Raúl Allegre 8y

Llegó el momento de responder bajo presión para varios equipos de la NFL

BRISTOL -- La Real Academia de la Lengua Española tiene varias definiciones de lo que es la presión. Esta es una de ellas: “Fuerza o coacción que se hace sobre una persona o colectividad”. Otra es: “Conjunto de influencias que ejerce la sociedad sobre los individuos que la componen”. Ambas se aplican a varias situaciones que estamos viendo en esta temporada de la NFL.

La percepción general es que tener presión es algo negativo. Para mi es todo lo contrario. Los diamantes se crean gracias a la presión. La presión generada por la corriente de un río genera energía eléctrica. Con una olla de presión se pueden cocinar muchos platillos deliciosos. La presión es algo positivo si se sabe manejar. Los problemas suceden cuando la presión se convierte en estrés. Mi definición de estrés es: “La angustia que se sufre en una situación que no se puede controlar”. Por ejemplo, estar atorado en tráfico yendo rumbo a una junta importante, o enterarse a última hora de un examen para el cual no se había estudiado, o en el caso del deporte, enfrentar a un rival poderoso estando al frente de un equipo, o de una unidad, sin estar debidamente preparado.

Hay muchos ejemplos de presión y de estrés en la NFL. Me voy a enfocar en tres.

El primero lo tenemos en Denver. Hasta el momento todo parece marchar como en caballo de hacienda. El equipo tiene marca de 6-0, y son líderes de su división por tres juegos y medio. Esto gracias a una defensiva que no sólo está entre las cinco mejores de la liga en las categorías importantes, sino que también ha anotado cuatro touchdowns, habiendo cada uno de ellos contribuido a victorias importantes. Denver está invicto gracias a su defensiva y posiblemente a pesar de su ineficacia ofensiva. Peyton Manning ha tenido el peor inicio de temporada de su carrera, incluyendo su año de novato. La NFL clasifica a sus mariscales de campo de acuerdo al índice de pasador. Después de seis semanas hay 34 mariscales de campo que tienen los intentos suficientes para clasificar. Peyton es el N° 33, un peldaño arriba de Ryan Mallet.

A los entrenadores en jefe les pagan por tomar decisiones. Gary Kubiak y Peyton Manning están bajo presión. Kubiak tiene que evaluar varias preguntas: ¿Es Peyton Manning la mejor opción para ganar de Denver? ¿Es ahora el momento de cambiar de mariscal de campo y darle las riendas a Brock Osweiler? Mi respuesta es un categórico y enfático SÍ a la primera y NO a la segunda.

Hay varios argumentos en contra de Peyton. Uno es que ya no tiene la potencia en sus envíos, y que ha tomado malas decisiones que han llevado a intercepciones. Dos de las que tuvo contra Cleveland fueron pases en las que el jugador defensivo tenía mejores posibilidades que el receptor. Otro es que el clima se tornará frío y con viento acentuando su disminuida capacidad física. Uno más es el calendario restante que incluye a Green Bay, Indianápolis, Nueva Inglaterra, Pittsburgh, Cincinnati y San Diego dos veces. Entonces, ¿por qué seguir con él al frente de la ofensiva?

No se puede debatir el hecho de que el desempeño de Peyton a otro pasador sin su pedigrí le hubiera costado el puesto. Pero Peyton Manning es un mariscal de campo que tiene orgullo profesional y una gran experiencia. No le ha ayuda el hecho de que la línea ofensiva ha sido mediocre y no sólo no lo ha protegido, sino que tampoco han podido establecer el ataque terrestre. Con Osweiler obtendrían movilidad y potencia a cambio de conocimiento y colmillo. El sistema de Kubiak es nuevo para todos, no sólo para Manning. Apostaría mi domingo que Manning lo ha asimilado mejor que Osweiler. La línea ofensiva seguirá mejorando y el ataque terrestre debe resurgir. Contra Cleveland promediaron 4.6 yardas por acarreo. Peyton es un pasador que aprende de sus errores. Kubiak y Manning colaborarán en un plan de juego más eficiente. Precisamente porque el clima va a empeorar, y porque el calendario será complicado, la presión de la situación obligará a Peyton Manning a aplicarse y enmendar el camino. No será el Peyton Manning de antes, pero será la mejor opción disponible.

Seattle vive una situación a la que no están acostumbrados con una defensiva incapaz de proteger ventajas. En las cuatros derrotas que tienen llegaron a estar adelante en el partido en el último cuarto. Contra Carolina su actuación fue todavía peor, permitiendo cuatro touchdowns en series de 80 yardas. En las dos últimas anotaciones hubo pases largos, incluyendo el touchdown de la victoria a Greg Olsen, que es prácticamente la única opción ofensiva de gran peligro de Carolina. La presión en Seattle recae primero sobre Pete Caroll por ser el entrenador en jefe y después en Kris Richard, el nuevo coordinador defensivo. Richard heredó el mando de una unidad que fue la mejor en la NFL en tres años consecutivos y que fue la clave de la victoria en el Super Bowl que ganaron.

Aunque es el chivo expiatorio, Richard no tiene la culpa de todo. Se han visto forzados a usar más coberturas de zonas en lugar de las coberturas individuales preferidas, porque a Cary Williams, contratado en la agencia libre para tomar el puesto de Byron Maxwell, le ha quedado grande el puesto en “La Legión del Doom”. Aún con Dan Quinn, Maxwell y Brandon Browner en sus mejores momentos, la defensiva de Seattle tenía problemas de comunicación y ejecución cuando usaban coberturas de zona. Otro factor es que la línea ofensiva no ha colaborado al estilo de juego de los Halcones Marinos de controlar el ritmo del partido para darle respiro a su defensiva. Además, la ofensiva tiene sólo dos touchdowns en acarreos.

La realidad de las cosas es que hace un año el desempeño de Seattle fue muy similar. Después de seis semanas de temporada regular tenían marca de 3-2 y acababan de ser humillados en casa por Dallas, 23-30. La defensiva de pase permitía 66 por ciento de pases completos y diez touchdowns. Esta temporada permiten el 65.6 por ciento con seis touchdowns. Hace un año nadie pedía el puesto de Dan Quinn a pesar de que los resultados eran similares. Carroll declaró que el puesto de Richard está seguro. Además de la defensiva, la línea ofensiva tiene que repuntar. De cualquier manera, no descarto de ninguna manera a Seattle de los playoffs ni del título de división.

Finalmente, nadie tiene más presión, y estrés, que Chuck Pagano en Indianápolis. Difícil concebir que un entrenador en jefe que ha ganado once partidos en cada uno de sus primeros tres años, y que ha mejorado cada año durante la postemporada, esté en la cuerda floja. La directiva le ofreció una extensión de contrato de sólo un año la cual rechazó prefiriendo apostar por él mismo y los resultados de su equipo. Pero a Pagano lo contrataron para vencer a los Patriotas y los resultados dejan mucho que desear. Bajo Pagano han perdido 24-59, 20-42 en temporada regular y 22-43 y 7-45 en postemporada. Este domingo estaban dando la pelea hasta que llegó el momento de “La Decisión”. Me refiero a la jugada en cuarta y 3, desde su propia yarda 37 hacia el final del tercer cuarto, en la que sacaron una formación que podríamos catalogar benévolamente como inusual. Había sólo dos jugadores junto al ovoide, un “centro" y un "quarterback", y el resto del equipo por el lado derecho. En ese momento Indy perdía por seis puntos. Por razones que nadie comprende, Griff Whalen, quien fungía como centro, decidió centrar el balón a Colt Anderson “el quarterback”, perdiendo una yarda y dándole a Tom Brady excelente posición de terreno. Seis jugadas más tarde Nueva Inglaterra anotó touchdown y el partido prácticamente terminó.

No es la primera vez que he visto equipos de la NFL y del colegial usar este tipo de estrategia. El objetivo de usar esta formación nunca ha sido ejecutar la jugada. El propósito es tratar de que el rival queme un tiempo fuera, o que cometan un castigo al tratar de substituir repentinamente. Asumo que Pagano quería continuar su serie ofensiva y tratar de tomar la ventaja. Los Pats habían despejado en sus dos series ofensivas previas, pero sería difícil asumir que lo harían una tercera vez. Entiendo perfectamente las intenciones de Pagano, y respeto su espíritu de lucha, pero la nefasta ejecución de la misma es en un cien por ciento su responsabilidad, y le podría costar su puesto al final de la temporada.

De por sí, Pagano estaba en una lucha de poder con Ryan Grigson, el gerente general del equipo. Grigson tiene la última palabra en la adquisición de talento. Pagano tiene que sacar adelante al equipo con un personal relativamente mediocre en ambas líneas. La única manera de que Pagano mantenga su puesto sería no sólo ganando la división, sino llegando lejos en postemporada siendo competitivos. Un entrenador es despedido cuando pierde el vestidor, como le sucedió a Joe Philbin en Miami. Chuck Pagano no ha perdido el vestidor. El hecho de que aceptó la responsabilidad del fracaso de esa jugada, en lugar de culpar a sus jugadores, le valdrá todavía más respeto y entrega de su equipo. Situaciones como esta pueden llevar a dos tipos de resultados: o hunden a un equipo, o lo galvanizan. Anticipo a un equipo de Indianápolis diferente, de manera positiva, el resto de la temporada.

La presión revela el carácter y el temple de las personas. Espero el repunte de Peyton Manning, Kris Richard y Chuck Pagano en lo que resta de esta temporada.

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