En 1997, Martina Hingis llegaba a Miami sabiendo que más allá del resultado, se convertiría en la nueva líder del circuito femenino, entonces comandado por Steffi Graf.
Luego de un comienzo de temporada brillante, con los cuatro títulos recolectados hasta entonces -incluído el Australian Open-, la suiza de 16 años llegaba a Florida como la máxima favorita del torneo ante la ausencia de la alemana, que además era la campeona defensora.
En el trayecto se enfrentó a cuatro Top 20: primero a Elena Likhovtseva (19ª), después siguieron Mary Joe Fernandez (12ª) y Jana Novotna (4ª), y por último, en la definición del campeonato se cruzó con Monica Seles (5ª). En el segundo encuentro entre ambas, la nacida en Checoslovaquia volvió a imponerse, en esa oportunidad por 6-2 y 6-1. El historial entre ellas finalizó con una contundente diferencia hacia el lado de Hingis, quien ganó 15 de los 20 partidos que disputaron en la gira (1996-2002).
Inmediatamente después de festejar su logro en Miami, el 31 de marzo de 1997, Martina se posicionó como la nueva N°1 del mundo, destronando el récord de Monica Seles, la más joven en ocupar ese puesto hasta entonces (17 años). A los 16 años y 152 días, la suiza se estableció en un trono que supo retener a lo largo de 209 semanas en sus años como profesional, un número más que respaldado gracias a su palmarés de 43 preseas individuales (cinco títulos de Grand Slam).
Una carrera maratónica que además la tuvo como protagonista en dobles. A la par de sus actuaciones consagratorias en el circuito de singles, Hingis se las ingenió para dominar también en duplas. Durante 29 semanas, consiguió liderar ambas modalidades al mismo tiempo. En 2017, tras capturar nuevamente el N°1 en compañía de Sania Mirza, se despidió del tenis liderando como la campeona indiscutida que demostró ser.