediocampista boliviano: “Fue una linda experiencia, como todas las que tuvimos aquella generación. El Mundial [de 1994], la final de Copa América [en 1997] y la Confederaciones. Lamentablemente no pude jugar mucho ese torneo, venía lesionado. Fue un partido muy cerrado [ante México]”.

Con México de blanco, cediendo a Bolivia el color verde del uniforme, Etcheverry comía ansias en la banca por su lesión, mientras su equipo, famosa por ser imbatible en el aire escaso de La Paz, no se intimidaba por la altura de la capital mexicana. Francisco Palencia anotó el único gol del partido, y Etcheverry disputó apenas 24 minutos.

Etcheverry: “Era un gran equipo mexicano ese, por algo ganaron la copa. También el de nosotros, éramos un equipo que tuvo momentos muy importantes”.

En la semifinal del torneo, México se vio la cara con su viejo rival de la región, Estados Unidos, segundos del Grupo B. El Clásico de CONCACAF fue férreo, y no se movió el marcador en los 90 minutos reglamentarios.

En tiempo extra, un gol de oro de Cuauhtémoc –el campeón goleador de este torneo junto a Ronaldinho y el saudí Marzouk Al-Otaibi– metió a México a la final, donde se midió ante Brasil. Aquella verdeamarelha poseía apenas tres jugadores que jugaban en Europa, pero la revelación era Ronaldinho, quien en aquel entonces tenía 19 años y jugaba en el Gremio.

Ze Roberto, lateral brasileño (en entrevista en Globo en 2013): “Ronaldinho Gaúcho era un jugador joven, que estaba iniciando su carrera, su trayectoria en la selección brasileña. En 1999, en aquella Copa Confederaciones, fue protagonista, por su calidad, de todo lo que ya decía y comentaba la prensa mundial. Fue un jugador muy decisivo para nuestro equipo”.

En cuatro partidos, Brasil marcó la escandalosa cantidad de 15 goles, de los cuales Ronaldinho había marcado seis. Pese a que México contaba con la ventaja de jugar en el Azteca, que en esa época lucía como una fortaleza impenetrable, el duelo ante los sudamericanos era de pronóstico reservado.

Ramírez: “Pero nosotros dijimos, bueno: nosotros no tenemos que fijarnos si es el Brasil ‘A’, el ‘B’ o el ‘C’. Nosotros siempre hemos pensado que Brasil es una potencia, juegue quien juegue”.

Osorno: “Sabemos que siempre la misma prensa, decían que era el Brasil ‘B’, el ‘C’, no sé, pero a nosotros nos valió. No era nada fácil ganarle a Brasil en esa época y para nosotros fue algo padre y motivación para todo el futbol no nada más de la selección, sino del futbol mexicano”.

Ramírez: “Pero no era, efectivamente, la selección al 100 por ciento que se había acostumbrado a ver, con Ronaldo el fenómeno, con Rivaldo, con Emerson, con todos esos grandes jugadores que estuvieron en Francia ‘98 y que perdieron la final precisamente, contra el anfitrión”.

Abundis: “Obviamente nosotros sabíamos que cuando Brasil está en cualquier torneo obviamente siempre es favorito; sabíamos que íbamos contra el rival a vencer, pero estaba en nuestras manos ser campeones, en nuestras manos el hacer bien las cosas. Todos los jugadores teníamos esa mentalidad de ganar y de levantar la copa”.

En el vestidor previo al partido, Lapuente se dedicó a motivar a sus jugadores para lograr el objetivo. Fuera de la CONCACAF, México jamás había ganado un torneo oficial. Seis años antes, habían llegado a la final de la Copa América, cayendo ante otro gigante sudamericano, Argentina. En 1996, el Tri había conquistado la Copa Oro ante Brasil, y ahora querían repetir la dosis.

Osorno: “En ese momento, pues, éramos una familia. Para mí una de las mejores experiencias que tuve: un estadio lleno. La verdad había muchas ganas. Nosotros mismos nos comprometíamos a que el que estuviera afuera y adentro íbamos a estar en la misma sintonía, la buena vibra para que esos momentos se ganara”.

Abundis: “[Lapuente nos dijo] que éramos mexicanos, que estábamos en nuestra casa, con nuestra gente, y obviamente que éramos mejores, que simplemente era demostrar que nuestra mentalidad era ganadora, que lo habíamos demostrado y que era momento de que el país, que todo México y que todo el mundo conociera que México podía lograr cualquier cosa, eso es algunas de las palabras que más o menos recuerdo”.


"Lo más importante es que México gane"

El partido ante Brasil fue un vendaval de emociones. Miguel Zepeda abrió el marcador al minuto 13 cuando Dida no pudo atrapar su disparo, poniendo al Tri adelante y encaminándolo al título. Poco tiempo después, Cuauhtémoc trazó un pase perfecto para Abundis, quien cabeceó para el 2-0… pero se marcó un fuera de lugar inexistente. Al minuto 28, la combinación entre Blanco y Abundis se manifestó nuevamente, y esta vez valió el gol.

Abundis: “Creo que cuando vi que Cuauhtémoc la punteó, lo que pensé fue en tener un buen control y pegarle a la portería sin pensarlo y buen, gracias a Dios me salió un disparo pegado al poste a donde no pudo llegar el portero”.

Antes de que terminara el primer tiempo, el árbitro sueco Anders Frisk marcó penal a favor de los brasileños. Serginho cobró correctamente y acortó la distancia. Saliendo del vestidor, Brasil empató por medio de Roni.

Zepeda hizo el 3-2 apenas cuatro minutos después, y luego Blanco hizo su sexto gol del torneo, una pincelada épica en la que recortó dentro del área para acomodarse el balón para su pie izquierdo. Al vencer a Dida con poderoso disparo, el recuerdo de escuchar a Hugo Sánchez gritar el gol en la transmisión por televisión sigue siendo uno de los momentos más grandes del futbol mexicano.

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¿Por qué es importante para México la Copa Confederaciones de 1999?

México ganó un torneo FIFA que hoy ya no existe, pero que en aquel momento reunía a los mejores de cada confederación.

Blanco: “El recorte ese lo hacía de chavo, en el barrio, en las canchitas donde antes jugaba tenía esa manera de jalar el balón. Siempre se te barren los defensas y yo tenía esa facilidad. También lo hacía mucho en el frontón del América, entonces tenía esa facilidad y cuando me quedó dije: ‘para adentro’. Definí bien con la pierna izquierda y pues Dida, que era un portero enorme, tenía que buscar el poste del lado derecho”.

Zé Roberto acortó distancias un minuto después, pero el equipo de Lapuente logró defenderse correctamente en la última media hora. Frisk dio su pitazo final poco tiempo después de las 23:00 hora local, y México pasó a la historia.

Zé Roberto: “México mereció ser campeón por ganar el partido al detalle. En esa final era un equipo más equilibrado, sobre todo porque jugaban con el equipo principal y con jugadores experimentados. Creo que, en una final, siempre pesa la experiencia”.

Ramírez: “Fue un momento de mucha alegría sobre todo para ese grupo, fue como una recompensa. A nivel selección esta es la primera campanada que da México en un torneo oficial”.

Osorno: “Era un relajo, la verdad. Pues de ganarle a Brasil, no cualquiera, pero sí fue impresionante, más porque terminando vimos a la gente vuelta loca ahí en el estadio. La verdad fue histórico para nosotros, de ganar un título y la verdad festejar con la gente fue lo mejor”.

Campos: “Todos los logros son importantes. El oro [en Londres 2012] es especial; creo que ese partido, ese campeonato, esa medalla es inolvidable también. Siempre va a haber comparaciones, pero creo que lo más importante es que México gane. Creo que algún día, no sé cuándo, espero que sea pronto, podamos ser campeones del mundo y disfrutarlo como aficionados. Todo es posible. Lo importante es que creamos que podemos ser campeones del mundo”.