Momento histórico, inolvidable. En el cierre de la segunda jornada de acción del singles masculino, en la cancha central, Juan Martín del Potro se impuso a Novak Djokovic, por entonces N°1 del mundo, por 7-6 (4) y 7-6 (2) en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Este lunes, 7 de agosto, se cumplen siete años de aquella hazaña en suelo brasileño.
Con más de 40 tiros ganadores y tras dos horas y media de acción, el argentino demolió al serbio, que se fue llorando del court, ante el asombro de todos. Genial actuación de La Torre de Tandil, quien después superó al español Rafael Nadal en semifinales y hoy sigue siendo el único tenista argentino con dos medallas olímpicas. Fue plata en Río 2016 y venía de lograr la presea de plata en la cita olímpica de Londres 2012, en el césped de Wimbledon.
En Río, en cancha dura, la superficie favorita de Del Potro, el argentino festejó a lo grande, muy emocionado, en pleno regreso al circuito tras otra operación. El llanto de ambos lo dijo todo. Del Potro, por alegría. Y Djokovic, por impotencia. Sí, ambos se retiraron del estado central de los Juegos Olímpicos entre lágrimas. El argentino se marchó con la sensación de que está de vuelta en la pelea y el N°1 del mundo lamentó no llevarse el oro, ese gran objetivo para el segundo semestre de la temporada, aún ahora pendiente en su rica carrera.
El argentino castigó durísimo con su derecha y supo mantener distancia con su revés, mucho más plano que en sus últimos partidos. Tuvo que ser paciente, además. Soportó la presión de ir siempre desde atrás ante el europeo y dio el golpe certero en el tiebreak. Del Potro hizo su mayor daño desde el servicio y se llevó el primer capítulo.
El segundo set corrió por el mismo camino, con un argentino encendiendo fuego desde cada impacto con la derecha y con un arsenal de tiros ganadores. No se dejó ganar por las emociones, siempre se mantuvo en la pelea ni bajó los brazos ante cada salvataje -y pedido de aliento- del serbio.
El cierre, a pura adrenalina. Sin dar oportunidades de quiebre en todo el partido, Del Potro tuvo en jaque en dos situaciones a Djokovic, en 4-3 y en 5-4, en los que llegó a estar 30-30. Pero Djokovic estaba para dar batalla. Sin embargo, el desempate fue todo suyo. Dos derechas paralelas, el sello de ese día, marcaron el desequilibrio. Y después, el desahogo.
Semanas atrás, Del Potro ya había dado un golpe de jerarquía en un contexto a tono con el de los Juegos, sacando de segunda ronda de Wimbledon al suizo Stan Wawrinka. El 7 de agosto, en el debut olímpico, se cargó al N°1 del mundo. Histórica victoria, como hace cuatro años en la lucha por el bronce en Londres.
Por eso, fue un triunfo heroico, para el baúl de los más hermosos recuerdos de la gran trayectoria de Delpo y también del tenis argentino y latinoamericano. Inolvidable, por donde se lo mire. De lujo.