Día triste para el mundo en general, especialmente para aquellos creyentes en la Iglesia católica, luego de que a primera hora de este lunes 21 de abril de 2024 se confirmara el fallecimiento del Papa Francisco.
Nacido en Flores, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio, que siempre expresó su fanatismo por los deportes, destacándose su pasión por el fútbol y su querido San Lorenzo de Almagro, cambió su nombre a Francisco el 13 de mayo de 2013, cuando recibió el honor de asumir su nuevo rol, en memoria de Francisco de Asís.
No obstante, el ex arzobispo de Buenos Aires y cardenal, el cual estuvo internado en el popular Policlínico Gemellien durante el último tiempo por una infección polimicrobiana y una neumonía bilateral, había recalcado las virtudes del tenis a principios del año pasado, ocasión en que organizó una audiencia con la delegación del Real Club de Tenis Barcelona, en marco de su 125° aniversario.
“No siendo un juego de equipo, sino individual o por parejas, plantea una faceta interesante para nuestra reflexión”, había comenzado el Pontífice, que totalizó 48 viajes al exterior durante sus 12 años de mandato, incluyendo algunos destinos exóticos como Mongolia, Irak y Papua Nueva Guinea, entre otros.
“Ni en el tenis ni en la vida podemos ganar siempre, pero será un combate enriquecedor si, jugando de forma educada y según las reglas, aprendemos que no es un combate sino un diálogo que implica nuestro esfuerzo, nos permite superarnos y tantas veces llega a ser artístico", extendió el Santo Padre.
En sintonía, el sucesor de Benedicto XVI, quien recibió una emotiva despedida del exjugador español Rafael Nadal, había expresado: “A veces nos sentimos solos, otras veces sostenidos por quien juega con nosotros este partido de la vida. Pero, incluso cuando jugamos en individuales, estamos siempre en la presencia del Señor que nos enseña lo que significa el respeto, la comprensión y la necesidad de una comunicación constante con el otro".
Por último, el Papa Francisco había afirmado la importancia del desarrollo humano y espiritual, así como había hecho hincapié en los niños, “aquellos que pueden beneficiarse de los valores del deporte en ámbitos sociales complejos y también de quienes podrían llegar a triunfar en la alta competición”.