La tranquilidad de Nacional contrasta con el terremoto de Peñarol. Mientras en los aurinegros todo se pone en tela de juicio, desde su conducción deportiva, los dirigentes y los arbitrajes, en los tricolores no se pone en tela de juicio al entrenador y no está en juego la cabeza del gerente deportivo.
Peñarol, que ganó el Apertura y tiene un lugar asegurado en la final, es un polvorín. Al tiempo que Nacional, que sigue perdiendo oportunidades de quedar como líder de la Tabla Anual, parece un río en calma. Vaya contrasentido.
Bajo el clima que reina en uno y otro club, ¿en qué se diferencian las campañas de Nacional y Peñarol?
A simple vista hay un aspecto en el que los dos grandes son polos opuestos: la tranquilidad institucional de Nacional contra el nerviosismo de Peñarol.
En los tricolores, a pesar de las dudas sobre la elección del argentino Ricardo Zielinski como primer conductor del equipo, no se generó ningún tipo de escándalo para determinar su salida.
Recientemente el club perdió a su presidente José Fuentes y tras su fallecimiento su lugar lo tomó Alejandro Balbi.
En los aurinegros, la salida del técnico Alfredo Arias fue todo un tema con dirigentes criticando a la actual conducción y pidiendo la cabeza del entrenador públicamente.
Por si fuera poco, se realizó una votación para destituir a la gerencia deportiva encabezada por Pablo Bengoechea y Gabriel Cedrés. Y otra vez saltaron a la vista las diferencias dirigenciales con críticas al presidente Ignacio Ruglio porque, tras perder la votación, aplicó una normativa por la cual su voto tiene doble valor.
Un detalle que no es menor y que los diferencia, es que Peñarol tiene elecciones a fin de temporada y evidentemente el club comenzó a vivir el clima político.
A nadie escapa la actitud de una dirigencia y otra con el tema de los arbitrajes y con el gobierno de la Asociación Uruguaya de Fútbol que, como es de público conocimiento, quedó integrado sin representantes de Peñarol.
APERTURA, CLÁSICO Y LIBERTADORES
En el aspecto deportivo, Nacional y Peñarol también se diferencian en determinados detalles.
Peñarol se consagró campeón del Torneo Apertura y ganó con total autoridad el clásico en el Campeón del Siglo. Es líder de la Tabla Anual. Y pese a que los aurinegros ya tienen asegurado un lugar en la definición del Campeonato Uruguayo, conviven con la intranquilidad que baja desde la tribuna al campo de juego.
Nacional en cambio, corre de atrás. A su favor cuenta el hecho de la cantidad de puntos que descontó en la Tabla Anual. Sin embargo, ya desperdició tres oportunidades de desplazar a su eterno rival del primer lugar.
La actividad internacional está claramente diferenciada. Mientras Nacional clasificó a octavos de final de la CONMEBOL Libertadores, donde se medirá con Boca Juniors, Peñarol realizó la peor campaña de su historia.
Los aurinegros perdieron todos los partidos del grupo de CONMEBOL Sudamericana que compartieron con América Mineiro, Defensa y Justicia y Millonarios. Una mancha para su rica historia.
TÉCNICO CON ESPALDA
A nadie escapa la tranquilidad que ganó Nacional tras la designación de Álvaro Gutiérrez como entrenador de su equipo. Guti tiene un estilo, que podrá gustar más, o menos, donde pregona como principal objetivo ganar. Para ello, arma su equipo de atrás hacia adelante. Prioriza el cero en su arco.
Y a pesar de que, en la mayoría de los partidos el juego del equipo no fue vistoso, nadie discute al técnico. Un claro ejemplo es que el empate con Racing, con otro DT en el banco, hubiese generado otro tipo de reacción de parte del público. Pero no pasó. Eso marca claramente que Guti tiene espalda en el club.
En cambio, Peñarol es dirigido por un entrenador que está realizando sus primeras armas como cabeza de grupo. Esto implica que, al margen de su pasado como jugador del club, la gente lo mire de reojo.