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Los suplentes marcaron gran parte del destino para Arizona y Pittsburgh

MEXICO -- En la NFL, no hay un sólo equipo que se salve de las lesiones, después de una corta pero desgastante temporada regular de 16 partidos.

Eso convierte a la famosa frase de que "que dé el paso al frente el siguiente hombre" en una de las más trilladas alrededor de la liga. No obstante que es una de las frases a las que más se recurren en automático, no deja de ser una máxima veraz.

Los primeros dos duelos de la ronda de comodines lo dejaron en claro. Los Arizona Cardinals perdieron, a lo largo de la campaña, a sus dos mejores mariscales de campo por lesiones: Carson Palmer y Drew Stanton. El equipo que por una porción significativa de la campaña tuvo el mejor registro de la conferencia, debió conformarse con alinear a Ryan Lindley, el cuarto pasador que utilizan en el año, como titular. El resultado fue una de las actuaciones más pobres en la posición que se tenga memoria en playoffs recientes.

Los Carolina Panthers distaron de jugar un partido perfecto, pero la ineficacia de Lindley fue suficiente para inclinar la balanza hacia los campeones de la División Sur, con todo y las quejas por un proceso de clasificación que permitió al cuadro de Ron Rivera acceder a la postemporada pese a tener una marca perdedora.

La incapacidad de Lindley quedó magnificada por el pasador suplente de enfrente, Derek Anderson, quien inició y ganó dos partidos en la campaña regular durante las dos ausencias de Cam Newton. De hecho, muchos nos quedamos preguntando si el desempeño del novato Logan Thomas, quien inició la temporada como tercero en el orden después de Palmer y Stanton, había sido suficientemente malo como para ni siquiera considerarlo durante el tránsito de un partido en el que Lindley lució francamente extraviado.

En el juego nocturno, tuvimos una situación similar. El corredor de los Pittsburgh Steelers, Le'Veon Bell, un candidato genuino para obtener el nombramiento de Jugador Más Valioso de la temporada, quedó marginado debido a una lesión de rodilla sufrida en el cierre de la campaña regular, y de la cual no pudo recuperarse a tiempo. Su reemplazo fue Ben Tate, fichado de última hora, después de haber sido uno de los fracasos más sonoros de la agencia libre pasada con los Cleveland Browns, y radicar un par de semanas en la plantilla de los Minnesota Vikings antes de ser, también cortado.

Tate sufrió un balón suelto clave, y hacia el final del partido, un pase de Ben Roethlisberger que le pegó en ambas manos terminó siendo interceptado por Terrell Suggs, permitiendo a los Baltimore Ravens poner cerrojo a su victoria en Heinz Field y empezar a hacer planes de viaje para Foxborough, donde se encontrarán la semana entrante con los New England Patriots.

Claramente, Tate no estaba listo para el rol que necesitaban desempeñara los Steelers, y sus errores fueron costosos, aunque también es cierto que no todo el peso de la derrota debe caer sobre los hombros del corredor. Nuevamente, Pittsburgh fue incapaz de cobrar en zona roja con touchdowns de manera consistente, y la defensiva cedió jugadas importantes a la ofensiva de Joe Flacco.

Quizás, el punto de exclamación en la discusión sobre la necesidad de buenos suplentes llega de la NCAA. Apenas el 1° de enero pasado, los Ohio State Buckeyes, quienes saltaron al emparrillado del Sugar Bowl con la etiqueta de víctimas frente al Alabama Crimson Tide, consiguieron su pase a la final del fútbol americano colegial de la mano de Cardale Jones, su tercer mariscal de campo.

El deseo siempre será no tener que poner tu destino en manos de jugadores suplentes, mucho menos si son de tercera línea, como el caso de Jones y Lindley. Sin embargo, si sucede, habrá que asegurarse de llegar con los suplentes mejor preparados posibles. Arizona y Pittsburgh no lo hicieron y verán el resto de la postemporada en casa.