MÉXICO -- Nadie se pudo imaginar ni al comienzo y mucho menos al finalizar la temporada regular que los Reales de Kansas City y los Gigantes de San Francisco, de comodines, pudiesen ser los equipos que a partir del martes disputen el título de la Serie Mundial.
Se trata de la segunda vez en la historia que dos comodines decidan el "Clásico de Otoño" de la MLB.
El precedente se dio en el 2002 y también contó con la participación de los Gigantes, que perdieron (3-4) al mejor de siete partidos ante los Angelinos de Anaheim.
Reales y Gigantes llegaron a la competición de octubre con la necesidad de luchar por el puesto de comodín, en sus respectivas Ligas de la Americana y la Nacional, que les permitiese seguir en la competición.
Desde ese mismo momento tanto los Reales, ganadores del banderín del "Joven Circuito", como los Gigantes, del "Viejo", mostraron que no sólo estaban inspirados en el juego sino que la "diosa" suerte también se puso de su lado.
De ahí que comenzaron una racha triunfal que en el caso de los Reales es de ocho partidos ganados de forma consecutiva, con dos barridas incluidas, mientras que los Gigantes aunque tuvieron que luchar al más sólo permitieron dos derrotas en el mismo número de encuentros.
Los Reales después de 29 años de ausencia en una Serie Mundial vuelven con el mismo objetivo que consiguieron en la que disputaron en 1985 cuando la ganaron por 4-3 a los Cardenales de San Luis.
El equipo de Kansas City es el primero en la historia que ha tenido marca perfecta de 8-0 en lo que va de la fase final, que unidas a las tres últimas victorias que lograron en la Serie Mundial ante los Cardenales, su racha victoriosa se alarga hasta 11 juegos seguidos y están a una más de igualar la mejor de todos los tiempos.
Pero sus triunfos no han estado exentos de suspenso como lo demuestra que cuatro de ellos se dieron en extra innings y cinco los consiguieron en la última oportunidad al bate.
Los Reales han demostrado que saben como ganar, pero si es cierto que dentro de la novena no tienen a jugadores con experiencia en la competición de la Serie Mundial.
De ahí que cuando mañana, martes, el abridor James Shields salga al montículo como el lanzador de apertura del partido inicial de la serie su aportación será de gran valor tanto en el apartado deportivo como sicológico.
Shields no ha estado bien en lo que va de la fase final como lo demuestra la efectividad de 5.63 que tiene en las tres aperturas que ha hecho, incluidas dos en las que cedió cuatro carreras.
Pero los Reales durante la temporada regular recibieron a los Gigantes en una serie interligas en la que ganaron por barrida, y Shields tiró una blanqueada en el segundo de los tres partidos.
Además, en esa misma serie, que se disputó entre el 8 y 10 de agosto, los Reales se robaron siete bases en uno de los partidos y al concluir la temporada regular, los Reales fueron los mejores de las Grandes Ligas con 153 robos, nada menos que un 81 por ciento de acierto en sus intentos.
La velocidad en las bases es uno de los factores que tienen a los Reales en la Serie Mundial, además de la buena defensa y un trío de relevistas encabezados por el dominicano Kelvin Herrera, Wade Davis y Gregg Holland, que han logrado una efectividad combinadas de 1.05 en 23 salidas al montículo.
El manejador de los Reales, Ned Yost, no tuvo problemas en admitir que esas serán las tres armas con las que su equipo va a luchar en la búsqueda del título de campeones, aunque también sabe que puede contar con el toletero Mike Moustakas, que lleva cuatro jonrones en lo que va de la fase final.
Se puede decir que la trayectoria de los Gigantes ha sido muy parecida a la de los Reales después que ganar dos partidos en extra innings, incluido el de 18 que disputaron frente a los Nacionales de Washington en la serie de división, el más largo en la historia de la fase final y lograron tres victorias en el último turno al bate.
Los Gigantes, un equipo que se crece cuando se trata de un año par como lo demuestran los títulos de campeones de la Serie Mundial en el 2010 y 2012, buscarán lograr el tercer anillo y colgarse la etiqueta de dinastía.
El último equipo que ha alcanzado esa categoría son los Yanquis de Nueva York, que entre 1996 y 2001 disputaron cinco Series Mundiales y ganaron cuatro títulos.
El venezolano Pablo Sandoval y Buster Posey como abanderados de la ofensiva de los Gigantes, su equipo ha ganado las últimas ocho series de la fase final, además del juego de comodines este año ante los Piratas de Pittsburgh.
El zurdo Madison Bumgarner abrirá por los Gigantes en el primer juego contra Shields, un duelo entre los dos números uno en las rotaciones de ambos equipos que puede establecer lo que será el resto de la serie.
Bumgarner ha brillado más que nunca y exhibe efectividad de 1.42 en sus cuatro aperturas en lo que va de la fase final, con siete entradas de trabajo en cada uno de los partidos disputados, que convirtió en tres victorias.
Los Gigantes también tendrán todas las garantías en el bullpen, que hasta ahora ha sido manejado de forma perfecta por el piloto del equipo de San Francisco, Bruce Bochy, con sólo siete carreras limpias permitidas en 35 entradas y un tercio de trabajo realizado por los relevistas.
Entre los que se encuentran el dominicano Santiago Casilla, el venezolano Yusmeiro Petit, el boricua Javier López y el mexicano Sergio Romo.
El poder ofensivo de los Gigantes no es su fuerte, pero tienen a Sandoval y Posey que pueden sorprender en todo momento. El receptor de San Francisco es el único bateador en ambos equipos que logró más de 20 jonrones y 75 carreras impulsadas.
Los Gigantes saben capitalizar la mínima concesión del pitcheo rival para anotar carreras y también pegar jonrones decisivos con jugadores sorpresa como Travis Ishikawa que dejó tendidos a los Cardenales en la serie por el banderín de la Nacional.
Pero será Sandoval el toletero más temido por los Reales porque recuerda que en el "Clásico de Otoño" del 2012 se convirtió en apenas el cuarto bateador en la historia de las Grandes Ligas en pegar tres jonrones en un mismo partido.