Jessica Pegula (N°3 de la preclasificación y del mundo) sigue sumando éxitos en el circuito e instancias decisivas en los Grand Slams. La estadounidense es una de la jugadoras más regulares de la WTA y es la única de las primeras cuatro sembradas que llegó a cuartos de final en Australia. Por antecedentes históricos, se perfila como la gran favorita al título.
Iga Swiatek (1°, eliminada en cuarta ronda), Ons Jabeur (2°, segunda ronda) y Caroline Garcia (4°, cuarta ronda) eran las otras tres favoritas en el primer Major de la temporada, pero se han quedado en el camino de manera temprana y... siempre que SOLO una de las cuatro primeras cabezas de serie alcanzó cuartos de final en Melbourne, se consagró campeona. Hay cuatro antecedentes: ¿Será Pegula, que choca ante Victoria Azarenka en su próximo partido, la quinta?
El caso más reciente fue en 2019, cuando Simona Halep (1°) y Angelique Kerber (2°) cayeron en octavos de final y Caroline Wozniacki (3°), campeona defensora, en la tercera ronda. ¿Quién se vio beneficiada? Naomi Osaka (4°), que venía de ganar el US Open 2018 y continuó la buena senda en Australia, al vencer a Petra Kvitova en la final.
Serena Williams vivió dos veces esta situación en Melbourne, que aprovechó con creces: en 2010 partía como máxima cabeza de serie y Dinara Safina (2°), Svetlana Kuznetsova (3°) y Wozniacki (4°) no superaron los octavos de final. La multicampeona coronó ante otra leyenda, Justine Henin.
Siete años más tarde, Serena (2°) se llevó la final entre hermanas Willams ante Venus luego de que Kerber (1°), Agnieszka Radwanska (3°) y Halep (4°) armen sus valijas en cuarta, segunda y primera ronda, respectivamente. Curiosamente, ese fue el último de los 23 Grand Slams del mito estadounidense.
Para encontrar el primer caso, ahora sí hay que retroceder de verdad: En 1997, Steffi Graf (1°) y Conchita Martínez (3°) se fueron en octavos de final, mientras que Aratxa Sánchez-Vicario (2°) en la tercera ronda. La pequeña Martina Hingis (4°), de tan solo 16 años, tomó la oportunidad, venció a Mary Pierce en la final y se adueñó de su primer Gran Slam.