Depende la región geográfica, el tenis se puede jugar en canchas rápidas de cemento al aire libre y bajo techo; también es posible practicarlo en el polvo de ladrillo -bien típico en Sudamérica- o en césped. Incluso, algunos lo llevan adelante en una playa de arena. Sin embargo, hay una situación que parece inimaginable: pelotear sobre el agua. Pero el ATP 500 de Acapulco, antes del comienzo de sus actividades oficiales, realizó un evento promocional en la bahía de la ciudad.
La organización montó una cancha a unos kilómetros de la costa, donde Holger Rune y Frances Tiafoe intercambiaron algunos golpes cerca de la red. Luego de haber sido trasladados en lanchas, se divirtieron un rato en la pista de color azul con líneas blancas. De esta manera, el certamen mexicano aprovechó para darle promoción a las marcas que lo acompañan en esta edición.
Con esta espectacular vista, @holgerrune2003 y @FTiafoe dieron el arranque oficial de actividades del #AMT2025. 🤩❤️🎾
— Abierto Mexicano de Tenis (@AbiertoTelcel) February 22, 2025
#CelebratingTennis pic.twitter.com/qVaFZkgZ9H
"Práctica matutina con Tiafoe", escribió en sus redes sociales el noruego, quien debutará ante el español Roberto Carballés Baena. En tanto, el nacido en Washington, que iniciará su recorrido frente al francés Alexandre Müller, apenas se encargó de repostear una historia de Instagram.
Rune, 12º del ranking, participará del campeonato que se celebra en Acapulco por tercera ocasión consecutiva. Tras dos semifinales, buscará romper la barrera y llegar al día final de competencia. Por su parte, Tiafoe, 18º en el escalafón internacional, es un habitué de la competencia: será la séptima vez que estará en el cuadro principal. Hasta el momento, su mejor resultado fueron los cuartos de final alcanzados en 2023.
No se trató de la primera vez en la que un campeonato decidió subir a dos tenistas a una cancha montada sobre el agua. En 2011, antes del comienzo del ATP 250 de Doha, en Qatar, Roger Federer y Rafael Nadal participaron del acontecimiento. Los jeques crearon un miniestadio en el Golfo Pérsico para que los dos mejores jugadores de ese tiempo pudieron pelotear un rato. Claro, era imposible jugar más de unos minutos, dado que las condiciones se tornaron inestables.
