Dos de los mejores jugadores de la historia como el serbio Novak Djokovic (7°) y el español Rafael Nadal protagonizarían probablemente el momento cumbre de su inolvidable rivalidad el 29 de enero de 2012, cuando dirimirán durante cinco horas y 53 minutos en el Australian Open para firmar la final más extensa en torneos Grand Slam.
Pese adelantarse en más de una ocasión en el marcador, el manacorí no lograría cerrar el pleito en la Rod Laver Arena, despertando el espíritu luchador del balcánico, que no se daría por vencido, festejaría 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5) y 7-5, y levantaría el quinto de sus 24 trofeos Majors, tercero consecutivo, luego de derrotar justamente al zurdo en Wimbledon 2011 y US Open 2011.
Un nuevo éxito del nacido en Belgrado, de 24 años en ese entonces y ya asentado en la cima del ranking ATP, quien había dejado en el camino a figuras de la talla de Lleyton Hewitt (181°), David Ferrer (5°) y Andy Murray (4°) en las rondas previas, evidenciaría su arrollador dominio versus el pupilo de Toni Nadal, contrincante al que derrotaría por 14° ocasión en el circuito, séptima al hilo, quedando a solo un triunfo para igualar el historial entre sí.
Luego de casi seis horas de partido, el serbio y el español sufrieron calambres durante la premiación del Australian Open 2012 y casi no pudieron estar de pie durante la ceremonia.
Sin embargo, la mayor curiosidad del legendario match sucedería en la premiación, etapa en que ambos contendientes no podrían mantenerse de pie durante el discurso, acusando diversos calmabres en las piernas y recibiendo sillas para descansar, exponiendo claramente el desgaste que había generado aquella definicíón en el cemento oceánico.
Cabe recordar que Nadal terminaría arriba 5-4 contra Djokovic en instancias decisivas en eventos grandes, a raíz de sus éxitos en US Open 2010 y 2013, y Roland Garros 2012, 2014 y 2020, reponiéndose a las caídas en Wimbledon 2011, US Open 2011, y Australian Open 2012 y 2019.
